El Puente de Canímar: crónica de una decisión tardía
Por Boris Luis Alonso Pérez
Hace unos seis meses, en uno de esos viajes provincia adentro para ver a mis padres, logré subir a una Diana que se dirigía hacia Jovellanos y así evitar pagar un camión hasta Colón. En un punto de la Carretera Central, después de Guanábana, la guagua tomó un desvío que provocó que muchos de los pasajeros dudáramos del destino de nuestro transporte.
Una señora preguntó: “¿Chofer, por fin para dónde va esto?”, y la respuesta fue: “El puente de Canímar está cerrado, así que disfrutaremos del TRIUNVIRATOTOUR”. La nueva ruta, 13 kilómetros (km) más larga, sumó más de una hora al viaje en una carretera bastante accidentada.
“Tenía que haberme subido a un camión, que esos sí pasan por el puente”, vociferó un muchacho mientras mostraba abiertamente su enojo por la demora que implicó tomar el desvío. Ninguno de los pasajeros era consciente del peligro real que implicaba desobedecer las indicaciones de la Dirección Provincial de Vialidad.
GUERRA AVISADA…
El Puente de Canímar, ubicado en el km 119 de la Carretera Central, se construyó entre el 20 de mayo de 1927 y el 24 de febrero de 1931. Desde entonces se han realizado acciones periódicas de conservación muy limitadas, que no han sido suficientes para mantener en buen estado la armadura metálica de la estructura.
En el informe emitido en agosto del 2020 por la filial matancera de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (Enia), en colaboración con la Dirección Provincial de Vialidad, se estableció limitar lo antes posible la velocidad de circulación de los vehículos sobre el puente, con el objetivo de disminuir el efecto de oscilaciones y vibraciones excesivas que pudieran traer deformaciones o desplazamientos.
En un dictamen posterior, en marzo de 2021, las observaciones eran más alarmantes. “Muchos elementos han perdido parte de su sección y otros casi en su totalidad, lo cual provoca el fallo de algunos de ellos y compromete la seguridad estructural que estos deben ofrecer”. En el texto se recomendaba “intervenir el puente lo antes posible”.
Las autoridades tomaron la decisión de limitar la circulación a todos los vehículos cuyo peso superara las 3,5 toneladas, y hacerlos tomar un desvío de 13 km, que conecta a Ibarra con Caoba, pasando por Triunvirato. No obstante, esta carretera también se encuentra en mal estado e incluye un pequeño puente que debe reacondicionarse.
Por si fuera poco, para el cumplimiento de esta medida se adoptaron protocolos muy poco efectivos, pues los carros pesados evitaron el desvío siempre que tuvieron la oportunidad, lo cual contribuyó a empeorar la situación.
Los vehículos del Ministerio de Transporte y Cupet S. A. comenzaron a realizar sus operaciones por la Vía Blanca, y pudimos comprobar que la mayoría de las Dianas que sostienen el limitado transporte público intermunicipal respetaban la medida. Aun así, continuaron las indisciplinas a la par que el deterioro del puente.
PUENTE DE CANÍMAR: EL PUNTO CRÍTICO
El pasado 21 de septiembre las entidades implicadas inspeccionaron a profundidad para determinar el estado de la estructura. El resultado de la pesquisa arrojó que “14 montantes mantienen un estado crítico, seis de ellos con fallo estructural, y han ocurrido varios desplazamientos axiales como resultado del agotamiento de la sección y las sobrecargas. Asimismo, se evidencian deformaciones por torsión en las barandas adosadas a estos montantes.
“Todos los aparatos de apoyo presentan una corrosión avanzada. De un total de 12, dos de estos están desplazados 15 milímetros en el sentido perpendicular a las armaduras principales portantes, lo que provoca una falta de estabilidad en el conjunto estructural. Además, estos desplazamientos conducen a tensiones adicionales, para lo cual no está diseñado el puente.
“Se mantienen seis vigas secundarias en fallo total y los arriostres superiores de las armaduras principales se encuentran en estado crítico.” El informe reconoce que las vigas de vínculo inferior de las armaduras principales aún no tienen fallos, pero su condición no difiere de la del resto del puente.
Los expertos recomendaron una vez más su cierre total para su posterior mantenimiento, debido a que podría colapsar en cualquier momento. Es por ello que el flujo de transporte debería pasar por el mencionado desvío por Triunvirato, que por demás encarece las transportaciones en ambas direcciones.
UNA DECISIÓN TARDÍA
Justo antes de la publicación de este reportaje nos llegó la noticia de que, finalmente, la Comisión Provincial de Seguridad Vial de Matanzas decidió cerrar el tránsito por el puente de Canímar. Aún desconocemos la fecha exacta para el cierre, pero deberá hacerse pública en el menor tiempo posible.
Reynaldo Hernández Rodríguez, director de Vialidad en Matanzas, confirmó que el pasado miércoles iniciaron las labores de mantenimiento en el desvío Ibarra-Triunvirato-Caoba, que funcionará como ruta alternativa mientras duren las reparaciones en el puente. Las principales acciones se centrarán en el bacheo con mezcla asfáltica y los trabajos de chapea.
La reparación capital del puente de Canímar fue aprobada en el Plan de la Economía y la Dirección Provincial de Vialidad, y cuenta con el presupuesto para iniciar las obras de conjunto con la Cooperativa Sancof, la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería de Matanzas (Empai), la Empresa de Construcción y Montaje y otras entidades del territorio.
Pese a que la solución del problema está encaminada, esta historia nos deja mucho para reflexionar. Ante todo, y dada la gravedad del asunto, el tiempo transcurrido entre el primer informe de la Enia y el cierre del puente para su posterior mantenimiento debió haber sido el mínimo posible y no extenderse por años.
Además, el intento de regular la circulación vehicular durante un período no fue más allá que la propia definición del término: un intento. ¿Cuántos choferes de camiones de pasajeros habrán violado las indicaciones de la Comisión Provincial de Seguridad Vial solo durante el pasado mes de septiembre, poniendo a riesgo sus vidas y las de decenas de pasajeros? Al enfrentar situaciones de este tipo la respuesta debe ser rápida y estar enfocada en garantizar la seguridad de las personas por encima de todo. Teníamos los datos, teníamos los recursos y el presupuesto estaba aprobado, ¿qué justifica la demora? Finalmente, el puente de Canímar no se cayó, pero, para la próxima vez, evitemos correr ese riesgo.