Trump ve rojo: DeSantis parece estar tomando su manto como líder del Partido

“Los padres rara vez dejan ir a sus hijos, así que los niños los dejan a ellos. [Los hijos] siguen adelante. Se alejan…” – Paul Coelho

Se acabaron las elecciones parciales. Mientras escribo esto, se espera que Donald Trump anuncie su intención de postularse para presidente en 2024. Los republicanos tomarán el control de la Cámara de Representantes por un estrecho margen: no se produjo una ola roja contra los demócratas. Aún así, la pequeña ventaja republicana en la Cámara hará que Kevin McCarthy asuma el cargo de presidente de la Cámara en lugar de Nancy Pelosi. En la cámara alta, la ventaja de los demócratas en el Senado podría terminar creciendo en un escaño —51 a 49— después de la segunda vuelta en Georgia, que tendrá lugar en diciembre. De cualquier manera, los demócratas tendrán el control del Senado en 2023.

Al final, el mayor perdedor de las elecciones de la semana pasada pudo haber sido el propio expresidente. Casi todos los aduladores de Trump que se postularon para el cargo, defendiendo la filosofía MAGA y la narrativa que niega las elecciones del 2020, perdieron. Como de costumbre, Trump culpó a todos menos a sí mismo por el mal desempeño de los republicanos a nivel nacional. Desde los gobernadores hasta los escaños en disputa en la Cámara de Representantes y el Senado de los EE. UU; y que, según previsiones volverían al campó republicano, no siguieron el camino del partido del elefante (no me refiero a Trump con esto).

Hubo un estado al que le fue extremadamente bien con los republicanos, lo que no agradó al expresidente. Florida, al que Trump ahora llama hogar, vio una ola roja masiva que convirtió lo que alguna vez fue el estado indeciso más grande del país en un sólido bastión republicano. Y aunque Trump se sienta en su hogar de Mar-a-Lago Club y en su casa en Palm Beach, no lideró ese gran giro para los republicanos.

Fue Ron DeSantis quien lideró en Florida.

Y fue Donald Trump quien ayudó a crear a DeSantis, un miembro del Congreso relativamente desconocido cuando decidió postularse para gobernador de Florida. Con malas rachas en las primarias de 2018, Trump, entonces en la cima de sus poderes presidenciales después de haber sido elegido recientemente, respaldó a DeSantis y ayudó a convertir su campaña perdedora en triunfante. Ahora, cuatro años después, DeSantis, quien había ganado las elecciones para gobernador de 2018 por menos de un punto porcentual, demolió al candidato demócrata y exgobernador de Florida Charlie Crist por casi 20 puntos, ganando 62 de los 67 condados de Florida, incluido Miami-Dade, un antiguo bastión del Partido Demócrata.

Trump, al que solo le importa Donald J. Trump, está furioso. DeSantis nunca se molestó en mencionar a su mentor durante su segunda campaña para gobernador y, de hecho, no asistió a un mitin de Trump en apoyo al senador Marco Rubio realizado en Miami, justo antes del día de las elecciones. DeSantis no vio la necesidad de incluir a un expresidente a quien considera un lastre para el Partido Republicano.

La victoria de DeSantis lo colocó como el nuevo favorito republicano en un partido que anhela dejar atrás los años de Trump. Pero el expresidente, al verse eclipsado por DeSantis, quien posiblemente podrá tomar el relevo como el próximo mesías republicano en la venidera campaña presidencial de 2024, amenazó al gobernador reelecto diciendo: “Si se postula, les diré cosas sobre él que no será muy halagador. Sé más sobre él que nadie, más que quizás su esposa, quien realmente está dirigiendo su campaña”.

Fue un tiro cruzado de Trump, quien se considera a si mismo un contragolpeador de primer nivel pero que se rebaja tanto como sea necesario para salirse con la suya. Pase lo que pase, parece establecer la batalla más vista desde el “Thrilla in Manila” de Ali-Frazier.

Sin embargo, hay malas noticias para Trump. Al ver cuánto del país se ha cansado de sus travesuras, muchos en el lado republicano están listos para descartarlo por un líder más joven, más inteligente y más autocontrolado de un movimiento MAGA, aunque con no pocos de los mismos rasgos —supremacía blanca, antiaborto, el odio a la comunidad LGBTQ, el borrar los horrores del pasado, etc.—, pero que espera capturar nuevamente a los llamados moderados y habitantes de los suburbios que deciden las elecciones nacionales.

Un ejemplo es el conservador Club for Growth. Como informa Politico, “La organización anti-impuestos, que alguna vez fue un firme aliado de Trump pero que durante el último año ha roto con él, el lunes [Nov. 14] proporcionó a POLITICO un memorando de encuesta que mostraba al expresidente detrás de DeSantis por dos dígitos en enfrentamientos uno a uno en Iowa y New Hampshire, los dos primeros estados en el calendario de nominaciones del Partido Republicano. Las encuestas también muestran que DeSantis aventaja a Trump por amplios márgenes en Florida y Georgia, que tendrá una segunda vuelta el 6 de diciembre para uno de sus escaños en el Senado”.

Mis pensamientos: Me encantaría deshacerme de Trump. Es agotador y peligroso. Pero DeSantis no es mejor, solo más inteligente. En otras palabras, él también es peligroso.

En mi opinión, el presidente Biden ha logrado más en sus dos años en el cargo de lo que la mayoría cree. También es el hombre que venció a Trump, cuando muchos pensaban que era imposible. Biden necesita ser elogiado por eso. Pero me gustaría ver al presidente entrar en 2023 y declarar que renuncia a la presidencia por cualquier razón que quiera ofrecer, y ceda la presidencia a una persona nueva y mucho más joven, su vicepresidenta nunca vista en estos días, Kamala Harris. En el proceso, ahora que Nancy Pelosi ya no es presidenta de la Cámara, ella también debería dejarlo. Y, en mi opinión, Pelosi se iría como posiblemente la presidenta de la Camara más efectiva, jamás vista, en la historia de Estados Unidos.

Pero los demócratas deben mirar a su alrededor y darse cuenta de que están siendo dirigidos por hombres y mujeres, muchos de los cuales tienen 80 años o más. Y como yo mismo soy un viejo, no estoy condenando la vejez, pero debemos planificar con anticipación, algo que los demócratas no parecen hacer muy bien.

Finalmente, sé que muchos me dirán: “Pero no es el momento adecuado para hacer esos movimientos…” Mi respuesta será: “Posiblemente. Pero, ¿cuándo es el momento adecuado?”

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