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Julio Carranza: La economía cubana sigue un modelo agotado (Video)
Mariana Camejo y Jorge Bacallao entrevistan a Julio Carranza, doctor en Ciencias Económicas y profesor universitario. Juntos conversan sobre la gravedad de la crisis económica en Cuba y posibles soluciones en un contexto difícil.
Mariana Camejo (MC): Hola a todos los que nos están viendo y escuchando a través de las plataformas de audio. Bienvenidos de vuelta a La Sobremesa, un podcast de La Joven Cuba donde hablamos con la ligereza y el desparpajo de quien está en la sala de su casa.
Jorge Bacallao (JB): Y pareciera que fue ayer que estuvimos aquí por última vez, pero no, hace ya casi año y medio. Y bueno, regresamos más o menos con las mismas condiciones. Sus anfitriones de siempre, Mariana Camejo, periodista, directora de La Joven Cuba (LJC), y un servidor, Jorge Bacallao, colaborador de LJC. Estamos aquí, ya les decía, con la misma idea de la primera temporada: meternos en temas de impronta social con expertos, con invitados distinguidos, y hacerlo siempre con ese tono desenfadado que convierte una entrevista en una conversación amena.
MC: Otro año, otro set, pero con el mismo espíritu de sentarnos a conversar y compartir ideas. Y si algo nos quedó claro de la primera temporada es que la gente quiere conversar más de economía. Así que, precisamente por esa razón, abrimos esta segunda temporada de La Sobremesa hablando sobre economía en Cuba.
JB: Exactamente, porque la gente ha pedido y ha pedido. La gente es insaciable. Así que no se mueva de ahí, que se pierde el principio.
MC: Y para este primer episodio tenemos aquí a un doctor en Ciencias Económicas, profesor titular de la Universidad de La Habana, que ha sido director de oficinas de la UNESCO en varios países de América Latina. Bienvenido a La Sobremesa: Julio Carranza.
Julio Carranza (JC): Muchas gracias por la bienvenida. Aquí estoy con ustedes dispuesto a conversar, como dicen ustedes, de una manera relajada sobre un tema que no está muy relajado.
JB: Hacer un episodio sobre economía en Cuba es un desafío, porque es un tema, primero, tan amplio, y segundo, tan enrevesado. Entonces yo quisiera que empezaras diciéndonos ¿cuáles crees tú que sean los principales problemas de la economía cubana, haciendo énfasis en lo que es posible todavía resolver con eficiencia?
JC: Antes de entrar directamente en tu pregunta —me parece una pregunta muy pertinente y también muy amplia—, quería tomar algo que dijiste en la introducción. Es que la gente pedía que se hablara cada vez más de economía. Y es lógico que con una situación como esta exista esa demanda extendida en la ciudadanía en general, en el ciudadano común, no solamente los especialistas, porque la gente es parte de la economía, no solamente es parte de la economía: es el componente fundamental de la economía.
Pero cuando la economía funciona en condiciones, digamos, aceptables, en condiciones normales, se vive como parte de la economía sin que uno se preocupe mucho por cómo está la economía. Pasa como con la salud: cuando se goza de buena salud, cuando se está bien, joven, enérgico, dinámico, pues la preocupación por los problemas de salud de un ser humano es mínima.
Sobre eso me preguntas. Pero cuando le aparecen algunos problemas, algunos achaques, algunas dolencias, inmediatamente empiezan las preocupaciones, la referencia y algunos hasta se hacen expertos en aquello que consideran que puede ser su enfermedad. Y es un poco lo que pasa con la economía cubana hoy, que está en una situación muy difícil, muy complicada. Y esa situación difícil y complicada tiene impacto sobre la vida cotidiana de la gente, en cada hora y en cada minuto del día.
Por lo tanto, se genera esta preocupación e interés legítimo por la economía, por la pregunta de cuál es la situación de la economía cubana y cuáles son las alternativas para poder superarla. Es una pregunta fundamental para cualquier economista. Me parece que es importante también empezar por saber en qué estamos parados, dónde está parada la economía cubana.
Hoy día la economía está atravesando una crisis, pero también pudiéramos decir que no solamente es la economía: es la sociedad la que está atravesando una crisis. Porque la economía no es la única dimensión de lo social, pero sí una de las más importantes, porque es la que garantiza la base material para la reproducción de la vida misma.
Hoy día la economía está atravesando una crisis, pero también pudiéramos decir que no solamente es la economía: es la sociedad la que está atravesando una crisis.
Y cuando hay una situación difícil en ese proceso de reproducción de la vida material de la gente, de la satisfacción de las necesidades, obviamente esa dimensión económica adquiere una importancia mayor que en otros momentos en los cuales eso funciona de manera, vamos a decir, adecuada.
Ahora, esa crisis, cuando uno trata de explicarla, de analizarla, tiene que entender que se expresa en diferentes dimensiones.
Primero, hay una crisis respecto a lo que es el principal indicador de una economía cualquiera, que es su nivel de crecimiento. La economía cubana está en una situación de estancamiento. El Producto Interno Bruto, que es el indicador más agregado para medir la situación de la economía, en el año 2024 —la última cifra que existe— y el primer semestre del 2025 que estamos terminando, no parece ser mejor. En el 2024, la economía estaba todavía diez puntos por debajo de lo que había estado la economía cubana en el año 2019. Quiere decir que hay un proceso no solamente de estancamiento, sino de retroceso de la economía. Y esto está acompañado además por otras expresiones que se sienten también en la vida cotidiana. Probablemente la más importante de ellas es la situación de inflación que hay.
