Lo único que pido es transparencia y seriedad (+English)
Esto de la dolarización parcial en Cuba parece, insisto parece, que incentiva aún más al rápido aprendizaje del idioma inglés ya de por sí necesario hasta para abrir un ordenador, enterarse un poco más de lo que ocurre en el mundo y cómo marcha ese nuevo proceso de geofragia de Donald Trump de convertir la poutine canadiense en una McDonald’s.
En consecuencia, por la barriada capitalina de Buenavista hay alguien dedicado a la enseñanza del inglés que, de un anuncio de aprender en tres meses, en cualquier momento expone otro de dominarlo en 24 horas sin acudir al servicio sanitario.
Y menos mal que, a falta de moneda fraccionada, sus promotores han optado por entregar caramelos y no chicles para fomentar esa costumbre no tan gringa, sino de origen maya, de mascarlos hasta poco antes de morir en una sala de cuidados intensivos.
Bromas aparte, que la situación no lo amerita, ha sido muy comentada y criticada esa decisión gubernamental de poner en marcha establecimientos comerciales donde se facturen las compras de alimentos y otros productos con dólares estadunidenses y no en Moneda Libremente Convertible (MLC) que en su momento fueron dólares o euros.
Ya esto había comenzado con el expendio de combustible con esa tarjeta nombrada Clásica. En honor a la verdad no se armó tanto jaleo. La gente, dígase los conductores, no fomentaron mayor barullo. Y que quede claro que no es lo mismo llenar con gasolina un depósito metálico que comida en un estómago.
En síntesis, porque no me sientan las milongas y esos solos de violín tan recurrentes que marean al tercer párrafo, poco me importa si mañana deciden abrir una carpa donde se pague exclusivamente con moneda de Burkina Faso siempre y cuando existan transparencia y seriedad para con los clientes y no se cumpla el aquello que Mark Twain (1835-1910) afirmara que “un banquero es un señor que nos facilita un paraguas cuando hace sol y nos lo quita cuando empieza a llover”.