
El cambio de política de Biden hacia Cuba probablemente llegue demasiado tarde para marcar una diferencia (+English)
(Nota del editor: Según Reuters, “El recién juramentado presidente Donald Trump revocó el lunes la decisión de último minuto de la administración Biden de eliminar a Cuba de la lista estadounidense de estados patrocinadores del terrorismo, dijo la Casa Blanca. Apenas horas después de su investidura para un segundo mandato, Trump firmó una llamada “rescisión” de la medida del 14 de enero del entonces presidente Joe Biden que habría levantado la designación de la isla gobernada por los comunistas como nación patrocinadora del terrorismo”.)
Después de más de 1.400 días en el cargo y a menos de una semana de dejar la Casa Blanca, el presidente Joe Biden finalmente hizo algo positivo con respecto a su política hacia Cuba. Sin embargo, no se sabe con certeza si durará.
En uno de sus últimos actos como presidente, Biden eliminó a Cuba de la lista de estados que patrocinan el terrorismo, una designación a la que el gobierno revolucionario se ha opuesto por ser totalmente injustificada. La inclusión en la lista ha resultado en un daño económico sustancial a Cuba.
Además, Biden restableció la exención del Título III de la Ley Helms-Burton, que permitía a los propietarios originales de propiedades cubanas supuestamente confiscadas hace décadas demandar a las empresas extranjeras que “traficaban” con ellas. Biden tomó la decisión después de que Donald Trump, en su administración inicial, se convirtiera en el primer presidente en no renunciar al Título III. Todos los presidentes anteriores a él habían renunciado a la ley de 1996 cada seis meses.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba anunció que liberará a 533 personas que habían sido condenadas por diversos delitos. La liberación fue facilitada gracias a los esfuerzos del Vaticano. La Habana indicó que los prisioneros serán liberados gradualmente, aunque las identidades específicas de los que están en prisión aún están por determinar.
Biden’s change in Cuban policy probably too late to make a difference (+Español)
El momento elegido por Biden para eliminar a Cuba de la lista de terroristas se considera algo irónico y más que un poco confuso. Fue Trump quien volvió a poner a Cuba en la lista durante sus últimos días en el cargo en 2020 y ahora Biden está haciendo lo mismo a la inversa. Y aunque la eliminación es una buena noticia para Cuba, que actualmente atraviesa graves dificultades económicas, la expectativa es que Trump vuelva a incluir al país en la lista cuando asuma la presidencia nuevamente este mes. De ser así, muchos cuestionan la decisión de Biden y por qué no tomó estas medidas antes.
El presidente saliente tuvo cuatro años para sacar a Cuba de la lista, la justificación para la eliminación basada en la falta de pruebas fue tan válida en 2021 como lo es ahora. Las expectativas eran que Biden actuaría para mejorar las relaciones con Cuba cuando ganara la Casa Blanca, una promesa que hizo durante su campaña. Que haya esperado tanto tiempo para hacer cualquier movimiento es extremadamente decepcionante para quienes esperaban algo mejor. En particular, cuando era vicepresidente y Barack Obama mejoró sustancialmente las relaciones con Cuba en 2014.
No sorprende que la reacción a las medidas de último minuto de Biden fuera abrumadoramente negativa por parte del lado republicano, así como de la mayoría de los representantes demócratas en Florida. La respuesta fue la típica condena anticubana contra la estructura social y económica de la isla y las supuestas restricciones a los derechos civiles; crítica que ha sido un pilar de los políticos estadounidenses desde el triunfo de la revolución hace más de 60 años.
El representante Mike Waltz, elegido por Trump para servir como asesor de seguridad nacional, predijo que la nueva administración pronto volverá a la anterior política estadounidense de hostilidad.
“Miren, todo lo que están haciendo ahora lo podemos hacer nosotros, y nadie debería hacerse ilusiones en términos de un cambio en la política hacia Cuba”, dijo Waltz a Fox News la semana pasada. “No nos gusta, pero repito, si la gente se va a liberar, entonces eso es lo que hay por ahora”.
Si a esto le sumamos a Marco Rubio, el rabioso antirrevolucionario elegido para ocupar el cargo de secretario de Estado, hay muchas posibilidades de que las medidas de Biden sean efímeras. Lo que deja la pregunta: ¿por qué ahora y no antes? Si Trump vuelve a su postura hostil, Cuba no habrá obtenido ningún beneficio de las maniobras de último minuto de Biden, y las relaciones entre Estados Unidos y Cuba seguirán estancadas otros cuatro años.
En su respuesta al anuncio de Biden, el gobierno cubano señaló que “a pesar de su alcance limitado, esta es una decisión que apunta en la dirección correcta y está en línea con la demanda sostenida y firme del gobierno y el pueblo de Cuba, así como con el llamado amplio, enfático y reiterado de numerosos gobiernos, en particular los de América Latina y el Caribe; los cubanos residentes en el exterior; las organizaciones políticas, religiosas y sociales y numerosas personalidades políticas de los Estados Unidos y otros países. El gobierno de Cuba expresa su agradecimiento a todos ellos por su contribución y sensibilidad.
“Esta decisión pone fin a medidas coercitivas específicas que, junto con muchas otras, dañan seriamente la economía cubana y tienen un severo impacto en la población. Este es, y ha sido, un tema siempre presente en todos los intercambios oficiales entre Cuba y el gobierno de los Estados Unidos”.
Si Trump vuelve a incluir a Cuba en la lista y deja de lado los esfuerzos de Biden, entonces la decisión de último momento del presidente saliente podría interpretarse como una cínica maniobra política que pone a Cuba en la mira de Trump y no habrá hecho nada para mejorar las terribles condiciones económicas que enfrenta Cuba. Biden debe haber calculado la alta probabilidad de que Trump no permitiera que sus medidas se mantuvieran. Es lamentable que Biden no haya podido actuar en la primera semana de su presidencia, no en la última.
Y no pasará mucho tiempo antes de que se determine si Cuba es una vez más víctima de los tratos hipócritas de Estados Unidos destinados a destruir la revolución.
Keith Bolender es autor de “Manufacturing the Enemy” y “The Media War Against Cuba” (2019 Pluto Press). Actualmente está trabajando en su próximo libro.