Referendo, huracán y apagón
Entre el resultado del Referendo, el huracán Ian y el Apagón en todo el territorio nacional, solo pasaron unas horas. En ese ínterin habíamos escrito algunas notas sobre el resultado del referendo. Hoy, jueves 29, solo pequeños enclaves cuentan con energía eléctrica, así como con internet, que se va y regresa para volverse a ir.
Tomamos las notas sobre el referendo, las copiamos agregándole detalles a lo ya anotado con la intención de subirnos a la ola de la conexión a la red y publicarlas a la primera oportunidad. Aquí les va, comenzando con el parte oficial.
Sept 26 2022 Resultados Preliminares que incluyen Cuba y el exterior
Parte Básico: 8 447 467
Ejercieron el derecho al voto: 6 251 786
Porciento de votación: 74.01%
Boletas validas: 5 892 705
Votos por el Sí: 3 936 790 que representa un 66.87%
Votos por el No: 1 950 090 que representa un 33.13%
Anotaciones
Entendemos por Parte Básico al total de los ciudadanos aptos para votar, vale decir: registrados en el padrón electoral. Precisado el punto, llama la atención la diferencia entre el Parte Básico (8 447 467) y el número de Boletas validas (5 892 705) que alcanza la cifra de 2 195 681, pues se trata de electores que se abstuvieron de ir a las urnas y de una cifra de 359 081 Boletas NO Válidas por emitirse en blanco o dañadas de alguna manera. Así, el nivel de ABSTENCIÓN, es del 25, 99 %, cifra que puede ajustarse al 26 %. No recordamos consulta popular con tan alto números de abstenciones.
Los votos por el SÍ (3 936 790) superan al NO (1 950 090) en 1 986 700 votos. No hay dudas, pero, tenemos ante nosotros algo así como una fotografía movida, oscura, a veces fuera de foco, del palpitar de la sociedad cubana en este momento.
¿Cómo definir este momento?
Vivimos una crisis que abarca a todos los sectores. Ninguno escapa. ¿Habrá que desglosarla ante nosotros mismos que con angustias la vivenciamos diariamente? Economía jadeante, inflación disparada, estructura energética que ahora mismo ha paralizado al país completo debido a la colisión de un huracán y un andamiaje energético obsoleto, frágil, sumamente dependiente en más del 95 % de proveedores extranjeros del combustible imprescindible; acreedores de una deuda negociada y renegociada que venimos arrastrando por años –factor que inhibe a posibles inversores–; un sector agrícola que no levanta vuelo y una rigidez ideológica, más que prudencia política, reteniendo el bisturí con que entrarle a fondo al modelo económico. Todo ocurre ante un panorama global tenso, guerra en Europa de cuyas repercusiones nadie escapa, caracterizado por el reacomodo geopolítico y de ajustes en las correlaciones de fuerzas. Y nosotros, ahí, al doblar de la esquina floridana con el Imperio atenazándonos. La imaginación criolla pondrá lo que falta, pero la esencia está resumida.
Ante este panorama ¿puede sorprender que la Abstención haya tenido más votos que el NO? ¿Y que sumado a este supere al SÍ obteniendo 4 145 781 votos? Seguro habrá quienes cuestionen esta sumatoria, para ellos nuestro respeto.
Ante todo, afirmamos que la abstención implica una actitud política. La abstención es voto en el sentido que puede expresar: a) una forma de castigo a la política gubernamental y a su modo de conducirla. El monopolio del voto castigo no lo tiene el NO, está repartido; b) ciudadanos que, a pesar de estar de acuerdo con aspectos del Código, lo rechazan porque otros contradicen sus opiniones y valores esenciales; c) aquellos compatriotas para los que asistir y votar sirve de apoyo al gobierno nutriendo la propaganda oficial, o los que estiman que “los resultados ya están amarrados”. La abstención en estado puro no existe.
No votantes y votantes, quienes marcamos en una columna o en otra o simplemente en ninguna, todos somos parte de la instantánea de este momento crucial. Estamos en la foto, más rica si añadiéramos datos por provincias y zonas. La Cuba heterogénea y diversa es ancha y profunda. Gobernantes y ciudadanos deberíamos meditarla seriamente, no con una visión prejuiciada o mediante anteojos acomodaticios, sino para ver y comprender la dimensión de la cruda realidad y actuar en consecuencia. Pensar que no estamos ante una foto, más bien ante fotogramas de un filme sociopolítico. Y los filmes son dinámicos por excelencia.
