La espiral económica de Cuba se profundiza: cinco años de decadencia y sin alivio a la vista
En un discurso aleccionador ante el parlamento esta semana, el ministro de Economía, Joaquín Alonso, pintó un panorama sombrío de un país en crisis.
Los problemas económicos de Cuba continúan profundizándose, marcando cinco años consecutivos de declive, con pocas esperanzas de recuperación en el futuro cercano. En un discurso aleccionador ante el parlamento esta semana, el ministro de Economía, Joaquín Alonso, pintó un panorama sombrío de un país en crisis.
Según los medios oficiales cubanos, la economía de la isla se contrajo un 1,1 % en 2023, agravando la caída de casi el 10 % que ha experimentado desde 2019. Para un país que ya lidia con la escasez y el deterioro de la infraestructura, el anuncio confirmó lo que la mayoría de los cubanos experimentan a diario: la crisis no solo persiste, sino que se agrava.
Sin recuperación a la vista
El ministro Alonso no edulcoró la situación. En su intervención ante la comisión económica del parlamento, reconoció el alto costo de la escalada de las sanciones estadounidenses, así como la inestabilidad global, factores que continúan obstaculizando el acceso de Cuba a las divisas y a los mercados financieros internacionales.
“Estamos atravesando condiciones extremadamente adversas”, declaró Alonso, citando “el impacto intensificado del bloqueo, la feroz persecución de los flujos financieros y las barreras a las transacciones internacionales que han dificultado los pagos a los proveedores”.
Esta asfixia financiera ha provocado que los ingresos en divisas del país se desplomen aproximadamente un 30 % en los últimos años, lo que ha provocado una grave escasez de bienes esenciales, como alimentos, combustible, medicamentos y materias primas para la agricultura y la industria manufacturera.
Una nación que se queda sin recursos
Quizás en ningún otro lugar la crisis de Cuba sea más visible que en su deteriorada red eléctrica. La escasez de combustible y repuestos ha provocado apagones diarios, que a menudo duran hasta 16 horas o más. Los cortes de electricidad no son solo una molestia, sino que están paralizando la productividad y profundizando la frustración pública.
Las cifras lo demuestran: la producción agrícola, ganadera y minera ha disminuido un asombroso 53,4 % en los últimos cinco años. Mientras tanto, la producción manufacturera ha caído un 23 %. Estos sectores, que antes eran vitales para el sustento económico de la isla, se han visto al borde del colapso.
Y la situación no mejora. En lo que va de año, según informó Alonso, los ingresos de Cuba en divisas ya son un 9 % inferiores a los del mismo período de 2023, mientras que las importaciones han aumentado un 7 %, un desequilibrio preocupante que agrava la creciente deuda del país.
Deuda en aumento, opciones cada vez más limitadas
El gobierno cubano no ha actualizado sus cifras de deuda externa desde 2020, cuando se situaba en 19 700 millones de dólares. Pero con el país importando más de lo que exporta y enfrentando un sector turístico estancado, la carga de la deuda no hace más que agravarse.
La dependencia de Cuba de las importaciones —sin medios para pagarlas— ha creado un círculo vicioso. Y sin acceso al crédito internacional ni un repunte significativo de las exportaciones, los expertos advierten que la crisis podría agravarse aún más.
Por ahora, los cubanos siguen enfrentándose a la rutina diaria de escasez, apagones e inflación, sin una salida clara al actual atolladero económico.
Conclusión
Cinco años después de una profunda crisis económica, Cuba se encuentra en una encrucijada: con pocas opciones, apoyo limitado y una urgencia creciente. A medida que transcurre el año, todas las miradas están puestas en el próximo paso de La Habana, pero incluso los altos funcionarios del país admiten que la recuperación no se vislumbra.
