Una vez estafadores, siempre estafadores

Una vez estafadores, siempre estafadores.

David Rivera y Donald Trump no están teniendo una buena semana.

Rivera, el ex miembro del Congreso del sur de la Florida, fue arrestado en Atlanta por cargos federales que incluyen no registrarse como agente extranjero. Según NPR, “la acusación penal recientemente revelada acusa a Rivera de usar sus vínculos con miembros del Congreso y la Casa Blanca del expresidente Donald Trump en un intento de negociar acuerdos de Estados Unidos con el régimen de Nicolás Maduro. Acusada junto con Rivera está Esther Nuhfer del condado de Miami-Dade, consultora política y cabildera con vínculos con Rivera”.

Es una vieja historia, al menos para muchos de nosotros que hemos sabido de las travesuras de Rivera durante demasiados años. Vieja también porque hay una mujer involucrada que seguramente terminará en la cárcel o con la vida hecha jirones. No será la primera vez que lleva a otra al fondo con él.

La cosa es que él se salva, ellas no.

En cuanto al expresidente, la “Organización Trump, el negocio inmobiliario familiar que convirtió a Donald J. Trump en multimillonario y lo impulsó de la televisión a la Casa Blanca, fue condenado el martes [6 de diciembre] por fraude fiscal y otros delitos”, informó The New York Times.

Dos estafadores en problemas, qué dulce suena eso…

Por supuesto, Trump pronto estará tuiteando o haciendo lo que sea que para que lo escuchen los malcontentos y demás idiotas. A ellos les señalará que no es a él a quien declaran culpable, fueron dos de sus empresas. Nos dirá que no tenía conocimiento de que esto estaba pasando. Culpará al estado profundo y a los demócratas amantes del comunismo que robaron las elecciones de 2020 y que insisten en derribarlo. Y al igual que Don Corleone en El padrino, que creó personas pantallas a fin de que asumieran la culpa, los señalará como culpables.

En Trump World, Trump nunca se equivoca… Y la razón por la que acabo de llamar idiotas a algunos de sus seguidores es porque siguen creyéndole. A pesar de que en la Organización Trump (en las películas les llaman familias), no pasa nada, ni se gasta un centavo sin que Trump lo sepa. Pero… casi 80 millones de ustedes votaron por este estafador.

En cuanto a los estafadores, David Rivera siempre ha interpretado a la perfección el papel de flim flam man. Cuando fue tras $50 millones del dinero de Venezuela, entró en una cancha de juego de alto nivel, y salió con el trasero mordido. “Ya era hora”, fue mi reacción cuando supe de la acusación.

Pero Rivera, al igual que Trump, culpará a otros, desviará las críticas y señalará con el dedo a los comunistas y otros enemigos políticos en Miami que, según él, lo han querido destruir durante mucho tiempo. Y me volveré a preguntar: ¿Cómo fue elegido este tipo? ¿Algunos de los votantes son tan estúpidos?

Alguien dijo una vez que “No se puede engañar a un hombre honesto”. Pero basado en estos dos, me pregunto cuántos hombres honestos quedan. ¿O es que solo quedan mujeres honestas?

Cualquiera que sea la respuesta a las preguntas anteriores, Trump y Rivera, junto con varios amigos y familiares, merecen pasar un tiempo contando cucarachas en la cárcel.

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