
Aniversario 46 de Viajes Varadero a Cuba (Parte I) (+English)
El pasado 21 de diciembre se cumplió el aniversario 46 del primer viaje a Cuba de unos 90 cubanos residentes en Puerto Rico. El 8 de diciembre de 1978 se firmaron los acuerdos entre el gobierno cubano y representativos de los “Miembros de la Comunidad Cubana en el exterior”. Entre los acuerdos, además de la liberación de unos 3,000 presos y la posibilidad de que salieran del país junto a sus familiares, se permitió que los nacionales establecidos en el extranjero pudieran visitar a sus familiares en la isla, algo prohibido después del rompimiento de las relaciones entre Washington y La Habana. El 22 de diciembre de 1977 un grupo de 55 jóvenes residentes en el exterior ya había realizado la “Primera Jornada de Jóvenes Cubanos”, devenida luego Brigada Antonio Maceo y más tarde conocida como “Los 55 hermanos”, nombre que surgió de un documental que se hiciera sobre esa visita a la nación caribeña. Ese viaje y lo que ocurría en las relaciones entre ambos países abrieron las puertas para que el presidente de Cuba, Fidel Castro, realizara una conferencia de prensa el 6 de septiembre de 1978 en la que convocaba a un diálogo con los cubanos del exterior para conversar sobre temas de interés común.
En mi caso, por haber formado parte de diferentes procesos de acercamiento a Cuba, ya sea por la Revista Areíto y la Brigada Antonio Maceo, me invitan junto a otros cubanos a Kingston, Jamaica, a finales de septiembre del 78 para ser entrevistado por la televisión cubana y recoger nuestras opiniones sobre el diálogo que estaba por celebrarse en las primeras semanas de noviembre. Estando en el aeropuerto a punto de regresar a Puerto Rico, el cónsul cubano me preguntó si existían posibilidades de organizar un grupo de familias cubanas interesadas en viajar a Cuba luego de celebrarse la reunión y autorizarse los viajes de los cubanos a su patria. Les contesté que teníamos a un compañero con experiencia organizativa en el área de huelgas universitarias y obreras, además de haberse destacado en la preparación del primer contingente de la Brigada Antonio Maceo, su nombre era Carlos Muñiz y, casualmente, en ese momento se encontraba desempleado. Se me pidió que valorara la idea con él y, de estar de acuerdo, viajara a Jamaica para conversar. A mi regreso, recuerdo haber ido desde el aeropuerto al apartamento de Carlos para platicar sobre esta propuesta. Nosotros, por estar más orientados a la política y no tanto a los negocios, la idea la abordamos más desde el punto de vista de que esta actividad nos permitiría insertarnos e influenciar en la comunidad cubana de Puerto Rico y que la parte comercial sería una herramienta económica para protegernos de cualquier tipo de represión o ataque por parte de los que se oponían a estas gestiones. Esto sucedió muy temprano en el proceso y que marcó un estilo particular y diferente a los que mayoritariamente se vincularon al “negocio de los viajes a Cuba”.
Al regresar Carlos Muñiz de Jamaica y habiendo aprobado la idea, se decidió que él y Ricardo Fraga se encargarían de organizar el primer grupo de reunificación familiar, mientras que yo prepararía el grupo que sería invitado a participar en el diálogo, cita que ocurriría el 21 y 22 de noviembre y 8 de diciembre. Carlos y Ricardo tenían amigos y compañeros cubanos que habían estudiado en la escuela superior y por ahí se empezó a correr la voz de la posibilidad de armar un grupo que le interesara viajar a Cuba para visitar a sus familiares sin ninguna condición política más allá de que respetaran las leyes del país.
