La histeria de los Anexionistas y Autonomistas puertorriqueños ante la nueva realidad electoral (+English)

Por muchos años los lideres de los partidos coloniales de Puerto Rico han aspirado a que, cuando se aproximan las elecciones, congresistas norteamericanos de los partidos republicano y demócrata respalden sus candidaturas. Un ejemplo fue la del congresista por Chicago, Luis Gutiérrez, demócrata y simpatizante de la independencia de Puerto Rico, cuando endosó al candidato autonomista, Aníbal Acevedo Vila, a la gobernación del 2004. Nada pasó. También los políticos de Puerto Rico han utilizado a los congresistas puertorriqueños para que ayuden a conseguir diferentes ayudas económicas que beneficien al país en educación, salud, infraestructura, seguridad, etc. A cambio se hacen actividades de recaudación que ayuden a esos congresistas en sus reelecciones.              

Puerto Rico logró — o se le concedió — un estatus político que no tuviera las características de una colonia clásica, evitando que Estados Unidos tuviera que informar a Naciones Unidas el estatus colonial de Puerto Rico. Para esos fines se redactó una constitución, que tuvo que ser aprobada por el Congreso norteamericano y le concedió el poder de veto a sus artículos, algo que sucedió. Hay que recordar que Puerto Rico es un territorio que “Pertenece a, pero no es parte de, Estados Unidos”. Es el Congreso norteamericano donde reside la autoridad total sobre Puerto Rico. La Constitución de 1952 creo el Estado libre Asociado (ELA), una especie de eufemismo cuya real dependencia se ha podido comprobar en los últimos años por decisiones de la Corte Suprema, el Departamento de Justicia y el Congreso de Estados Unidos. La creación de la Junta de Control Fiscal por el Congreso en 2016 anuló lo que por muchos años se conoció como “la autonomía fiscal del ELA”, uno de los pocos poderes que tenían los puertorriqueños.

Como parte de la constitución se creó la figura de Comisionado Residente, una especie de embajador ante el Congreso con derecho a participar en todas las comisiones congresionales, cabildear ante los congresistas por beneficios de interés económico para Puerto Rico y poder votar en los referéndums de todas las medidas legislativas sobre Puerto Rico, SIEMPRE Y CUANDO SU VOTO NO FUERA DECISIVO.

Durante los años 1990, con la elección del congresista puertorriqueño por Nueva York, José Serrano (1990), y el interés del gobernador Rafael Hernández Colon (Autonomista) a finales de su tercer cuatrienio, se designó y apoyó a la joven puertorriqueña Nydia Velásquez para que desarrollara un movimiento masivo de inscripciones de puertorriqueños en el registro de electores de Nueva York, con el propósito de aumentar la presencia puertorriqueña en el Congreso norteamericano. A partir de allí fueron electos la propia Nydia Velásquez y Luis Gutiérrez por Chicago, y más recientemente Alexandra Ocasio Cortez, una de las figuras más jóvenes electa al Congreso norteamericano y considerada del ala izquierda del Partido Demócrata; el joven Darren Soto, Demócrata por la Florida, y el Republicano Raul Labrado que renuncio a su puesto para postularse a la gobernación del estado de Idaho, elección que perdió en 2020.                      

Hacemos todo este breve recuento para llegar a un presente que desde 2020 cambia aceleradamente la política puertorriqueña. Luego del resultado de las pasadas elecciones cuando el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana, compuesto por independentistas no afiliados al PIP, autonomistas y anexionistas, desencantados con su respectivos partidos, lograron entre los dos el 28% de los votos, quedando los partidos tradicionales, el Partido Nuevo Progresista — PNP (Anexionista) con cerca del 33% y el Partido Popular Democrático — PPD (Autonomista) con apenas un 32%, partidos que usualmente ganaban las elecciones con el 45 % o 50 % de los votos. A pesar de las restricciones electorales a partir de los años 1940, que prohíben la coalición de partidos políticos para ir a las elecciones, se pudo dar la vuelta a la prohibición, comprometiéndose cada partido a votar por candidatos específicos de uno y otro partido, ignorando a los otros. De ahí que el candidato a la gobernación será Juan Dalmau del Partido Independentista y Ana Irma Rivera Lassen del Movimiento Victoria Ciudadana para la Comisaria Residente en Washington. Los demás candidatos se repartirán por municipios, senadores y representantes por acumulación y Distrito.                  

