Y “¡Felicidades!” a las dos manos (+English)
Por inconvenientes de tener al perro en un apartamento y sacar al animalito a la calle no menos de tres veces al día por el aquello de sus inaplazables necesidades, acabo de recibir en esta pasada mañana de Navidad una inesperada sorpresa: hasta desconocidos en plena acera deseándome felices momentos. En verdad, que llegué a pensar que le hablaban al de las cuatro patas.
Juro sobre una Biblia que no imaginaba tal reacción de la gente cuando apostaba por la poca alegría sin comentario alguno acerca de estas festividades de Nochebuena y estas otras tan cercanas como las del Año Nuevo con sus tradicionales mensajes imposibles de renovar con el tiempo. Año tras año vaticinan lo mismo con puntos y comas. El mundo se te parte en dos y sin pensarlo te dicen prosperidad.
Y no puedo llegar a una conclusión un tanto difícil de explicar por no haber puesto un pie en una facultad de sociología o psicología, disciplinas que pudieran razonarlo mejor: gente desanimada que les brota del corazón decirle al conocido y hasta al desconocido, que sea feliz en medio de tantas vicisitudes que continuarán en el próximo 2024.
Fue, y debo repetirlo, algo completamente inesperado. Es que hasta unos empresarios chinos vecinos que jamás saludan, hicieron una breve reverencia acompañada de las dos palabritas. Por suerte, los tenía delante y no atrás.
Algo me quedó muy claro. No eran simuladores profesionales ni aficionados enviados a la calle para estimular a los viandantes. También, que cometí un error de apreciación, defecto de los seres humanos que, quien lo dude, pregunte en las alturas o en los llanos cuánto facturan los errores.
Felices fiestas, pues. También de corazón y no un decir.
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Translation to English:
Happy Holidays!
Due to the inconvenience of having the dog while living in an apartment, and taking the animal outside no less than three times a day due to its unavoidable needs, I just received an unexpected surprise this past Christmas morning: even strangers on the sidewalk wishing me happiness. In truth, I came to think that they were talking to the four-legged creature.
I swear on a Bible that I did not imagine such a reaction from people when I bet on the little joy, without any comment, about these Christmas Eve festivities and these others as close as those of the New Year with their traditional messages impossible to renew over time. Year after year they predict the same thing and attach semicolons. The world is split in two and without considering it they mention prosperity.
And I cannot reach a conclusion that is somewhat difficult to explain because I have not set foot in a sociology or psychology faculty, disciplines that could explain it better: discouraged people who, from their hearts, tell acquaintances and even a stranger, to be happy in the midst of so many vicissitudes that will continue into next 2024.
It was, and I must repeat, something completely unexpected. The fact is that even some neighboring Chinese businessmen who never take the time to greet you, made a brief bow accompanied by the two little words.
Something became very clear to me. They were neither professional simulators nor amateurs sent out into the streets to stimulate passers-by. Also, that I made an error of judgment, a defect of human beings that, whoever doubts it, asks in the heights or in the plains how much errors cost.
Happy holidays, then. Also from the heart and not just a word.