Isla sin peces
La ecuación es clara: no peces, no flota… ¿pescado?
Progreso Weekly/Semanal
Aquí, Allá y Acullá
Javier Toledo
Así es el titular de este breve Aquí. Después de escuchar a Midalys Naranjo, viceministra de la Industria Alimentaria, concluyo que no comemos pescado porque los mares que nos rodean “no poseen los niveles de pescado necesarios para cubrir la demanda de la población”, según afirmó la vice.
¿Cómo se llega a esta conclusión? Realmente lo desconozco, pero supongo que haya un fundamento real, un estudio científico, una suerte de censo marino respaldando tan rotunda afirmación.
El asunto es serio y el déficit de oferta de pescado no es de ahora mismo, tampoco de ayer; llevamos años de malvivir la impactante contradicción de isla carente de pescado en la mesa familiar.
Sigo.
Como bien recordó la viceministra del ramo, en la década de los 80 y 90 –por esa época existía el ministerio de la Industria Pesquera–, teníamos una flota de pesca, pero “hubo una retirada gradual de esta flota, ya en el 2002 no la teníamos prácticamente activa”. Por mi parte agrego: incluso tuvimos o disponíamos de un buque industria que procesaba las capturas. ¿Qué pasó con este buque-industria?
La ecuación es clara: no peces, no flota… ¿pescado?
La solución pasa por la acuicultura, sembrar peces, especialmente la tenca, que no precisa de pienso, dijo la viceministra. Acoto yo: si necesitara de pienso, adiós a esta alternativa pues supondría erogación de divisas y moneda dura…
La tenca, ¿premio de consolación? ¿Se trata de un convite para olvidarnos del mar y sus frutos, de contar con una modesta flota –pendiente de un análisis profundo, serio de su desaparición–, o de una simple flotica que capture pargos, chernas, robalos y más? ¿Será que dejamos de ser isla y no nos hemos enterado?
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