Diez años después del acuerdo histórico entre Washington y La Habana, Cuba sigue a la deriva

Por Joyce HackelThe World

La semana pasada se cumplío una década desde que la Casa Blanca anunciara un acuerdo diplomático extraoficial para normalizar relaciones de EE.UU. con Cuba.

En los meses siguientes, La Habana y Washington reabrieron sus respectivas embajadas y ampliaron el comercio y los viajes.

Pero el presidente de EE.UU., Donald Trump, abruptamente revirtió esos cambios en 2017.

Diez años después de ese breve y desafortunado deshielo, el presentador de The World, Marco Werman, habló con dos funcionarios que forjaron el acuerdo para comprender cómo se logró y por qué eventualmente colapsó.

Ben Rhodes era asesor adjunto de Seguridad Nacional durante la administración del expresidente Barack Obama. Ricardo Zúñiga era director sénior para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional.

Marco Werman: No puedo imaginarme cómo ustedes lograron mantener un proyecto como este en secreto durante 18 meses mientras gestionaban los detalles. Ben, llévanos a los inicios. ¿Cómo esto despegó?

Ben Rhodes

Ben Rhodes: Nos acercamos discretamente y establecimos un canal entreRicardo y yo del lado estadounidense, y Alejandro Castro, el hijo de Raúl Castro y sobrino de Fidel Castro, al frente de la delegación cubana; y nos acercamos al Gobierno canadiense. En esencia, ellos fueron los principales anfitriones. Entonces generalmente volábamos a Canadá, la gente de la seguridad canadiense nos transportaba del aeropuerto a una instalación diplomática bastante remota cerca de un lago y nos sentábamos muchas, muchas horas con los cubanos tratando de ver hasta dónde podíamos transformar esta relación.

Ricardo Zúñiga, ¿cuáles son algunas de tus memorias más agudas del trabajoen este canal diplomático?

Ricardo Zúñiga: Hay veces que es difícil mantener ese secreto. Yo recuerdo que tenía que trabajar en este proyecto después de horas, cuando el resto del equipo había partido o estaba haciendo otro trabajo.

Personalmente y brevemente, ¿qué te motivó para hacer esto posible?

Ricardo Zúñiga: Yo viví [en Cuba] durante dos años trabajando con activistas de derechos humanos y otros, y tengo un gran respeto por el pueblo cubano, y yo quería verlos prosperar, mejorar y ser parte de la región, como debe ser.

Entonces, la normalización verdaderamente se aceleró después de que se logró el acuerdo. El Departamento de Estado quitó a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo internacional. Se reabrieron las embajadas. Aumentó el turismo. Hubo euforia en Cuba durante los dos años de ese reenganche. El presidente Obama, Michelle y sus hijas visitaron la isla en marzo de 2016 y asistieron a un juego de beisbol. Y a los pocos días, Mick Jagger y los Rolling Stones celebraron un concierto gratis en La Habana. Ricardo Zúñiga, ¿qué se logró en esos dos años de deshielo? ¿Cuánto promovió en realidad los intereses de EE.UU. y los del pueblo cubano mientras duró?

Ricardo Zúñiga: La gente sintió que podía viajar con más facilidad. Sintieron que podían conectar con estadounidenses más fácilmente. Sintieron que tenían mucha más comunicación con el mundo exterior. Recuerdo un momento que me impresionó viendo la televisión local. Las noticias de Miami reportaban sobre la primera vez que una mujer, que dijo tener más de ochenta años, viajó a su casa que había abandonado décadas antes, y cómo se sintió que pudo hacer eso gracias a la política que el presidente Obama había implementado.

Bueno, sabemos en qué terminó esta historia. El presidente Trump asumió el cargo en 2017 y cerró esas iniciativas de la época de Obama. Y cuando el presidente Biden tomó posesión en 2021, no restableció con Cuba el mismo tipo de compromiso positivo que prometió durante la campaña. Ben Rhodes, ¿por qué Biden no reconectó?