Hay que entender que los indicadores económicos tienen una expresión concreta y otra dimensión que es más cualitativa. Hay una dimensión más cuantitativa y una dimensión más cualitativa. Quiere decir, usted puede medir los niveles de inflación y se sabe que más allá de ciertos límites o niveles de inflación altos, una economía tiene que entender que son expresión de problemas.
A veces esos indicadores —un poco como ha pasado recientemente con algunos de los precios crudos— se desaceleran, pero el impacto cualitativo de eso sigue siendo tan negativo como el que existía un poco antes de que se moviera el indicador. Porque el problema fundamental que está expresando la inflación y el estancamiento que tenemos es que hay una falta de correlación entre los niveles de ingresos que tiene el ciudadano común —los ingresos fundamentales en Cuba son salarios y pensiones— y el nivel que tienen los precios.
Los productos fundamentales para la vida cotidiana de la gente en los diferentes segmentos de mercado, tanto los mercados regulados como los mercados libres que hoy tenemos funcionando en la economía. Entonces, esa falta de correspondencia entre ingresos y nivel de precios es probablemente el problema social, y yo diría también que el problema político más serio que tiene el país actualmente, y que es resultado de la situación en la cual se encuentra la economía.
Esa falta de correspondencia entre ingresos y nivel de precios es probablemente el problema social, y yo diría también que el problema político más serio que tiene el país.
Por eso es tan importante hablar de la economía.
JB: Es importantísimo, Julio. Mucha gente tiene la percepción de que las cosas están más caras, y si uno, por ejemplo, busca el precio en dólares, las cosas están hasta más baratas, lo que la gente sigue ganando muchísimo menos. Y eso creo que es lo que…
MC: Claro, el dólar es el que marca la…
JC: …referencia. Por eso digo que hay una dimensión cualitativa que es la que importa, porque el ciudadano común lo que siente es si lo que gana alcanza para solucionar sus necesidades básicas. Si tú le dices, por ejemplo: «la inflación bajó un punto», es posible que sea cierto que haya bajado un punto, pero en términos cualitativos todavía eso no significa nada para él.
Tendría que bajar mucho más para que sea desde el punto de vista social perceptible, aunque no es despreciable para los análisis de la economía cómo se va moviendo el índice de inflación.
MC: Carranza, para el dossier que organizamos en La Joven Cuba, Recomendaciones urgentes para la economía cubana, tú escribiste un texto que se titulaba «Lo más importante es la integralidad de la reforma». ¿Qué significa eso y por qué?
JC: Bueno, para responderte eso que me pidieron cuando me hicieron esa consulta, que dijera lo que yo consideraba lo más importante. Y eso dije. Pero claro, es una frase que sintetiza muchas cosas. Yo quisiera añadir un par de cosas más a la pregunta anterior para poder explicarte por qué razón.
Dimensiones de la crisis
La situación que tiene el déficit presupuestario, —a pesar de que también se ha reducido— está muy por encima de los niveles que se pueden considerar sanos para una economía.
También la existencia de una diversidad de tasas de cambio. Como sabemos, la diferencia de las tasas oficiales, que son más de una, hasta la tasa que se mueve en el mercado —vamos a decir— paralelo, que es a la cual tienen que recurrir muchos de los actores económicos para poder funcionar económicamente. Y también está el caos monetario que tenemos hoy.
Quiere decir: en una economía están circulando diversidad de modelos. Esa es la dimensión de la crisis muy rápidamente expresada a nivel de lo macroeconómico, a nivel de la crisis de estancamiento, de crecimiento. Hay una segunda dimensión, que son crisis sectoriales. Quiere decir, que se expresan con mayor fuerza en algunos sectores de la economía.
Pudiera mencionar varios, pero voy a hablar de dos. En primer lugar, el sector energético. Sabemos la situación que tiene, no me voy a detener ahí, pero la capacidad de generación del país y su potencial de recuperación está muy por debajo de las demandas que tiene Cuba. Esto tiene un impacto muy fuerte —repito— en la vida cotidiana de la gente, pero también tiene un impacto fuerte sobre el funcionamiento de la economía. Porque la planta económica se para, como también se paran las casas cuando hay falta de fluido eléctrico, sumado a lo que significa en temas de abastecimiento de agua, de condiciones para poder cocinar, etc. Ahí hay otra dimensión de la crisis, en este caso sectorial.
Otra dimensión sectorial es el tema de la producción de alimentos. O sea, probablemente la demanda más importante que existe en Cuba sea la de tener una disposición de alimento que satisfaga la necesidad mínima de alimentación de la población en general. Y la capacidad de producción de alimentos en el sector agropecuario, que se encarga de producir este tipo de mercancía —quiere decir, las diferentes formas de los alimentos— sumado a las importaciones de alimentos, está también en una situación crítica. La oferta de alimento está por debajo de la demanda que la sociedad tiene para garantizar una…
Probablemente la demanda más importante que existe en Cuba sea la de tener una disposición de alimento que satisfaga la necesidad mínima.
MC: Alimentación básica.
JC: …básica en condiciones normales. Y ese déficit entre una cosa y la otra también es causa de que se mantengan, sobre todo en los mercados de formación de precios libre, muy caros los alimentos, muy por encima de la capacidad de compra que tiene la mayor parte de la población.
