La “inutilidad” del reparto arbitrario de utilidades y la necesidad de una política integral (+English)

Como hemos insistido reiteradamente, la economía cubana necesita una política económica integral de transformaciones a la vez que una política de estabilización macroeconómica que conecte y haga viable la primera.

La permanencia de un proceso inflacionario como el que se vive, o se sufre hoy en Cuba, no es sostenible en el mediano y largo plazos por razones sociales y políticas, por lo tanto la reducción de la inflación es imprescindible no sólo como condición para la viabilidad de las transformaciones económicas más profundas que el país necesita, sino también desde el punto de vista político.

En este sentido hemos expresado en reiteradas ocasiones la necesidad de una política de estabilización que aborde el problema tanto por el lado de la oferta como por el lado de la demanda, en combinación con políticas fiscales y monetarias activas y fundamentadas.

Hemos abordado este tema en mayor detalle y con propuestas muy concretas en otros textos: “Conjurar la inflación: lo esencial de una política integral (la oferta, la demanda y la política monetaria).

Uno de los puntos, no el único, en el que insistimos en este y otros textos anteriores, es el efecto perverso que sobre los precios provoca el reparto de utilidades sin respaldo material y a discreción en las empresas estatales, en presencia, además, de laxos impuestos directos progresivos sobre estas remuneraciones, mercados altamente imperfectos sin sólida regulación y gobernanza deficiente. Es justo decir que nuestras consideraciones al respecto las hemos hecho llegar sistemáticamente a las autoridades de la economía nacional, desconocemos si han sido revisadas o no.

Este tema, poco abordado públicamente con anterioridad, ha sido objeto de atención en la reciente reunión de la dirección del país con representantes del sistema empresarial estatal, cuyos contenidos fundamentales se han reportado en el diario Granma. Las cifras y algunas de las afirmaciones que allí se han presentado confirman, en nuestra opinión, lo que al respecto hemos señalando desde hace más de un año. Sin embargo, no apreciamos aún una política integral que corrija esta negativa tendencia.

Sólo en el primer semestre del 2022 el reparto de utilidades fue de 13 000 millones de pesos cubanos, lo cual significa un notable incremento de la demanda agregada sin que ello esté respaldado por un correspondiente aumento de la oferta de bienes y servicios. 

Como se reconoce en la reunión, con frecuencia las ganancias empresariales se explican por incrementos arbitrarios de precios, mismos que alimentan la inflación como una serpiente que muerde su cola. 

Esta cifra nos sorprendió al ser aún mayor (mas del doble) de la que habíamos calculado previamente para un semestre, no  contábamos entonces con información pública al respecto, lo habíamos estimado a partir de la información fragmentada de la prensa nacional y de entrevistas individuales.

El efecto de este proceso es que el incremento de los ingresos reales de los trabajadores que se benefician con estas entradas adicionales no se corresponde a los incrementos nominales que obtienen, debido precisamente al aumento de precios impactados por la misma acción, a la vez que los ingresos en términos reales de los trabajadores y ciudadanos con remuneraciones fijas (en especial los jubilados) se ven notablemente afectados por la baja sistemática de su poder de compra, rayando, en muchos casos, con niveles de supervivencia. Adicionalmente ha generado movimientos sectoriales de fuerza de trabajo con repercusiones negativas en actividades fundamentales.

Haciendo un cálculo rápido, se puede afirmar que con mucho menos de la mitad del dinero de utilidades repartidas se podría haber incrementado el monto de las pensiones mínimas y prestaciones asistenciales en más de 500 pesos mensuales, favoreciendo los sectores más vulnerables del país.

El déficit presupuestario anual estimado debe ser superior a los 70 mil millones de pesos. Si este se monetizara en un 85 %, el efecto del reparto no respaldado de utilidades podría contribuir, por sí solo, en casi el 25% al aumento de precios.

Si se examina lo que diferentes economistas han venido escribiendo al respecto, se podría desarrollar un debate que permitiera la articulación de una política anti inflacionaria integral. Sin embargo, aunque este problema supone una fuerte fundamentación técnica, esta no sería suficiente debido a su gran significado político y social. Por esta razón hemos propuesto con anterioridad la conveniencia de ampliar la discusión a toda la sociedad con la rápida y urgente presentación de un proyecto de política de estabilización. 

