Repasar cuanto antes el arte de la negociación (+English)
Veo en televisión los amplios reportajes dedicados al ejercicio militar Bastión, con jóvenes que rozan los veinte años de edad. No puedo menos que recordar que a esa misma edad estaba empuñando un Kaláschnikov o un fusil FAI en verdaderas guerras convencionales e irregulares allá por Angola y Etiopía.
Cualquier veterano de una contienda bélica viva donde vida y así fueran los motivos para enrolarse en ella, podrá asegurar que una cosa es en la teoría y otra en la práctica. Dicho en buen cubano, que no es lo mismo con guitarra que con violín.
No conozco que el compositor argentino León Gieco haya tenido tal experiencia. Aun así, cuando canta Sólo le pido a Dios nos cuenta que la guerra “es un monstruo grande y pisa fuerte” no le falta ni una gota de razón y logra despertarme viejos recuerdos para nada agradables.
Observo, además, que muchos de los instructores profesionales, con altos grados militares y un pecho inundado con distintivos de múltiples condecoraciones carecen de esa medalla del Consejo de Estado con franjas rojas, azules, blancas y rojas nuevamente que indican la primera clase. Es decir, ganadas en verdaderos combates.
No puede resultar de otro modo. Han pasado cuatro décadas desde la última conflagración militar en la que Cuba participó.
En su sano juicio no habrá estadista que prefiera evitar una guerra. Se impone agotar todas las posibilidades para garantizar la soberanía e integridad antes de empuñar un fusil de asalto.
Con los gringos, el eterno enemigo y no es un decir ni frase acuñada, habrá que negociar y hacerlo bien, con sabiduría y visión de futuro. Donald Trump, por lo que alcanzo a comprender, es más de negocios que de guerras. Ojalá nunca me equivoque. Esperemos por el final del tema Canal de Panamá como botón de muestra.
Con una buena negociación ganaríamos sin tirar un tiro o accionar un lanzacohetes múltiple BM-21 y sufrir bajas mortales en la juventud que tanta falta nos hace para levantar un país poblado de ancianos.