Y una tercera dimensión, y esta la señalo porque es la que tiene que ver con la pregunta que me haces ahora, es la crisis del modelo de funcionamiento de la economía. ¿Cuál es? La economía cubana funciona con un modelo —que no me voy a extender aquí a explicarlo por razones de tiempo— que a todas luces es obsoleto. Quiere decir, necesita una transformación profunda. Y esto, en mi opinión, es condición para superar el resto de la crisis. Por eso hablo de la necesidad de la transformación integral.
¿Qué quiere decir el modelo de funcionamiento de la economía? El modelo justamente de economía tiene que ver con cómo operan las empresas, con cómo operan los mercados, con cuál es el lugar de la planificación, con cómo se establecen los precios, cómo el sistema de incentivos, cómo son los salarios, cuál es la relación entre los diferentes sectores de la economía, tanto privado, cooperativo como estatal.
O sea, todas estas cosas que definen cómo se articula una economía nacional y cómo se articula esta con los mercados internacionales, tiene que ver con la forma bajo la cual se organiza, se regula y se conduce la economía. Y eso, actualmente, creo que es evidente que tiene que ser objeto de transformaciones profundas e integrales.
Ahora voy a responder tu pregunta: ¿Por qué razón yo decía que lo más importante es la integralidad de la reforma? Porque la economía —y a veces se olvida, parece que se olvida— es un sistema complejo. Quiere decir que está integrado por una diversidad grande de factores y el tratamiento a uno de esos factores tiene implicaciones necesariamente para el resto. Y por eso parece una verdad obvia.
Bueno, es tan obvia, pero sin embargo se olvida con demasiada frecuencia. Si ustedes me preguntan cuál ha sido la razón fundamental por la cual muchas de las medidas que se han tomado para mejorar las condiciones de la economía han terminado en un fracaso, es precisamente porque no se le ha dado un tratamiento integral y con suficiente calado a la reforma económica.
Si me pides un ejemplo más claro —y hay otros— fue el ordenamiento monetario que se inició en el 2021. Que la economía cubana necesitaba y necesita un ordenamiento monetario está fuera de discusión. Por supuesto que sí. Había consenso sobre eso. Pero el problema —y ya esto es un tema, obviamente, que tienen que discutir los especialistas, que en su momento advertimos, lo discutimos— es que eso no se puede hacer de cualquier manera. Se tiene que hacer con un determinado orden. Quiere decir, una determinada secuencia donde lo primero tiene que ser lo primero y no puede ser que lo tercero sea lo primero y al revés, porque altera todo.
Y también tiene que hacerse bajo determinadas premisas y en determinado momento. El Ordenamiento se hizo en el peor momento y sin la secuencia adecuada.
JB: Pues la pandemia.
JC: En el medio de la pandemia. Fue en enero del 21. El Ordenamiento significó una devaluación fuerte del peso cubano para la operación de las empresas, que estaba un dólar a 24 para operaciones empresariales. Digo que, para la población, esto significa que una parte muy importante de los costos de las empresas se multiplica por 24. Y eso se hizo de un plumazo.
Cuando eso sucede, obviamente se va a producir un incremento de los precios. Para compensar el incremento de los precios, se aumentan salarios y pensiones. Pero la economía no tenía capacidad para generar la suficiente oferta que ese crecimiento de la demanda iba a generar. Y, por lo tanto, la economía, que siempre busca sus equilibrios, así sea de manera espontánea, no tuvo una respuesta productiva, sino una respuesta inflacionaria.
Quiere decir, el «equilibrio» se estableció vía precios. Y eso dio lugar a una inflación que se mantiene hasta hoy. Y si tú revisas los objetivos del Ordenamiento —así declarado— eran: establecer una moneda única, una sola tasa de cambio, recuperar el interés por el trabajo, subir la productividad, eliminar la diversidad de segmentos que tenía la economía. Y hoy tenemos varias tasas de cambio, varias monedas circulando, una caída de la productividad del trabajo, no hay una recuperación del interés por el trabajo, estamos en una situación de mayor segmentación de la economía.
Porque —sin dejar de ser esto necesario— el Ordenamiento, en términos generales, se hizo de una manera que un sistema complejo no puede asimilar de la manera que se esperaba. Todo lo contrario.
Hay otro ejemplo que es más polémico, pero yo siempre insisto en eso y tengo argumentos para poder discutirlo con quien desee. Todo lo que digo son opiniones personales, por cierto. No tengo que agradarle a nadie y, por supuesto, está sujeto al debate. Pero digo, otro ejemplo: el de la bancarización. Por supuesto que una economía moderna necesita que haya un nivel de bancarización posible, por una cantidad de razones. Pero una bancarización en una situación en la cual la banca está…
¿Hay dudas con eso? Vayamos a las fuentes. Vayamos a un banco para que veamos la cantidad de gente que está ahí. Los cajeros no funcionan. La cantidad de dinero que se permite sacar en cajas es absolutamente insuficiente para las necesidades de la gente, etc.
Entonces, a la afirmación «la bancarización es necesaria», la respuesta es: por supuesto que sí. Pero no de cualquier manera, porque la economía es un sistema complejo.
La integralidad de la reforma
Entonces, digo todo esto para explicar por qué razón la reforma debe ser integral. Yo he hablado de la necesidad de integralidad de la reforma económica, pero me he referido a algunos aspectos. Ahora quiero redondear un poco esta idea. La economía tiene una cantidad de nudos que necesitan de atención urgente y tiene también la necesidad de hacer transformaciones estructurales.