Seguramente la discusión popular no solo lo enriquecería, sino que favorecería reconstruir el consenso para avanzar con este y con el proyecto de reforma integral de la economía, proceso, en nuestra opinión, imprescindible para la recuperación de una dinámica positiva en la vida de la nación. Los parlamentos obreros efectuados en 1994 son una experiencia que debe ser tomada en consideración en la actual situación, desde el punto de vista político el consenso de la sociedad no tiene sustituto, en el caso de Cuba, más aún.

Ninguna de estas consideraciones deja de tener en cuenta los efectos nocivos del bloqueo y la agresión, pero el desafío es avanzar a pesar de estas difíciles circunstancias y hacerlo con mucha rapidez, con sentido de urgencia y una audacia responsable. Hay propuestas y argumentos fundamentados para hacerlo, discutámoslos todos con profundidad, con agilidad y sin dogmas.

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English version:

The ‘uselessness’ of the arbitrary distribution of profits and the need for a comprehensive policy

As we have repeatedly insisted, the Cuban economy needs a comprehensive economic policy of transformations as well as a macroeconomic stabilization policy that connects and makes the former viable.

The permanence of an inflationary process such as the one experienced or suffered today in Cuba is not sustainable in the medium and long term for social and political reasons, therefore the reduction of inflation is essential not only as a condition for feasibility of the deeper economic transformations that the country needs, but also from the political point of view.

In this sense, we have repeatedly expressed the need for a stabilization policy that addresses the problem both on the supply side and on the demand side, in combination with active and well-founded fiscal and monetary policies.

We have addressed this issue in greater detail and with very specific proposals in previous texts: “Preventing inflation: the essentials of a comprehensive policy (supply, demand and monetary policy).

One point in which we insist and have insisted previously is the perverse effect on prices caused by the distribution of profits without material support, and at the discretion of state companies. And all, moreover, lacking progressive, direct taxes on these remunerations, and highly imperfect markets without strong regulation and with poor governance. It is fair to say that our considerations, in this regard, have been systematically sent to the authorities of the national economy. We do not know if they have been reviewed or not.

This issue, which had not been discussed publicly before, has been the subject of attention at the recent meeting of the country’s leadership with representatives of the state business system, the basic contents of which have been reported in the Granma newspaper. The figures and some of the affirmations that have been presented there confirm, in our opinion, what we have been pointing out for more than a year. However, we still do not perceive a comprehensive policy that corrects this negative trend.

In the first half of 2022 alone the distribution of profits was 13 billion Cuban pesos, which means a notable increase in aggregate demand without this being backed by a corresponding increase in the supply of goods and services.

As recognized at the meeting, business profits are often explained by arbitrary price increases, which fuel inflation like a snake biting its own tail.

This figure surprised us as it was even higher (more than double) than what we had previously calculated for one semester. We did not have public information about it at the time. We had estimated it based on fragmented information from the national press and individual interviews.

The process’ effect is that the increase in the real income of workers who benefit from this additional income does not correspond to the nominal increases they obtain, precisely due to the increase in prices impacted by the same action, at the same time that the income in real terms of workers and citizens with fixed salaries (especially retirees) are notably affected by the systematic decline in their purchasing power, bordering, in many cases, on survival levels. Additionally, it has generated sectoral movements of the labor force with negative repercussions on fundamental activities.

Based on quick calculations, it can be said that with much less than half of the money from profits distributed, the amount of minimum pensions and assistance benefits could have been increased by more than 500 pesos per month, which favors the most vulnerable sectors of the country.

The estimated annual budget deficit must be greater than 70 billion pesos. If it were 85% monetized, the unsupported profit sharing effect alone could contribute almost 25% to price increases.

If what different economists have been writing about it is examined, a debate could be developed that would allow the articulation of a comprehensive anti-inflationary policy. However, although this problem supposes a strong technical foundation, this would not be enough due to its great political and social significance. For this reason we have previously proposed the convenience of broadening the discussion to the whole of society with the rapid and urgent presentation of a stabilization policy project.

Surely the popular discussion would not only enrich it, but would favor rebuilding the consensus to advance, with this and with the project of comprehensive reform of the economy, a process that in our opinion is essential for the recovery of a positive dynamic in the life of the nation.  The workers’ parliaments held in 1994 are an experience that must be taken into consideration in the current situation. From a political point of view, the consensus of society has no substitute, and in the case of Cuba, even more so.

None of these considerations fail to take into account the harmful effects of the blockade, but the challenge is to move forward despite these difficult circumstances and to do so very quickly, and with a sense of urgency and responsible boldness. There are substantiated proposals and arguments to do so. Let’s discuss them all in depth — with agility and without dogmas.