El imperialismo “vuelve a adquirir toda su crudeza”, afirma historiador cubano sobre regreso de Trump
Por Gabriela Vera Lopez
El 6 de enero, apenas dos semanas antes de la investidura presidencial, el Congreso estadounidense certificará la victoria de Donald Trump como nuevo presidente electo. La fecha será más que emblemática, pues se cumplen cuatro años del asalto al Capitolio.
Trump regresará a la Casa Blanca con mucho más poder que en su primer mandato. Su movimiento se ha convertido en la fuerza hegemónica dentro del Partido Republicano, y su triunfo le ha asegurado el control del Congreso, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, así como una mayoría conservadora en la Corte Suprema.
En entrevista con Brasil de Fato, Hassan Pérez Casabona, profesor y miembro del Centro de Estudios Hemisféricos y de Estados Unidos (CEHSEU) en Cuba, describe a Trump como la expresión del “populismo de derecha” que busca conectar con “los ciudadanos estadounidenses corroídos por las crisis de identidad provocadas por el declive relativo de la hegemonía estadounidense”.
Los miembros de su gabinete, dominado por sectores de extrema derecha, anticipan un gobierno formado a su imagen y semejanza. Esta situación refleja la hegemonía en la política partidista de su movimiento de ultraderecha, MAGA, acrónimo de “Make America Great Again”.
“En su segundo mandato, Trump se está rodeando de aliados ideológicos. No ha primado en las propuestas el conocimiento técnico ni la capacidad de aportar en diferentes áreas. Lo que está primando es la alianza ideológica de seguidores, personas que se comportan como súbditos y empatizan con la figura de Trump”, afirma.
“Desde el punto de vista de su filosofía, podríamos decir que Trump ha aprendido de su primer mandato presidencial. Decía que había cometido el error de nombrar [personas] muy calificadas con los que luego discrepó. Ahora que está fortalecido, no quiere ni hablar. Creo que viene una fase muy compleja, en la que el rostro imperial vuelve a adquirir toda su crudeza, todo su dramatismo”, afirma.
Una nueva fase imperialista contra América Latina y el Caribe
Entre los principales nombres del gabinete de Trump, Hassan Pérez destaca a Marco Rubio al frente del Departamento de Estado, la agencia encargada de las relaciones exteriores de Estados Unidos.
Hijo de padres cubanos, Marco Rubio, a través de su hostilidad hacia los gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina y el Caribe, ha construido su carrera como figura destacada en el Partido Republicano.
“Marco es un líder muy respetado y una voz muy poderosa en favor de la libertad. Será un firme defensor de nuestra nación, un verdadero amigo de nuestros aliados y un guerrero intrépido que nunca se acobardará ante nuestros adversarios”, dijo Donald Trump en su comunicado anunciando el puesto de Rubio.
El propio Rubio respondió al anuncio diciendo: “Bajo el liderazgo del presidente Trump entregaremos la paz a través de la fuerza y siempre pondremos los intereses de los estadounidenses y de Estados Unidos por encima de todo”.
La idea de “entregar la paz a través de la fuerza” ha prevalecido en el discurso y las propuestas de Rubio. En 2019, en una entrevista con Univisión 23, Rubio incluso sugirió que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos deberían intervenir en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro, argumentando que “el régimen de Maduro se ha convertido en una amenaza para la región e incluso para los Estados Unidos”.
“En ese momento, Trump estaba entregando todas esas medidas draconianas contra Cuba al lobby del sur de la Florida”, explica Pérez Casabona.
Solo en el período comprendido entre el 1 de marzo de 2023 y el 29 de febrero de 2024, el bloqueo generó una pérdida estimada de 5.500 millones de dólares, lo que supone más de 421 millones de dólares mensuales, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Creo que viene un Trump envalentonado. Y frente a un Trump envalentonado, también tenemos que mostrar toda la resiliencia en la que nuestro país tiene un doctorado”, dice Pérez Casabona.
“Alguien podría pensar que es difícil ver cómo sería posible una escalada después de estas 243 medidas [sanciones aprobadas por Trump durante su primer mandato y mantenidas por Biden]. Pero se pueden actualizar. Si Trump y su equipo tienen una visión maquiavélica, tratar de encontrar hasta el último resquicio será mucho más complejo”.
“Creo que, por nuestro lado, no hay otra alternativa que ser resilientes y creativos. Tampoco se quebrantará la voluntad de la inmensa mayoría de nuestro pueblo de seguir desarrollando un proyecto alternativo, un proyecto pensante, que no sea el paraíso en la tierra, sino que se base en la emancipación, la participación y la libertad, un proyecto que no se subordine a los deseos de Wall Street, ni en el plano interno ni en las decisiones de política exterior”, expresó Pérez Casabona.