Hay una, en mi opinión, la discusión acerca de que atender las urgencias es postergar las transformaciones estructurales. Yo creo que eso es parte de la integralidad. Hay que atender las urgencias, pero esas urgencias tienen que estar en una solución de articulación clara con las transformaciones estructurales.
MC: Como poner…
JB: …parches. Vulgarmente ahí, cogiendo parches toda la vida.
JC: Que es uno de los problemas que yo creo que hemos estado padeciendo en la economía.
JC: Ahora te voy a hablar de algunas urgencias de la economía. La estabilización económica, que es una palabra que a lo mejor el que no es economista no lo entiende bien, tiene que ver con establecer equilibrios que permitan, entre otras cosas, reducir la inflación.
Quiere decir, colocar los precios en una franja que sean coherentes con el nivel de ingreso medio de la población. Eso tiene que ver con cómo tú manejas tanto el tema de los precios como el nivel de ingreso que tiene la población, el uso de los ahorros, etc.
Pasa por el tema de la formación de precios, pasa por la política fiscal y por la reducción del déficit presupuestario. Son una cantidad de cosas que están, que deberían estar, en los indicadores fundamentales que tienen que ver con los equilibrios macroeconómicos, que deben corresponder a una economía. Y los equilibrios macroeconómicos son muy importantes para que la economía funcione en condiciones adecuadas y para que las transformaciones que se hagan sean efectivas.
Pero a la vez, las transformaciones son fundamentales para mantener los equilibrios macroeconómicos. Si tienes un plan de estabilización que, entre otras cosas, permita una reducción rápida o lo más rápida posible de la inflación —porque las consecuencias de la inflación no son solo económicas, son también políticas—, y esto no se debe olvidar nunca.
Hay un segundo problema serio, que también es una urgencia de la economía, que es el tema de la deuda externa. La economía cubana necesita recursos. Con razón, muchos compañeros dirigentes de la economía del país dicen que es un problema fundamental que el país no cuenta con suficientes recursos. Y es cierto.
Recuerden que este es un país que está sometido a una guerra económica, y eso hay que decirlo de manera muy clara. Porque es una verdad tan clara como el sol. Ahora, esa insuficiencia de capacidad de recursos es un problema que la economía tiene que solucionar. Y la tiene que solucionar con una mayor capacidad exportadora, con una mayor capacidad de gestionar inversión extranjera —que está en niveles muy bajos en Cuba—, con una mayor capacidad de obtener créditos de la banca internacional, a pesar de las presiones de la guerra que se le hace a Cuba por parte de los Estados Unidos, para ser claro.
Este es un país que está sometido a una guerra económica, y eso hay que decirlo de manera muy clara.
Pero un nuevo obstáculo para poder resolver eso es el problema de la deuda. Es imposible en el mundo de hoy lograr una relación sistemática y favorable con los agentes económicos internacionales si el país no tiene capacidad de pago. Claro, porque en el mundo de hoy los acuerdos políticos no operan como operaron en el mundo previo a la caída del Muro de Berlín. Es muy importante tener buenas relaciones, acuerdos políticos, pero si eso no está respaldado por una economía que esté en condiciones de insertarse de una manera efectiva, eficiente en los circuitos económicos internacionales, no hay acuerdo político que pueda resolver eso. Lo demás son fuegos artificiales.
Varios economistas hemos propuesto —obviamente, una vez que se toma esa decisión, eso hay que pensarlo de manera muy fina— la posibilidad de cubrir parte de esa deuda con activos que el país tiene y que están en estos momentos subutilizados. ¿Como qué? Vivienda, etc. Siempre con un temor —que es correcto como precaución—…
MC: En cuanto a…
JC: …que no puedes tú conceder soberanía. Pero hay maneras de hacer eso, sobre todo en una situación de necesidad como la que tenemos, cuidando la soberanía del país, estableciendo determinados plazos, condiciones, etc. Todo eso se puede hacer. Y eso podría generar una dinámica de mucho mayor interés por parte de inversionistas internacionales.
Eso es bueno. Eso es favorable. Eso significa que puedes pagar a mayores plazos. Y hay algunas deudas que se han perdonado, y está bien. Pero eso no te abre créditos frescos.
No puedes seguir pidiendo sobre la base de un incumplimiento sistemático. Que el incumplimiento no solamente tiene que ver con problemas de Cuba, sino con problemas de la agresión externa. Pero el hecho es que hay incumplimientos.
No puedes seguir pidiendo sobre la base de un incumplimiento sistemático.
Esa explicación no es suficiente para una empresa a la cual se le debe dinero. La pregunta de una empresa es: ¿puede pagar? ¿No puede pagar? ¿Puede hacer negocio? ¿No puede hacer negocio? Y si se pueden hacer, lo hacen. Y si no lo pueden hacer, simplemente no lo hacen. Porque son empresas, no son organizaciones de caridad. Son empresas que funcionan con una lógica de mercado, aun aquellas que vienen de países que tienen una excelente relación política con Cuba. Entonces ahí tienes un problema urgente que hay que resolver.
MC: Por supuesto, Carranza. Pero aquí cada vez que las políticas que se implementan fracasan, en el discurso oficial público se dice que es por culpa de las sanciones. ¿Y yo me pregunto, bueno, pero es que no se diseñan pensando en las sanciones? ¿Tenemos que quedarnos sentados y esperar a que las sanciones se levanten para poder levantar el país?
