Ya comenzaron a florecer los mangos
Y como ha ocurrido en años anteriores, la historia volverá a repetirse. Con ansiedad y sobre todo necesidad, la gente esperará por la codiciada fruta a elevados precios junto a los cerdos sobrevivientes por fin de año que serán los que ocupen mesa de privilegio.
Lo más triste de esta temporada ya se conoce, que no tendremos un buen 2024 en la economía y que persistirán los mismos problemas prácticos, metodológicos, burocráticos, de aseguramiento, de bloqueo, de falta de combustible, etcétera, etcétera que impedirán el camino de la fruta al hogar o la industria.
¿Qué me llamen pesimista? Pues ojalá me equivoque. Dispuesto desde ya a una pública rectificación. En unos pocos meses no habrá solución ni milagros como aquellos de convertir el agua en vino o, en nuestro caso, el mango en compota.
La de nunca acabar, diría mi difunta madre. Cumple religiosamente la madre naturaleza e incumplen los hombres en acto consumado de ingratitud.
Sirvan los mangos como metáfora y todo aquello que pueda surgir desde la tierra porque ya he perdido en qué temporada estamos. Largo que es el culebrón agrícola, con muchos planes y medidas, pero no resultados visibles.