Los haitianos rechazan el plan de intervención armada de Kenia
People’s Dispatch y Globetrotter News Service
Una misión de evaluación de Kenia llegó a Puerto Príncipe, la capital de Haití, el 20 de agosto para evaluar la situación de seguridad en el país caribeño. La misión keniana de 10 miembros se reunió con altos funcionarios del gobierno haitiano de facto y la visita concluyó el 23 de agosto. El plan de intervención ha sido condenado por organizaciones progresistas y grupos de derechos humanos como el Comité Democrático Haitiano, Amnistía Internacional, Frantz Fundación Fanon y la Liga Socialista Revolucionaria de Kenia.
La visita de la delegación se produjo semanas después de que Kenia ofreciera liderar una fuerza policial multinacional en Haití para ayudar a mejorar su seguridad y frenar la violencia de las pandillas. El 29 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores de Kenia, Alfred Mutua, dijo que su país está dispuesto a desplegar 1.000 agentes de policía para ayudar a entrenar y ayudar a la policía de Haití a “restaurar la normalidad en el país y proteger instalaciones estratégicas”.
La propuesta de Kenia surgió en respuesta a la solicitud oficial del gobierno de Henry a la ONU de asistencia militar internacional para luchar contra las bandas criminales. En ese momento, varios países respaldaron la perspectiva de enviar una fuerza multilateral a Haití. Sin embargo, ningún país se ofreció a liderar la intervención.
Los movimientos haitianos se han opuesto al plan, citando los graves problemas causados por anteriores intervenciones militares extranjeras en el país. También condenaron a la comunidad internacional por apoyar a Henry. En 2021, este último asumió el cargo tras el asesinato del anterior presidente de facto, Jovenel Moïse, y ese mismo año pospuso indefinidamente las elecciones presidenciales y legislativas, largamente esperadas. También responsabilizaron a Henry y al gobernante partido haitiano de extrema derecha Tèt Kale por las crisis económica, social, política e institucional que enfrenta el país.
Henry Boisrolin, miembro del Comité Democrático Haitiano, señaló que “1.000 policías obviamente no pueden resolver el problema de la inseguridad. En otras palabras, la presencia de esos 1.000 policías –en caso de que lleguen a Haití– sería para proteger a los líderes y las instituciones, no al pueblo haitiano. Esto está claro”.