JB: Porque tal pareciera que fue un plan que contaba con la benevolencia del enemigo.
JC: Entonces, en fin, todo eso es parte de lo que está en el debate. Yo he tomado mi opinión sobre eso. Creo que tan falta de objetividad sería decir que todos los problemas que tiene este país se deben a la agresión externa, como decir lo contrario.
Las causas de la crisis actual, en mi opinión, es una combinación de varios factores.
En primer lugar —voy a decir uno más general— este es un contexto de una economía internacional que está llena de tensiones por todas partes. Y eso impacta en una economía como la nuestra. Desde el punto de vista directo, está, de un lado, una política de los Estados Unidos muy fuerte contra Cuba. Pero no es que lo diga yo. ¿No acaban de escuchar ustedes las declaraciones del encargado de negocios de los Estados Unidos en Cuba, después de un recorrido que ha hecho y todo esto, diciendo: «vamos a tener una política para Cuba dura»? Fue la expresión que utilizó, ¿sí o no?
Entonces él está aceptando que es una política dura, como lo es. Inmediatamente después dice: «lo que está pasando en Cuba no tiene que ver con esta política». ¿Ustedes se dan cuenta que es un discurso que no se sostiene?
Ahora, esa no es la única causa de los problemas que hay en Cuba. La otra causa, y mucho más importante —digo, no que sea más importante porque tenga mayor impacto, es más importante porque es en la cual podemos actuar o hacer…
MC: Algo.
JC: …que es: ¿cuál es la capacidad de respuesta que tiene el país para poder enfrentar una situación cuyos condicionantes están fuera de su voluntad? Porque por supuesto que el bloqueo hay que condenarlo, pero eso no es razón suficiente para que cambie.
O sea, tú tienes que asumir que vas a vivir en ese contexto de restricciones fuertes desde el sector externo, la economía, a través de toda la guerra económica. No solamente del bloqueo, que es la lista ante la cual está Cuba, lo que significa eso, la salida del sistema Swift, etc.
Entonces, esa respuesta, en mi opinión, ha sido insuficiente. El socialismo es una teoría, pero también es una historia. O sea, el socialismo tiene la teoría —que es todo lo que sobre eso se ha escrito, los clásicos y otros— y tiene una historia que comienza como historia en octubre del 17 en Rusia. Y continúa hasta hoy.
En la historia del socialismo —muy bien la teoría— a esta altura hay dos modelos, uno o dos modelos fundamentales —estoy obviamente esquematizando—: uno que es el socialismo europeo soviético, cuyo fracaso vimos a finales de la década de los 80 y principios de los 90, y otro, fundamentalmente en países de Asia como China y Vietnam, que tiene una historia de éxito con una cantidad de rasgos muy interesantes que hay que tomar en cuenta.
La economía cubana se sigue pareciendo más al modelo fracasado que al modelo exitoso. Entonces ahí hay un desafío grande para la reforma. Debo decir esto: no estoy hablando de copiar nada. Ningún país puede copiar porque las condiciones específicas te obligan a tener en cuenta tus condicionantes. Por tanto, no se trata de decir «lo que hay es que poner aquí un modelo patrón». Pero el trazo, el trazo grueso, el trazo grueso de la reforma, en mi opinión, debe pasar —obviamente— por el tipo de trayectoria que han tenido economías como la de Vietnam y China.
La economía cubana se sigue pareciendo más al modelo fracasado que al modelo exitoso. Entonces ahí hay un desafío grande para la reforma.
Hablamos en un momento del carácter integral de la reforma. Y yo hablaba de algunas de sus dimensiones, que tienen que ver con la estabilización macroeconómica, etc. Pero está la parte dura y fundamental de las reformas, que tiene que conectar con esta. Que tiene también una cantidad de dimensiones. Pero sus dos dimensiones, sus dos corazones fundamentales en la situación de Cuba, en mi opinión, son los siguientes:
Primero: una reforma de la empresa estatal, no para que deje de ser pública, sino para que deje de ser ineficiente. Y dos: una reforma del subsistema de producción agropecuaria, que está funcionando bajo formas de organización que le impiden superar niveles bajísimos de producción en los diferentes renglones.
Estos son los dos corazones. Quiero decir un par de palabras sobre cada uno de ellos…
MC: Carranza, te voy a interrumpir ahí mismo, perdóname, porque vamos a invitarte a un café. Usted suscríbase al canal, comente y dele like.
MC: Bueno, Carranza. ¿Qué tal está el café?
JC: Bastante mejor que la economía, porque…
JB: Jajaja.
MC: ¿Pero me ibas a decir algo del sector agropecuario?
JC: Te decía pues que hablar de todo esto llevaría mucho tiempo. Estoy tratando de que no se quede nada afuera.
El campo como prioridad nacional
En la transformación del modelo económico, que tiene muchas dimensiones, destacaba dos —como yo les llamo— los dos corazones de la reforma. Y hablé de la reforma de la empresa estatal y el otro: la reforma del subsistema de producción agropecuaria. Porque es un sistema de producción agropecuaria que además tiene una importancia no solamente económica.
Es un problema de seguridad nacional, porque es la alimentación de la gente. Hay una cantidad de cuestiones fundamentales que hay que cambiar porque ya no funcionan. Hay problemas de organización, del tamaño de la tenencia de la tierra, de la disposición de recursos, de los sistemas de comercialización. Todo lo que tiene que ver con cómo funciona el sistema agropecuario tiene que ser objeto de revisión y de transformación.
