
Son Gálvez: Talento, pasión y cubanía desde La Habana
Son Gálvez representa la perfecta fusión entre la formación clásica y la rica tradición musical cubana. Las hermanas Wendy y Alba Liria Gálvez continúan explorando nuevos horizontes sonoros mientras llevan consigo el alma de La Habana y la esencia latinoamericana.
En un escenario donde la música cubana sigue conquistando corazones alrededor del mundo, surge un proyecto musical que fusiona tradición, formación académica y una profunda necesidad creativa. Dirigido por las hermanas Wendy Oram Gálvez (violinista y cantante) y Alba Liria Shand Gálvez (pianista), este dúo habanero representa la nueva generación de talentos que emergen de la isla para reinventar sus sonidos. Wendy nos resume este caminar al ritmo del son que nos tocan…: las Gálvez.
Al nacimiento de una visión compartida
“La necesidad de crear la banda fue por parte de una necesidad creativa,” explica Wendy Oram Gálvez durante nuestra conversación. “Nosotros estudiamos en escuelas de música clásica y queríamos hacer cosas diferentes. Queríamos salirnos de la academia y crear”.
A pesar de la diferencia de edad entre las hermanas, difícil de notar a primera vista hoy pero perceptible en momentos de mayor juventud, la admiración mutua y el impulso por experimentar con nuevos sonidos las unió en un proyecto que trasciende las paredes de los recintos donde se formaron. “Para mí, mi hermana siempre fue un referente de todo,” reafirma Wendy con orgullo.
La creación de Son Gálvez nació como una “locura experimental” mientras ambas trabajaban con otras agrupaciones. Aprovechando sus conocimientos académicos, comenzaron a integrarlos a lo que realmente querían hacer: “Queríamos aprender y crecer juntas. Y hacer un tipo de música diferente de lo que habíamos estudiado.”
Del violín clásico al canto: una transición natural
Aunque Wendy se formó como violinista clásica, el canto siempre estuvo en su horizonte. “Yo de niña siempre quise ser artista. Mi mamá me puso en coro. Después quería ser bailarina clásica… Y cuando me decidí por la música, yo siempre tuve muy claro que quería cantar.”
Sin embargo, el consejo de su madre, la socióloga y sanadora Felipa Gálvez (Tita), resultó fundamental para su desarrollo como música integral: “Si vas a ser músico, además de cantar, tienes que aprender a tocar un instrumento… La voz es un instrumento biológico que te puede fallar. Y necesitas algo que tú puedas hacer independientemente de si tengas voz o no.” Además, Tita tiene un Atelier, donde, entre otros atuendos y todo tipo de accesorios confecciona parte de los vestuarios que sus hijas, las Gálvez, usan en escena.
Esta visión de formación completa llevó a Wendy a ingresar a la Universidad como violinista, pero siempre con la certeza de que el canto sería parte de su futuro artístico. “Incluso sin saber si podía hacerlo bien. No, simplemente era una pasión. De hecho, cuando yo estudiaba, me gustaba cantar el programa. Yo pasaba más tiempo cantando el programa que tocándolo en sí con el violín,” recuerda con humor.
Raíces latinoamericanas en su propuesta musical
Para Son Gálvez, explorar e integrar ritmos latinoamericanos es una tarea consciente y esencial. “La música latinoamericana es una cosa que hacemos a propósito. Integramos a nuestra propia música la música latinoamericana. Lo hacemos a propósito. Porque de ahí venimos,” dice Wendy.
Esta conexión con las raíces musicales de la región tiene un propósito de redescubrimiento y valoración: “Hay muchos ritmos y muchas cosas que no se enseñan bien, de las que no estamos conscientes que existen y son riquísimos y tienen muchos puntos de contacto con nuestras raíces.”