El primer síntoma de estos cambios, además del entusiasmo de ir “Unidos” y formar “El Junte” por primera vez en unas elecciones, sería el llamado a inscribirse y a votar por la Alianza de un grupo de artistas, compositores e intérpretes de la canción que jugaron un papel destacado en las convocatorias para expulsar del gobierno al gobernador electo, Ricardo Rosello, por primera vez en la historia, en el “Verano combativo” del 2019. En este grupo se destacan René Pérez, conocido como “Residente”, y Benito Antonio Martínez, conocido con “El Conejo Malo” o “Bad Bunny “, ambos con recursos económicos propios — se estima que cada uno acumula no menos de 50 millones de dólares — lo que les ha permitido colocar vallas publicitarias en todas partes del país, condenando la corrupción, atacando a los partidos tradicionales y haciendo un llamado al cambio. Los partidos tradicionales se enfrentan por primera vez a un grupo político con igualdad de recursos económicos para competir en unas elecciones, cuando en el pasado ellos dominaban casi todos los recursos. Esta fue la primera gran confrontación, tratando de impedir que se colocaran esas vallas e intentando desprestigiar a dichos artistas, algo que les ha sido imposible, al menos entre los jóvenes.

El segundo síntoma de estas elecciones sería el debilitamiento y la posibilidad que el otrora poderoso PPD (Autonomista), fundado por Luis Muñoz Marín, creador del ELA, llegue en tercer lugar en esta elección. El pasado 15 de octubre en un artículo de opinión del periódico El Nuevo Dia, el candidato a la Comisaria Residente a Washington por el PPD en las elecciones del 2020, Rafael Cox Alomar, hizo un llamado a los autonomistas del Partido Popular a que votaran por el cambio y la Alianza. Decía Cox Alomar en su escrito: “Prometieron muchas cosas que no cumplieron, una reforma electoral, prometieron luchar por la Universidad y la saquearon, prometieron luchar contra la corrupción y no lo hicieron… Algunos albergan la duda de que votar por Dalmau sería traición… Quienes único han traicionado al Partido Popular han sido quienes más recientemente lo han presidido, siempre de rodillas haciendo causa común con el PNP”.

En esta ocasión, al igual que en la anterior, vendrían las descalificaciones y el intento de restarle relevancia a las declaraciones del que fuera su candidato a Comisionado Residente en las pasadas elecciones de 2020. Lo cierto es que con estas manifestaciones se destaparon comentarios coincidentes de analistas políticos y académicos afines en el presente y el pasado al Partido Popular. Se resucitaría la idea del “Voto Útil” pero al revés: fue en las elecciones del 1985, cuando el entonces exgobernador y aspirante a un segundo término por el PPD, Rafael Hernández Colon, hiciera un llamado a los independentistas para que votaran por él, bajo el lema, “No bote su voto, defiende lo nuestro y tumba a Romero”, quien era su contrincante por el PNP en esas elecciones. De ahí surgiría el despectivo término de “Los Melones” para describir a los independentistas que votaban por los autonomistas para evitar el triunfo de los anexionistas: “verdes por fuera y rojos por dentro”, los colores del PIP y el PPD. Ahora se empieza a hablar “por lo bajo” de votar por la Alianza para evitar el triunfo de los anexionistas.

La tercera novedad, tal vez no la última, para estas elecciones fue la presencia en Puerto Rico de las congresistas por Nueva York, Nydia Velázquez y Alexandra Ocasio Cortez, que dieron una conferencia de prensa, en primer lugar, para endosar las candidaturas de Juan Dalmau para la gobernación y Ana Irma Rivera Lassen para la comisaría residente, y demás candidatos de la Alianza. En segundo lugar, las congresistas aclararían que las campañas de miedo lanzadas contra la Alianza son infundadas, que votar por Dalmau e Irma Lassen no ponen en peligro las relaciones con Estados Unidos, la ciudadanía ni las ayudas federales. Además, que ellas en el Congreso norteamericano están para defender los derechos de los puertorriqueños. Como detalle final, solicitaron al gobierno federal que vele porque no se violen las leyes electorales. Casualmente al día siguiente, el jefe de la fiscalía federal de Puerto Rico anunciaba la designación de un fiscal federal auxiliar para velar porque no ocurran irregularidades en el proceso electoral.                  

En sus palabras, la congresista Nydia Velázquez expreso: “Hoy de frente y de cara al sol, doy mi endoso a Juan Dalmau para la gobernación, Ana Irma Lassen a Comisaria Residente, a Manuel Natal para la alcaldía de San Juan y a todos los candidatos de la Alianza. Nunca abandonaré las luchas y las causas de mi país (Puerto Rico). Estamos aquí porque nos convoca la Esperanza”, terminando con la expresión de “Puerto Rico ni se rinde ni se vende”. Por otro lado, la representante Alexandra Ocasio Cortez decía: “No tenemos más tiempo que perder. La Alianza entre el PIP y el MVC nos ha mostrado que puede haber un Puerto Rico para todos los puertorriqueños…hoy estoy orgullosa de respaldar a Juan Dalmau, por su liderazgo, a Ana Irma Rivera Lassen por una vida de lucha y a Manuel Natal por la Esperanza en el futuro”                  