Hay un primer problema que tiene que ver con cómo explotas la tierra. Todavía hoy día —esto lo dicen las estadísticas en los anuarios— la mayor parte de la alimentación la está produciendo el sector privado. Sin embargo, el sector privado tiene escalas de producción y de tenencia de la tierra que son muy limitadas para poder desplegar todo el potencial de producción que tiene. Hay que hacer una discusión acerca de bajo qué forma jurídica pudiera disponer ese sector de una mayor cantidad de tierra para su explotación.
Todavía hoy día —esto lo dicen las estadísticas en los anuarios— la mayor parte de la alimentación la está produciendo el sector privado.
Segundo problema: la comercialización. Sabemos que la estructura histórica de Acopio no es que por definición sea negativa, es que opera mal.
JB: Se ha vuelto un mantra, se ha vuelto un mantra que Acopio no funciona, ¿no?
JC: Es un problema que no resuelve, no empata bien la producción con la comercialización de los productos. Hay todo un tema que es el tema de la comercialización. Aquí se ha denostado mucho el tema de los intermediarios. Por supuesto que hay intermediarios que son especuladores, no estoy hablando de esos. Estoy hablando de un sector de capital —capital comercial— que es absolutamente necesario.
O sea, no en vano Marx le dedicó una parte importante de El Capital al capital comercial. Quiere decir, tiene que haber agentes económicos que te empaten de manera eficiente la producción con el comercio, y eso es una especialización. No hay que denostar al intermediario por definición. Hay que establecer la manera más efectiva de que ese actor económico que se ubique en el sector del comercio funcione bien y reduzca los niveles de especulación que efectivamente muchas veces tiene.
JB: Es una pieza del mecanismo que no se…
JC: Uno piensa… y tú le puedes decir a la gente: «Tu tarea es producir y vender», pero son dos especializaciones diferentes que, de hacerlas una misma persona, le resta eficiencia y eficacia a la economía. Cuando hay una sola persona —me refiero a un solo actor— hay otra cuestión fundamental, además de las formas organizativas para su funcionamiento adecuado, que está en el problema de la disposición de recursos.
Producir alimentos, en las condiciones que se necesita aumentar los rendimientos —el rendimiento por hectárea— implica disponer de combustible, disponer de regadío, de fertilizantes, de herbicidas… Hoy la disposición de esos recursos en el sector es insuficiente. Y está la sistemática respuesta de que es insuficiente porque no hay recursos. Es cierto que la economía está en una situación de escasez de recursos, pero si tú revisas la distribución y el uso de las inversiones, verás que, de los recursos disponibles, la dotación o la cantidad que recibe la agricultura está muy disminuida respecto a otros sectores que no tienen la importancia ni la urgencia que tiene el sector agropecuario.
Si tú revisas la distribución y el uso de las inversiones, verás que, de los recursos disponibles, la dotación o la cantidad que recibe la agricultura está muy disminuida respecto a otros sectores.
Y eso —decía— me llevaba al tema de la necesidad, como parte de la reforma, de discutir la política inversionista. En este momento, la política para ampliar las capacidades turísticas está por encima del 30% —digamos, depende de dónde hagas el corte—, y en la agricultura está por debajo del 3%.
MC: Y eso se ha repetido año tras año y se dice…
JC: En fin, año por año. Y los economistas hemos estado planteando esto con mucha fuerza. Las prioridades de un país se demuestran también con la asignación de recursos que se le da a esa prioridad.
Ahora, el sector turístico tuvo una importancia muy grande en la década de los 90, porque fue el que permitió acceder rápido a un sector de generación de divisas en una crisis tan grande como la que hubo en el Período Especial, etc. Sin embargo, en estos momentos, el sector turístico de Cuba está muy golpeado, sobre todo después de la pandemia.
O sea, los mercados turísticos no se han recuperado. Ahora vamos a hacer una revisión comparativa, además de que el sector turístico es muy sensible a la política de agresión. Una de las medidas de Biden —probablemente de lo poco que hizo— fue mantener las políticas que había tomado la administración de Trump y añadir unas pocas. Entre ellas, una fue exigir visa para entrar a los Estados Unidos a los europeos que visitan Cuba.
Eso ya le da un golpe fortísimo a ese segmento del mercado turístico que para Cuba era fundamental, que era el europeo. Y la propia política americana impide que el sector turístico cubano tenga acceso a su mercado natural, que es el de los Estados Unidos.
JB: Y hay una competencia a nivel —por ejemplo— del Caribe, del lugar que para el turista canadiense… se parece…
MC: …mucho a Cuba…
JB: …en recursos naturales, en forma.
JC: Y vale la comparación que me estás haciendo, que es muy buena, ¿no? Por ejemplo, Cuba tiene en estos momentos aproximadamente unos 70 mil —más o menos— habitaciones disponibles. República Dominicana tiene cerca de 90 mil. Pero República Dominicana ha mantenido un turismo sostenido —que ahora se ha detenido un poco— de alrededor de unos 8 millones de visitantes al año.
Cuba apenas llega a millón y medio de visitantes al año. Y en los últimos trece meses ha decrecido sistemáticamente. Así que tú puedes ver: el gap de capacidad instalada y capacidad utilizada es enorme.
MC: Mucha capacidad ociosa.
JB: Porque…
MC: …se siguen construyendo…
JB: …e invirtiendo.
