GTMO: ¿De quién es?

El Tribunal Supremo de Estados Unidos afirmó en 2004, a propuesta del entonces presidente George W. Bush, que Cuba es plenamente soberana sobre el territorio ocupado por su Base Naval – GTMO – aunque continúe su administración por parte de Estados Unidos. Eso permitió privar a los presos y migrantes allí detenidos de las garantías constitucionales de EEUU.

GTMO es el apodo que generaciones de marinos estadounidenses han usado para referirse a la base militar de Estados Unidos colindante con Caimanera, en la provincia de Guantánamo, Cuba. Generaciones de cubanos, antes y después de la victoria revolucionaria en 1959, han afirmado que ese pedazo de tierra es cubano, y debe por tanto reintegrarse al país. Por mucho ruido que se ha hecho, sin embargo, los marinos siguen en GTMO acompañados de presos de guerras estadounidenses, presuntos migrantes deportables ahora y en años pasados, y también por iguanas, tomeguines, y otra fauna y flora que es nítidamente cubana.

Pero ¿qué se dice en EEUU sobre esta cuestión importante: de quién es GTMO? Se dice poco. No es un asunto de prioridad política nacional. En diversas referencias a GTMO, la discusión torna sobre los presos que quedan y los migrantes que se envían. No se debe pronosticar un cambio en algún horizonte previsible, ni su retorno a Cuba.

Hay una respuesta clara, sin embargo, a la pregunta, de quién es GTMO. Pertenece a Cuba. Estados Unidos ha afirmado, a propuesta presidencial y tras decisión del Tribunal Supremo de Justicia (Supreme Court of the United States), dictada en 2004, que Cuba es ya plenamente soberana en GTMO, aunque continúe su administración por parte de Estados Unidos.

En 2004, el Tribunal escuchó varios casos de los entonces presos en GTMO, que exigían que se les reconociera sus derechos. En nombre de la Casa Blanca, el Fiscal General del Estado (Attorney General of the United States) insistió que las garantías constitucionales de EEUU no se extendían a GTMO porque la soberanía del territorio pertenecía a Cuba. Al no poder aplicarse tal protección de garantías en GTMO porque Estados Unidos era incapaz de ejercer su propia soberanía allí, las autoridades en GTMO retenían mayor capacidad de proceder como ellos mismos preferían, y así se hizo.

Quienes defendían los derechos de los presos argumentaron que Cuba no era soberana en GTMO en aquel momento y que, por tanto, se aplicaban plenamente las garantías constitucionales estadounidenses en GTMO, que el Poder Ejecutivo estaba violando. Primero, según el abogado defensor de los presos, eso de soberanía cubana are algo “místico”, irreal, dada la realidad administrativa en GTMO. Segundo, la versión del tratado en inglés dice que EEUU reconoce “the continuance of the ultimate sovereignty” de Cuba. Según el defensor de los presos, lo de “ultimate sovereignty” implicaba que, si EEUU decidía retirarse de GTMO, o si dejaba de pagar el alquiler obligatorio que fijaba el tratado de 1903 (confirmado en el tratado de 1934), así abandonando su derecho de arrendamiento permanente garantizado por ese tratado, entonces y solamente entonces es que Cuba sería soberana sobre ese territorio.

EEUU ha pagado al gobierno de Cuba fielmente todos los años el arrendamiento fijado en 1934, de 4.085.34 dólares anuales. Cuba depositó el cheque en 1959 pero nunca más a partir de entonces. EEUU envía los cheques a Suiza y el banco los devuelve sin cobrar.

El Poder Ejecutivo falló a favor del gobierno: “ultimate” implicaba eventual o posterior, no vigente, el pleno control administrativo de GTMO por parte de EEUU no menoscababa en lo más mínimo la soberanía de Cuba sobre GTMO. Sin embargo, el Fiscal General reconoció que la expresión “ultimate sovereignty” pudo ser algo confusa. Para apoyar el argumento de que EEUU carecía de soberanía en GTMO, el Fiscal General, designado por el entonces presidente George W. Bush, sugirió que el Tribunal debía considerar la versión en español para esclarecer cualquier duda sobre el significado acertado del texto diplomático.

Hubo un debate lingüístico sobre la interpretación de los tratados entre Cuba y EEUU. El Fiscal General insistió que tanto la versión en inglés como la versión en español poseen similar autoridad. Se le olvidó que, cuando se firmó el tratado en 1903, la versión original y vigente era en inglés, que se tradujo al español; el texto en español era la traducción.

Ese texto en español dice sin ambigüedades que Cuba posee la “soberanía definitiva”, es decir, no eventual, no posterior, no cercenada, no interrumpida, no manchada, sino que ya. Por si las dudas, el Fiscal General hasta le hizo referencia al Diccionario Salamanca para afirmar que “definitiva” quería decir “definitive”, sin cambios posibles, entonces o después, sobre la soberanía de Cuba en GTMO.

El Juez Antonin Scalia, uno de los jueces más conservadores del Supremo en aquel momento, interrumpió al abogado defensor de los presos, le leyó el texto del tratado de 1903, insistiendo que “continuance” indicaba que la soberanía de Cuba sobre GTMO no se extinguía mientras EEUU administraba el territorio, sino que continuaba durante toda esa administración.

Una lección de ese debate debe estimular a los profesores de idiomas y los traductores. Las dos versiones del tratado de 1903 no son idénticas. Pudo ser una mala traducción. Pudo ser un acuerdo deliberado de usar en cada versión el lenguaje preferido en cada país. Pero no deja de ser fuente de confusión.

GTMO, pues, queda bajo la soberanía de Cuba. Según el Tribunal Supremo de Justicia de Estados Unidos, coincidiendo con los argumentos del Fiscal General que representaba al Presidente Bush, la soberanía sobre GTMO nunca dejó de ser de Cuba, y nunca dejará de ser de Cuba.

Jorge I. Domínguez, Fue profesor en Harvard 1972-2018.
https://jorgeidominguez.com
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