Nadie se hace responsable de que el mundo esté al borde del desastre: ONU

Por David Brooks y Jim Cason / La Jornada

El mundo está al borde del desastre, pero nadie asume la responsabilidad por ello, pareció ser la conclusión del primer día del debate general de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.

Tal vez por ello, el secretario general, Antonio Guterres, condenó lo que llamó la impunidad global, al abrir la sesión inicial del debate general, junto con la desigualdad y la incertidumbre, trío que está llevando a la civilización al borde de desastres, y esa ruta es insostenible. Estamos acercándonos a lo inimaginable; un polvorín que está envolviendo al mundo entero, advirtió Guterres, y señaló que las guerras, el cambio climático y la desigualdad están peor que nunca. A la vez, invitó a los participantes: los desafíos que enfrentamos se pueden resolver.

Resaltó la impunidad en donde las violaciones y abusos amenazan el cimiento mismo del derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas. Agregó que el nivel de impunidad en el mundo es políticamente indefendible y moralmente intolerable, con gobiernos que creen que pueden violar las convenciones internacionales y la Carta de la ONU, invadir otro país o destruir sociedades enteras sin consecuencias. Señaló los casos de Ucrania y de Gaza, a los que llamó pesadilla sin fin que amenaza con llevarse toda una región; condenó los actos de terror de Hamas, pero afirmó que nada puede justificar el castigo colectivo del pueblo palestino, que ha incluido también la muerte de más de 200 empleados de la ONU. Guterres detalló las injusticias de la desigualdad económica, también del cambio climático, insistiendo en que la única solución es multilateral y urgente. Y que no hay mucho tiempo. (https://gadebate.un.org/sites/default/files/gastatements/79/unsg_en.pdf).

El desfile anual de mandatarios y altos representantes de los 193 países miembros arrancó, por tradición, con el presidente de Brasil. Luiz Inácio Lula da Silva, una de las voces del sur global más poderosas, elevó la alarma sobre la ruta actual del planeta.

Lula habló de los esfuerzos de su país en impulsar un acuerdo para frenar las guerras en Gaza y Ucrania, y advirtió que estos conflictos demuestran un fracaso de la comunidad internacional. Al igual, deploró un sistema económico internacional que se ha convertido en un Plan Marshall al revés, en el cual los más pobres financian a los más ricos. Los más ricos, afirmó, han duplicado sus fortunas y pagan menos impuestos que los pobres, proporcionalmente 60 por ciento de la humanidad es ahora más pobre, ante lo cual Brasil está impulsando una propuesta para establecer normas mínimas de impuestos globales.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, acusó, con un discurso lírico, que en ese foro de la ONU no nos escuchan los que tienen el poder de la destrucción de la vida, a los que no tienen armas de destrucción masiva o el gran dinero, aun si representamos la gran mayoría.

Petro: ¿la vida o la codicia?

Advirtió que se está quemando la selva amazona y eso implica el fin del mundo. Acusó que cuando muera Gaza, morirá toda la humanidad, ya que los niños palestinos son el pueblo escogido de Dios. Lo que llamó la oligarquía mundial del cambio climático, de las guerras, de castigos económicos contra países desobedientes como Cuba, y concluyó que la pregunta ahora para el mundo es ¿la vida o la codicia? Indicó que ha llegado la hora de poner fin a la oligarquía mundial y sustituirla por una democracia de los pueblos. Que ya no se requiere escuchar a los Biden, Xi, Putin y los europeos, sino a los pueblos.

Cyril Ramaphosa, de Sudáfrica abrió su discurso condenado la guerra de Israel en Gaza y subrayó que su país llevó un caso por genocidio a la Corte Internacional de Justicia contra Tel Aviv para cumplir con las obligaciones del derecho internacional, el cual no se puede aplicar selectivamente.

En su último acto formal ante la comunidad mundial, el presidente Joe Biden ilustró la incongruencia que define esta coyuntura mundial, presentándose como líder de la paz y la cooperación, mientras justificó la complicidad de su gobierno con las guerras en Gaza y Ucrania. Las cosas sí pueden mejorar, afirmó, y ofreció como ejemplo histórico el que Estados Unidos y Vietnam ahora son socios, e insistió en que a pesar de los grandes desafíos, se tiene que mantener el optimismo.

La guerra de Putin ha fracasado y “no podemos desistir para que Ucrania gane esta guerra… no dejaremos de apoyar a Ucrania”, afirmó, ignorando el consenso de los expertos de que ese conflicto no es ganable. Mencionó a América Latina sólo una vez, usando el caso de Venezuela para ilustrar cómo su país tiene que ser campeón de la democracia.

Habló de cómo se debe enfrentar a China en el Pacífico, asegurando que los bloques no son contra ningún país, cuando es obvio de que son contra Pekín.

En torno a Gaza, condenó otra vez el acto terrorista de Hamas del 7 de octubre, reconoció que inocentes también están enfrentando el infierno en Gaza y llamó a las partes a aceptar un acuerdo y poner fin a esta guerra. Dijo que han buscado prevenir su extensión y acusó a Hezbollah de los ataques más recientes. Estamos trabajando incansablemente para frenar ese conflicto. Biden repite esa frase desde hace casi un año, mientras su gobierno continúa entregando las bombas y otras municiones a Israel para lo que una mayoría de la Asamblea General considera un posible genocidio, algo que gran parte de su público hoy ha criticado.

El debate general continuará toda esta semana y hasta el 30 de septiembre. Están en la lista varios de los que están involucrados en los conflictos que desafían el mandato de la ONU de promover la paz. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, está programado para el jueves, poco después de que haya subido al podio el presidente palestino, Mahmoud Abbas. El presidente ucranio, Volodymir Zelensky, tiene su turno el miércoles, pero ayer también tenía cita en una sesión del Consejo de Seguridad.

Muchos se refirieron al surgimiento de la inteligencia artificial (IA), y cómo eso cambiará casi todo y por lo tanto que se requiere de un manejo responsable de la comunidad internacional de esa nueva herramienta. Pero si el pasado guía el manejo de estos líderes políticos del mundo actual, vale cuestionar si existe la inteligencia natural colectiva para lograr ese y los otros grandiosos objetivos que se mencionaron aquí.