JC: En economía, la pregunta no solamente es «¿qué hiciste?», sino «¿qué dejaste de hacer con lo que hiciste?» Porque, obviamente, los hoteles… son agradables, está bueno para la ciudad. Bueno, eso me parece bien. ¿Y para el futuro?
En economía, la pregunta no solamente es «¿qué hiciste?», sino «¿qué dejaste de hacer con lo que hiciste?».
La pregunta es: ¿y qué se dejó de hacer al tomar esta decisión? Y es una pregunta fundamental en política económica. No solamente qué haces, sino qué dejas de hacer con lo que hiciste. Porque la economía consiste fundamentalmente en la administración eficiente de recursos escasos.
Por tanto, por eso digo que es un sistema que es negación de la pregunta compleja.
JC: Y luego hay otra dimensión que tiene que ver con la necesidad del establecimiento de un mercado bajo regulación del Estado: mercado cambiario, me refiero. Un mercado cambiario con una tasa de cambio económicamente fundamentada, que —yo me inclino más— sea una tabla flotante con mini devaluaciones. Es un tema muy técnico para lo que digo. Es una tasa de cambio que permita que sea transparente y que permita a los mercados operar de manera más eficiente.
Ahora, para que eso suceda, todos los actores económicos tienen que concurrir al mercado. No puede ser que las empresas estatales no acudan también a ese mercado. Un mercado regulado y controlado por el Estado.
Para eso hace falta recursos financieros, pero también ahí hay que pensar en invertir recursos financieros. Porque este no es un detalle: la regulación de la tasa de cambio en una economía no es un detalle. Es un problema fundamental. No es que tú estés gastando recursos para mantener ese mercado y que estás haciendo un gasto secundario. Estás realizando o empleando recursos para algo que es fundamental en el manejo de las políticas económicas —y la política de desarrollo—, que es la política monetaria.
Quiere decir que, como pueden ver, también pudiera hablar de la política fiscal. La política fiscal debe ser una política progresiva. Quiere decir, que afecte más a quienes más ingresos tengan, y que le dé suficiente ingreso al Estado para mantener las tan necesarias políticas sociales, que son un tema en sí mismo.
En la práctica, las políticas fiscales en Cuba no son necesariamente progresivas. Hay mucha evasión fiscal en el propio sector privado. Por ejemplo, ustedes han visto que lo más frecuente es que no te den factura.
Las políticas fiscales en Cuba no son necesariamente progresivas. Hay mucha evasión fiscal en el propio sector privado.
MC: Claro. Pero también el sector privado opera dentro de unas condiciones, digamos, bastante…
JC: …difíciles. Todo es parte de lo mismo. Al sector privado —para ser claro en esto—, que es un componente fundamental de la economía, se le deben crear condiciones para que pueda operar.
JB: Te iba a preguntar eso ahora. Aquí parece que el sector estatal y el sector privado se soportan. Cuando en estos lugares asiáticos, sea China o Vietnam, ha habido hasta inyecciones de capital para levantar un sector privado. ¿Eso se podría hacer aquí?
JC: Por supuesto que eso es muy importante. A ver, quiero repetir esta idea: la economía cubana inevitablemente ha de ser una economía diversa en cuanto a los actores que en ella operan. Y esos actores deben operar en condiciones de igualdad y de concurrencia a los mismos mercados.
MC: ¿Qué significa eso?
JC: Eso significa que las regulaciones que se establecen para las empresas deben ser compartidas por todas, y las condiciones de producción también deben ser compartidas por todas. Aunque yo creo que la empresa pública debe seguir siendo hegemónica —y expliqué por qué razón—, lo cual no quiere decir que el sector privado no tenga una importancia fundamental e imprescindible.
Políticas fiscales y el rol del sector privado
Eso significa que sea objeto de política de desarrollo, que sea objeto de políticas de crédito, que sea objeto de desarrollo tecnológico, que tenga implicaciones adecuadas en su relación con el sector estatal. Por eso hay que entenderlas como empresas —estatales y privadas—, porque si les empiezas a poner calificativos, inmediatamente estás generando un dato negativo a un sector de la economía, que no es aceptable.
Ahora, eso es una cosa. Y otra cosa es que hagan lo que quieran. Porque las políticas fiscales deben ser de obligatorio cumplimiento para todos los sectores. Y cuando un sector opera sin emisión de facturas, tú no tienes idea de cuánto ingresa. Y eso es profundamente injusto, porque entonces le cobran los mismos impuestos al que más hace que al que menos hace.
O sea, la política fiscal para un país es fundamental. No puede ser como quiera. Entonces, también prueba de ajuste en la política fiscal.
Le voy a dar un indicador negativo: a pesar de que en la regulación vigente el sector privado debe ser objeto de crédito —porque una economía moderna no puede funcionar sin créditos, o no puede funcionar bien sin créditos—, en Cuba está regulado que el sector privado reciba crédito. Pero en este momento, según las cifras que nos da un colega que estudia esto en la cartera de los bancos, haciendo un promedio entre todos ellos, el crédito al sector privado no pasa del 1% del crédito que se otorga para un sector.
El crédito al sector privado no pasa del 1% del crédito que se otorga para un sector.
MC: No vas a incentivarlo si no tiene…
JC: …prestar a un sector que ya está dando empleo a una parte muy importante de la población económicamente activa. Entonces, hay un desafío también de fortalecimiento del sector privado bien entendido.