Desde sus orígenes, Viajes Varadero no solo tenía propósitos eminentemente políticos y no comerciales, sino que sería atacado mucho antes de que se realizara el primer viaje el 21 de diciembre. El semanario grafico La Crónica, fundado en marzo de 1978 luego de una división en el semanario Réplica, lo dirigía la Sra. Gloria Gil Castillo, la cual se vinculó y se rodeó de los terroristas que operaban en Estados Unidos y Puerto Rico. Convirtió sus páginas en un instrumento mediático para defender y apoyar los actos terroristas de todos los grupos que clandestinamente operaban en Estados Unidos, Puerto Rico y el resto del mundo con toda impunidad. En su edición del 19 de octubre de 1978, casi un mes antes del diálogo, en su columna anónima “Who’ s Mac” escribía:
“Nuestra fuente de inteligencia anticomunista nos informa de la formación de un grupito que visitará Cuba comunista. Dicho grupo está formado por uno de los ‘nenes’ comunistas de Areíto. Sabemos su nombre, pero solo diremos que es de apellido Muñiz. El Sr. Muñiz ha hecho innumerables viajes a Cuba comunista con el grupo Areíto y con su hermanito del alma, Raúl Alzaga. Muchos ‘cubanos’ del patio están pensando en aprovechar el viajecito”.
El 31 de octubre desde la misma columna subían las amenazas al decir:
“Por último, se nos ocurre pensar que cualquier grupo de acción anticomunista podría convertir un ‘viajecito de placer’ en un tormento. Eso se ha visto antes y podría verse de nuevo”.
Sin duda Gil hacía referencia a la voladura del avión de Cubana de Aviación en octubre de 1976 cuando despegaba de la isla de Barbados, donde murieron 73 pasajeros. Ya para principios de octubre dos bombas habían explotado en Puerto Rico: una contra la agencia de viajes Girasol, que se especializaba en llevar excursiones de puertorriqueños a Cuba, y en Publish Récord Services, cuyo dueño cubano pensaba proyectar un documental sobre el Cabaret Tropicana en la televisión boricua. Para terminar, en la edición del semanario La Crónica del 14 de noviembre, a siete días de la primera reunión del diálogo, se publicaba en primera plana la figura de un encapuchado que, a nombre de Omega 7, declaraba: “No permitiremos que el diálogo avance. Dinamita, único idioma con el que vamos a dialogar”, afirmaba un tal Comando Z, jefe militar de la organización.
Otra realidad a la que tendríamos que enfrentarnos, además de los terroristas cubanos y los ataques mediáticos, sería la actitud de vigilancia y persecución por parte de las autoridades policiacas de Puerto Rico, el FBI y, no lo dudamos, de la CIA. Ese viaje saldría de San Juan rumbo Miami, luego Kingston para al otro día abordar un avión de Cubana de Aviación. En San Juan los perros de la policía revisarían el equipaje por si había alguna bomba. Al regreso, el 27 de diciembre, nos enteramos por algunos pasajeros de que el grupo había sido fotografiado por la policía a la hora de abordar el avión y viajó más de un informante del FBI. Hasta el presente no hemos podido documentar esas dos aseveraciones, pero la información en aquel momento provenía una persona muy estrechamente vinculada a altas figuras políticas de Puerto Rico.
El impacto de ese primer viaje, más todos los que se sucedieron desde Estados Unidos, causó una gran euforia en muchos sectores de la comunidad cubana, independientemente de las campañas mediáticas y los actos terroristas que se desarrollarían en los siguientes días y meses para evitar su continuidad. Realmente, el éxito de la iniciativa desbordaba las expectativas, lo que nos obligó a buscar un local más grande y a reclutar a un grupo de jóvenes que habían participado en esa primera visita del 21 de diciembre para trabajar con nosotros. Unas siete personas fueron integradas para enfrentar la avalancha de solicitudes. Ya se tenía un segundo grupo organizado para el 4 de enero de 1979, además, se procesaban posibles candidatos para las siguientes semanas a razón de un vuelo semanal.