Las reacciones de los autonomistas no se hicieron esperar. Llovieron acusaciones de traición y de ser malagradecidas al Partido Popular, y en particular al difunto Hernández Colon, alegando que éste y su Partido fueron los responsables de haber hecho posible la carrera política de Nydia Velásquez en el Congreso norteamericano y, más grave aún, no apoyar la candidatura de Pablo José Hernández, nieto de Rafael Hernández Colon, a la Comisaria Resiente en Washington. Los anexionistas no se quedarían atrás, reclamando la no injerencia en los asuntos internos puertorriqueños y reclamando a los independentistas su alianza con los colonizadores, surgiendo una nueva terminología para describir la “ideología” de los anexionistas puertorriqueños, “Nacionalismo Estadista”.

El mundo al revés, pero con Esperanza.

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Translation to English:

The hysteria of Puerto Rican annexationists and autonomists in the face of the new electoral reality

For many years the leaders of Puerto Rican colonial parties have hoped that when elections approach, U.S. members of Congress from the Republican and Democratic parties would support their candidacies. One example was that of Chicago congressman Luis Gutiérrez, a Democrat and supporter of Puerto Rican independence, when he endorsed the autonomist candidate, Aníbal Acevedo Vila, for governor in 2004. Nothing happened. Puerto Rican politicians have also used Puerto Rican members of Congress to help obtain different economic aids that benefit the country in education, health, infrastructure, security, etc. In exchange, fundraising activities are carried out to help these members of Congress in their reelections.

Puerto Rico achieved — or was granted — a political status that did not have the characteristics of a classic colony, allowing the United States from having to inform the United Nations of Puerto Rico’s colonial status. For these purposes, a constitution was drafted, which had to be approved by the U.S. Congress which granted them the power to veto its articles, something that happened. It must be remembered that Puerto Rico is a territory that “belongs to, but is not part of, the United States.” It is the U.S. Congress that has total authority over Puerto Rico. The 1952 Constitution created the Commonwealth of Puerto Rico (ELA), a kind of euphemism whose real dependence has been proven in recent years by decisions of the Supreme Court, the Department of Justice and the United States Congress. The creation of the Fiscal Control Board by Congress in 2016 annulled what for many years was known as “the fiscal autonomy of the ELA,” one of the few powers that Puerto Ricans had.

As part of the constitution, the figure of Resident Commissioner was created, a kind of ambassador to Congress with the right to participate in all congressional committees, lobby congressmen for benefits of economic interest to Puerto Rico, and be able to vote in referendums on all legislative measures regarding Puerto Rico, AS LONG AS HIS VOTE WAS NOT DECISIVE.

During the 1990s, with the election of the Puerto Rican congressman for New York, José Serrano (1990), and the interest of Governor Rafael Hernández Colon (Autonomist) at the end of his third term, the young Puerto Rican Nydia Velásquez was appointed and supported to develop a massive movement of registration of Puerto Ricans in the voter registry of New York, with the purpose of increasing the Puerto Rican presence in the U.S. Congress. From there, Nydia Velásquez herself, and Luis Gutiérrez, from Chicago, were elected and more recently Alexandra Ocasio Cortez, one of the youngest figures elected to the US Congress and considered to be on the left wing of the Democratic Party; the young Darren Soto, Democrat for Florida, and the Republican Raul Labrado, who resigned from his position to run for governor of the state of Idaho, an election he lost in 2020.

This brief is recounted to reach a present day that has rapidly changed Puerto Rican politics since 2020. Following the results of the last elections, when the Puerto Rican Independence Party (PIP) and the Citizen Victory Movement, made up of independentists (those seeking total independence) not affiliated with the PIP, autonomists and annexationists, disenchanted with their respective parties, together obtained 28% of the votes, leaving the traditional parties, the New Progressive Party — PNP (Annexationist) with about 33% and the Popular Democratic Party — PPD (Autonomist) with barely 32%, parties that usually won elections with 45% or 50% of the votes. Despite the electoral restrictions from the 1940s onwards, which prohibited the coalition of political parties to go to elections, the prohibition was overcome, with each party committing to vote for specific candidates from one or the other party, ignoring the others. Hence, the candidate for governor will be Juan Dalmau of the Independence Party and Ana Irma Rivera Lassen of the Citizen Victory Movement for the Resident Commissioner in Washington. The other candidates will be distributed by municipalities, senators and representatives by accumulation and district.