MC: Es una cuestión política también ahí.
JC: Y por supuesto que sí. Hay una parte fundamental del país que está implicada en ese sector. Tiene que estar directamente vinculado con un proyecto de desarrollo nacional y con las expectativas que se le deben abrir hacia lo que debe ser el futuro de este país. Todos los sectores integrados.
MC: Claro. Y luego tenemos además políticas como que se le puede dar tierras en usufructo para que las exploten empresas extranjeras, pero no privadas nacionales. O sea, no estás integrando al sector privado.
JC: Porque estás segmentando la economía. Como decía, el subsistema de producción agropecuaria debe ser objeto de una transformación profunda, que incluye eso que estás diciendo. Porque, además, como te decía antes, a pesar de todo esto, ¿qué alimentos produce Cuba en la agricultura? El sector privado. Nadie está inventando.
JB: Si esta reforma se llevara a cabo —vamos a ser optimistas, como se debe—, ¿tú crees que se podría, por ejemplo, recuperar la confianza de inversores para que llegaran a un nivel parecido a lo que nos hace falta?
JC: Te voy a contestar de la manera más objetiva que creo. En primer lugar, se ha perdido mucho tiempo.
Segundo —y esta es la parte más importante de mi respuesta a tu pregunta—: yo no estoy absolutamente seguro de si eso pudiera resolver todos los inmensos desafíos del país. Pero yo de lo que sí estoy seguro es que, sin eso, ninguno de sus problemas son solucionables.
O sea, esa es la alternativa, el camino. Eso es lo que te puede poner en condiciones de superar esta situación. Pero, además, eso es lo que le puede dar a este país una expectativa estratégica de salida dentro de una situación muy complicada.
Y esto, desde el punto de vista político, es fundamental. Eso es lo que puede empatar a las nuevas generaciones con un proyecto de país. Cuba ha venido concibiendo y tratando —contra viento y marea, contra fuerzas externas extremadamente fuertes— de articular un proyecto de país, pero las columnas vertebrales de ese proyecto nacional son tres: la soberanía nacional, la justicia social y una alternativa de desarrollo económico y democrático.
Estas tres cuestiones son las que están en juego. Si la salida de una situación como esta, en vez de ser favorable, es una salida de violencia o una salida de conflicto, lo que se estarían derrumbando serían los pilares fundamentales de un proyecto de nación que —contra todas las banderas— viene avanzando en este país desde el siglo XIX, en sus diferentes etapas.
Y esto, de alguna manera, tiene que calar en la juventud. Pero no solamente el discurso, sino los hechos. Entregarle un país en el cual puedan realizar sus vidas, en el cual puedan ver un horizonte.
El tiroteo final
JB: Vamos ahora a pasar al tiroteo, que son unas preguntas para responder, Julio, con el mínimo de palabras posible. Empiezo yo. Tú, como parte de un grupo de economistas que están públicamente alertando y advirtiendo sobre estas reformas: del uno al diez, ¿cuán escuchado te sientes?
JC: Pues depende. Si estás hablando de ser escuchado por parte de los que toman decisiones… tiende a cero.
JB: Nosotros, 10. Mariana, la tuya.
MC: A tu juicio, ¿cuál es el error más grande que se sigue cometiendo en la economía cubana?
JC: Que no hay una propuesta —al menos visible, suficientemente entendible— de salida estratégica a la situación.
JB: Correcto. Y esta ya empezaste a responder, pero vamos a cerrar aquí. Si se dieran las condiciones ideales —y condiciones ideales ya hemos hablado: integralidad, acciones imperiosas—, ¿qué tiempo necesitaría la economía cubana para empezar a dar señales de vida, esa primera respiración después del electroshock?
JC: Yo creo que bastaría una propuesta estratégica clara y de probable viabilidad para que inmediatamente el ambiente en el país cambiara, para que inmediatamente el nivel de compromiso de la población con las cosas que se hacen cambiara. Y ese es el primer paso para poder avanzar a una superación de la situación actual.
La recuperación de los niveles de producción, de exportación, de inversión, etc., va a llevar algún tiempo, porque son difíciles. El gap es muy grande. Pero en la medida en que se empiece a construir positivamente eso, yo creo que ya estaríamos ganando una parte muy importante del desafío que tiene el país.
Es muy difícil ser preciso en cuanto a qué tiempo. No es de ninguna manera coser y cantar. Tiene que haber marchas y contramarchas, porque hay un proceso de este tipo de rectificación que hay que hacer sobre la marcha. Pero con una estrategia clara, la pregunta es: ¿cuál es el país que queremos en el futuro? ¿Cuál es la forma de poder articularlo y cómo podemos empezar a caminar todos juntos? Y, sobre todo, ¿cómo reconstruir la confianza y el compromiso con el país, sobre todo de sus generaciones más jóvenes?
Y eso no puede ser resultado de un discurso. Tiene que ser resultado de decisiones que tengan impacto en la vida de la gente, en las posibilidades de la gente, en los planes de la gente. En que puedan identificar que en este país sí tienen futuro, siempre y cuando estén en condiciones de trabajar, de aplicar su innovación, de poder realizar sus sueños, de reproducir su vida y reproducirla de manera digna.
JB: Gracias una vez más.
MC: Sí. Y así cerramos este primer capítulo de la segunda temporada de La Sobremesa, un podcast de La Joven Cuba donde hablamos con la ligereza y el desparpajo de quien está en la sala de su casa.
