El Año del Apagón Nacional

Alba León Infante / La Joven Cuba

El primer Apagón Nacional de 2025 y el cuarto de los últimos seis meses. La verdad, se había demorado. Casi todos esperábamos que fuera en febrero, pero tocó en la noche del viernes 14 de marzo.

”Alrededor de las 20:15 horas de esta noche una avería provocó la pérdida importante de generación en el occidente de Cuba y con ello la caída del Sistema Eléctrico Nacional”, informó el ministerio de Energía y Minas. El primer gran Apagón Nacional de 2025 se originó el viernes por la noche en una subestación cerca de La Habana, y luego se extendió a todo el país.

Lo del Apagón Nacional en mayúsculas no es cosa mía. Es de Andy, el vendedor de chucherías. En lo que me bajé de la bici para coger un aire y hacer algunas fotos, me dio tiempo preguntarle cómo hace para trabajar en estas condiciones.

—Nada, sales a resolver —parafraseo porque con poca batería hay que escoger entre hacer fotos o grabar audio—. La yuca hay que seguir luchándola porque la corriente se va, pero el hambre no. Y lucharla en Malecón tiene su encanto, aunque sea sin corriente. Refrescas. Paseas. Descargas con los socios; das una vuelta con la familia.

Para ser realmente coherentes con la tradición, me dijo ya en modo de despedida, el 2025 deberían llamarlo Año del Apagón Nacional. Aproveché para soltarle una en la misma línea: A este paso no hace falta que el último apague el Morro…

El primer Apagón Nacional de 2025 y el cuarto de los últimos seis meses., dudo antes de mandar las fotos, se sienten muy bonitas para una situación tan dura.

¿De dónde viene la luz en Malecón cuando no hay corriente? Pues de los carros, de los hoteles, de las embajadas, de los hostales, restaurantes y negocios privados que ya pueden pagarse una planta, de los hospitales… y de la luna. La gente que vive cerca de esta avenida cierra bien la casa, agarra lo inmediato y baja a asegurar su espacio en el sofá más largo del mundo. Los cigarros, la bocina, la linterna, la botella, el perro, la incertidumbre, la desidia, el cansancio… y también la luz.

Se va la corriente, pero por algún motivo inexplicable en medio de tanta crisis, la gente aún conserva algo de luz. No sé si será el privilegio de vivir cerca del mar, o el de vivir en la capital, donde estos apagones aún son la excepción y no la norma, como en las demás provincias cubanas. ¿Cuánto más puede durar una luz, si en lugar de apagones solo hay alumbrones de un par de horas, desde hace meses?

“Uno se acostumbra a las condiciones. Es como los animales que viven en el desierto: tienen que adaptarse a vivir sin agua. Solo tenemos que adaptarnos y esperar al gobierno… para resolver el problema”. Jorge Suárez, abogado de 47 años, en diálogo con  AFP.  Según la nota de la agencia Jorge comparte esta declaración mientras se toma una cerveza en un bar de La Habana donde un pequeño generador ayuda a mantener abierto el lugar.

En mi ruta de vuelta a casa, dando pedales desde la Habana Vieja hasta el Vedado, me crucé con varios Jorges y sus familias buscando islitas de luz para cargar sus equipos. Algunas ya tenían extensiones en los portales. Esos son los pedacitos de luz a los que me refiero.

Como mismo hemos interiorizado que así vive casi toda Cuba hace meses, parece que también nos acostumbramos ya al Apagón Nacional. Escribo a mis amigos y a mi familia en Holguín para saber cómo están. Todo bien, todo tranquilo. Lo normal. Y eso es lo que más preocupa. A esto también nos acostumbramos.

Dudo antes de mandar las fotos. Se sienten muy bonitas para una situación tan dura. Así que les agrego un descargo, no sea que alguien vea aquí un intento de romantizar la crisis o un discurso tipo coaching de “mira el lado positivo de las cosas” o “trabaja duro para cambiar tu realidad”.  Seguimos siendo las mismas ranas hervidas de las que habla el colega Néster Núñez.  Pero siempre agradezco que, aunque falte la corriente, nunca falte la luz.

Todas la fotos de Alba León.
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