En la madrugada de aquel 4 de enero explotó la primera bomba contra Viajes Varadero, sin afectar el segundo viaje que salía ese día en horas de la mañana, ni la mudanza para un nuevo local planificada para el otro día. Es curioso que el semanario La Crónica, en su edición del 31 de diciembre, cuatro días antes del atentado, escribiera en su página “Lo que vio El Duende de etiqueta”: “Y abundando sobre la Agencia Varadero, en el día de ayer le fue colocado un artefacto explosivo que causó daños considerables… La cosa fue de tal manera que hoy mismo la agencia se estaba cambiando de lugar. ¡¡¡NUESTRAS FELICITACIONES A LOS PATRIOTAS CUBANOS!!!”. Solo puede haber una explicación en las diferencias de fecha y es que tenían información de la bomba y esperaban que explotara entes de publicar la edición del 31 de diciembre.
Viajes Varadero’s 46th Anniversary – Part I. The Founding (+Español)
No solo eran las amenazas mediáticas; las bombas, la vigilancia policiaca muchas veces disfrazada de interés por proteger y evitar la eliminación física de uno de los directivos de Viajes Varadero. Además, a iniciativa del senador anexionista Nicolás Nogueras Cartagena, se aprobó el 24 de enero de 1979, 20 días después de la primera bomba y tres meses antes del asesinato de Carlos Muñiz, con el apoyo de los autonomistas en el Senado, una resolución que “Condena Régimen y Diálogo con Castro”, según rezaba el titular del periódico El Mundo. Sabemos que esa resolución fue orquestada por los miembros del semanario La Crónica, quienes mantenían una estrecha relación con el senador Nogueras, a quien nosotros hemos calificado como “El Padrino de los terroristas cubanos en Puerto Rico”.
De enero a abril de 1979 se organizaron vuelos chárter semanales que nos venían a recoger a San Juan y nos llevaban directamente a Kingston, pero esa felicidad duró poco. Havanatur, como parte de su crecimiento, decidió crear un centro de reservaciones en Miami, trasladó a sus directivos a esa ciudad bajo la cobertura de American Airways Charter, y organizó los vuelos desde Miami directo a La Habana, hasta que fueron suspendidos por las autoridades federales a finales de los años 80. Entre enero y abril de 1979, unas 2,000 personas pudieron visitar sus familiares en Cuba viajando desde Puerto Rico. El 28 de abril de 1979 se produce el atentado contra Carlos Muñiz, a causa del cual falleció en la madrugada del 30 de abril. A partir de mayo, se experimentó una reducción en el movimiento de pasajeros hacia Cuba, promediando unos 200 cubanos por mes durante el resto del año para un aproximado de 3,000 personas en todo el año.
Ya para los meses de abril y mayo también había conflictos con la política de viajes que implementaba Havanatur. Existían criterios diferentes en cuanto a la masividad, lo atropellado de los viajes, la pérdida de control sobre los grupos que organizaban las agencias y la eliminación de los guías, la obligatoriedad de pagar un hotel aun cuando el viajero no lo usaba y una comisión que no podían superar los 30 dólares por pasajero. Nos empezábamos a dar cuenta de que no teníamos el poder de influencia y mucho menos de decisión, ante lo que considerábamos desde Estados Unidos y Puerto Rico un atropello. Tomaría mucho tiempo superar esas diferencias.

La cantidad de visitantes que fueron a Cuba en los siguientes años se redujo drásticamente. Ya no serían los 100.000 pasajeros cubanos que viajaron en 1979. Apenas lo harían no más de 50.000 al año durante el periodo de 1980-1985. Esto en parte fue consecuencia de la crisis del Mariel, donde abandonaron la isla unas 125,000 personas. La salida de Radio Martí, preparada por la administración de Ronald Reagan y la Fundación Nacional Cubano Americana, el 19 de mayo del 1985, provocó como respuesta de La Habana la suspensión de los viajes a Cuba desde Estados Unidos y Puerto Rico. Dicha suspensión duró un año en el caso de Estados Unidos y cinco meses para Puerto Rico.