The first symptom of these changes, in addition to the enthusiasm to go “United” and form “El Junte” for the first time in an election, would be the move to register and vote by an alliance of artists, composers and singers who played a prominent role in the calls to expel the elected governor, Ricardo Rosello, from the government for the first time in history, in the “Combative Summer” of 2019. In this group, René Pérez, known as “Residente”, and Benito Antonio Martínez, known as “El Conejo Malo” or “Bad Bunny”, stand out, both with their own economic resources — it is estimated that each one is worth no less than 50 million dollars — which has allowed them to place billboards all over the country, condemning corruption, attacking traditional parties and calling for change. The traditional parties are facing, for the first time, a political group with equal economic resources to compete in an election, when in the past they dominated almost all the resources. This was the first major confrontation: trying to prevent these fences from being put up and trying to discredit these artists, something that has been impossible, at least among young people.

The second symptom of these elections would be the weakening, and the possibility that the once powerful PPD (Autonomist) — founded by Luis Muñoz Marín, creator of the ELA — comes in third place in this election. On October 15, in an opinion article in the newspaper El Nuevo Dia, the candidate for Resident Commissioner in Washington for the PPD in the 2020 elections, Rafael Cox Alomar, called on the autonomists of the Popular Party to vote for change and the Alliance. Cox Alomar wrote: “They promised many things that they did not fulfill, including an electoral reform; they promised to fight for the University and they looted it; they promised to fight against corruption and they did not do it… Some harbor the doubt that voting for Dalmau would be treason… The only ones who have betrayed the Popular Party have been those who have most recently presided over it, always on their knees making common cause with the PNP.”

On this occasion, as in the previous one, there would be disqualifications and the attempt to downplay the statements of the one who was his candidate for Resident Commissioner in the last elections of 2020. The truth is that with these statements, coinciding comments were uncovered by political analysts and academics who were close to the Popular Party in the present and in the past. The idea of ​​the “Useful Vote” would be resurrected but in reverse: it was in the elections of 1985, when the then former governor and candidate for a second term for the PPD, Rafael Hernández Colon, called on the Independentists to vote for him, under the slogan, “Don’t throw away your vote, defend what is ours and overthrow Romero”, who was his opponent for the PNP in those elections. From there arose the derogatory term “Los Melones” (the Melons) to describe the Independentists who voted for the autonomists to avoid the triumph of the annexationists: “Green on the outside and red on the inside,” the colors of the PIP and the PPD. Now people are beginning to talk “on the down low” about voting for the Alliance to avoid the triumph of the annexationists.

The third novelty, perhaps not the last, for these elections was the presence in Puerto Rico of the congresswomen for New York, Nydia Velázquez and Alexandra Ocasio Cortez, who gave a press conference, first to endorse the candidacies of Juan Dalmau for governor and Ana Irma Rivera Lassen for resident commissioner, and other candidates of the Alliance. Secondly, the congresswomen would clarify that the fear campaigns launched against the Alliance are unfounded, that voting for Dalmau and Irma Lassen does not endanger relations with the United States, citizenship or federal aid. In addition, they are in the U.S. Congress to defend the rights of Puerto Ricans. As a final detail, they asked the federal government to ensure that electoral laws are not violated. Coincidentally, the following day, the head of the federal prosecutor’s office in Puerto Rico announced the appointment of an assistant federal prosecutor to ensure that irregularities do not occur in the electoral process.

In her own words, Congresswoman Nydia Velázquez said: “Today, face to face with the sun, I endorse Juan Dalmau for governor, Ana Irma Lassen for Resident Commissioner, Manuel Natal for mayor of San Juan and all the candidates of the Alliance. I will never abandon the struggles and causes of my country (Puerto Rico). We are here because Hope calls us,” ending with the expression “Puerto Rico neither surrenders nor sells out.” On the other hand, Representative Alexandra Ocasio Cortez said: “We have no more time to lose. The Alliance between the PIP and the MVC has shown us that there can be a Puerto Rico for all Puerto Ricans… today I am proud to support Juan Dalmau, for his leadership, Ana Irma Rivera Lassen, for a life of struggle, and Manuel Natal for Hope in the future.”

The reactions of the autonomists were not long in coming. Accusations of treason and ungratefulness rained down on the Popular Party, and in particular on the late Hernández Colon, alleging that he and his Party were responsible for making Nydia Velásquez’s political career in the U.S. Congress possible and, even more serious, for not supporting the candidacy of Pablo José Hernández, grandson of Rafael Hernández Colon, to be the Resident Commissioner in Washington. The annexationists would not be left behind, demanding non-interference in Puerto Rican internal affairs and demanding that the Independence Party ally itself with the colonizers, giving rise to a new terminology to describe the “ideology” of the Puerto Rican annexationists, “Statist Nationalism.”

The world seems upside down, but with Hope.