Las hermanas encuentran fascinante la dualidad entre similitudes y diversidad en la música latinoamericana: “La realidad latinoamericana en general tiene muchos puntos de contacto entre sí. Son naciones que fueron desarrollándose a la par y tienen orígenes comunes… Para nosotros siempre ha sido bien curioso cómo entre tantas similitudes, cada nación tiene tanta diversidad. Entonces eso lo integramos constantemente en nuestra música.” Son Gálvez han hecho, por ejemplo, una interpretación de “Volver volver” del compositor mexicano Fernando Z. Maldonado, conocida por la mítica interpretación de José Alfredo Jiménez; es una reinterpretación de esta canción ranchera que el cantante Vicente Fernández hizo sonar en todo el mundo en la segunda mitad del siglo pasado, que las hermanas sitúan en Cuba con tintes de jazz y de bolero en una ejecución que enciende a sus audiencias tanto cubanas como internacionales.
El orgullo de ser músico cubano
Cuando le preguntamos sobre qué la hace sentir orgullosa de ser artista cubana, Wendy no duda en resaltar las virtudes musicales de su tierra: “Cuba es la isla de la música. Debajo de cualquier piedra te sale alguien que sin ser músico tiene ritmo. Y nosotros tenemos como cultura el bailar, el cantar y el disfrutar de la música.”
La combinación entre ese talento innato y la rigurosa formación académica crea una mezcla poderosa: “Además, el músico cubano tiene preparación. Y sabes, eso nos brinda, además de lo que viene en la sangre, de la tradición oral, de todas esas cosas que aprendes en la casa, eso nos brinda un conocimiento más global y más versatilidad, facilidad para aproximarte a otros géneros.”
A pesar de los desafíos que implica hacer música en Cuba, Wendy encuentra un privilegio especial en su cubanía: “Nos vanagloriamos de poder vivir de nuestra música. Y cuando tú haces algo, le dedicas el 100% de tu energía, es un valor agregado”. Esta dedicación exclusiva contrasta con realidades de otros países donde “los músicos tienen que hacer muchas otras cosas, y la música es un rato, un fin de semana”.
“Poder vivir de tu pasión es, sabes, una cosa, ser feliz es un privilegio,” concluye con satisfacción.
Consejos para nuevos talentos
La perspectiva de Wendy sobre los retos actuales para quienes inician una carrera musical revela la transformación del sector: “El mundo ha cambiado mucho… Sí, recomiendo estudiar marketing, publicidad y redes sociales. La verdad, ahora todo funciona así y si eso te falla, la carrera también. La verdad es que, últimamente al músico se le exige ser influencer.”
Sin abandonar los fundamentos artísticos, recomienda: “Hay que estudiar, hay que crear. Y también crear un poco pensando en el público, sobre todo tener muy claro a qué público te quieres dirigir. Y a partir de ahí, organizar tu contenido, organizar tu estrategia, tu música, para que eso llegue a algún lugar.”
La inspiración para Wendy viene tanto de la resiliente sociedad cubana contemporánea como de los grandes maestros de la música nacional: “Tengo mis influencias musicales, por supuesto, en la música cubana, qué sé yo: Omara Portuondo, Gema Corredera, Silvio (Rodríguez), Pablo (Milanés), La Trova. Muchos músicos grandes que han marcado momentos no solo en la música cubana, la música en general, sino en mi vida.”
¿Dónde escuchar a Son Gálvez?
Actualmente, Son Gálvez se encuentra en proceso de adaptarse a las nuevas dinámicas de la industria musical digital: “Estamos grabando música nueva y estamos, ¿sabes? integrándonos, como mismo estoy recomendándole a otros, a los nuevos tiempos… Es una isla complicada y directamente no tenemos acceso a Spotify. Entonces tenemos que recurrir a subterfugios para llegar ahí. Pero lo estamos haciendo.”
Por ahora, el público puede disfrutar de su música a través de su canal de YouTube buscando “Son Gálvez”. Sin embargo, Wendy hace una invitación especial: “También pueden venir a Cuba y llegar a La Zorra y el Cuervo o a los distintos lugares donde tocamos a menudo. Y escucharnos en vivo que la música en vivo no tiene precio.” Son Gálvez se presenta casi cada sábado en el tablado de este bar emblemático de la Rampa, calle 23, en el Vedado.