Ben Rhodes: Primero, yo quiero repetir algo sobre esos dos años, porque las cosas estaban mejorando. Los viajes de los estadounidenses estaban inyectando dinero en manos de cubanos comunes y corrientes, y estaba mejorando la vida del pueblo cubano. Ahora llega Donald Trump y cierra la puerta a eso y reestablece las sanciones. La gente siempre nos pregunta cómo mejoraron las cosas después de que Trump hizo ese anuncio. No han mejorado. Ha sido una total catástrofe. Cuba está enfrentando actualmente una crisis humanitaria por culpa de las sanciones de EE.UU. Y, claro, la mala gestión del Gobierno cubano ha contribuido a ello. Pero si comparas cómo era Cuba en 2016 a cómo es ahora, está en una situación desesperada. Esta política no ha resultado en mayor libertad. No está haciendo nada para ayudar a los cubanos. Los está empujando a los brazos de los chinos y los rusos.

Y en cuanto a la decisión de Joe Biden de continuar con el retroceso de Trump,para mí eso fue aún más molesto que el retroceso de Trump porque, sabes, a mí no me sorprendió que Donald Trump llegara e hiciera lo opuesto de Barack Obama. Francamente, creo que Joe Biden no tuvo el coraje político para enfrentar a un par de senadores bien colocados y su línea dura contra Cuba, incluyendo a Bob Menéndez, que era presidente del Comité de Relaciones Exteriores al inicio del gobierno de Biden. Ahora ha sido condenado por corrupción.

Pienso que Biden, dada su lista de cosas por hacer, no quería gastar capital político en esto. Pero la realidad es que, gracias a ello, a los cuatro años de tomar posesión, hemos visto una extraordinaria inmigración de cubanoshuyendo de circunstancias desesperadas, lo que ha contribuido a la presión en la frontera. Creo que eso es una gran mancha para la política exterior de EE.UU., porque continuamos con esta política hacia Cuba que no tenemos con ningún otro país del mundo.

Ricardo Zúñiga, ¿estás de acuerdo con eso?

Ricardo Zúñiga

Ricardo Zúñiga: Yo digo esto: hay gente de línea dura del lado de EE.UU. y los hay del lado de Cuba, a lo que Ben aludió también. Y ellos no han ayudado para nada porque no aprovecharon plenamente la oportunidad. En segundo lugar, no están mostrando un camino hacia delante. No tienen un plan, un modo de avanzar. Creo que el presidente Obama tomó la decisión correcta al decir: «Miren, no vamos a seducir a un gobierno autoritario para cambiar, o no hemos podido apretarlos para que cambien, obviamente». Así que cambiamos las circunstancias.

Biden no solo no reenganchó, sino que además mantuvo a Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo. Hasta el secretario de estado, Antony Blinken, admitió públicamente que Cuba no debería estar en esa lista. ¿Por qué no quitar a Cuba de la lista, al menos?

Ben Rhodes: Eso es lo más desconcertante, porque Cuba no es un estado patrocinador del terrorismo. Sabes, cuando observamos el panorama del terrorismo internacional, nadie considera que Cuba es fuente de nada de ello. Nosotros llevamos a cabo una fuerte revisión de su presencia en esa lista, y los quitamos a ellos por sus propios méritos. Donald Trump no incorporó a Cuba a la lista hasta los últimos días de su gobierno. Ellos se apresuraron para hacerlo, creo, en enero de 2021, para sacarlo por la puerta. Ellos la metieron en la lista sin un proceso o explicación real de por qué.

Y esa es la sanción que más castiga porque, esencialmente, trata a cualquiera que haga negocios con Cuba como si estuviera apoyando el terrorismo. Ha tenido un inmenso impacto para el pueblo cubano. El gobierno de Biden sabe que el proceso mediante el cual Trump incluyó a Cuba a la lista no fue normal. Esta mal y no hay ninguna razón de peso para que esté ahí.

Hay que ponerle nombre a esa incómoda realidad. No hay razón ideológica para ello. No creo que el gobierno de Joe Biden pase el tiempo cruzado de brazos o la tenga cogida con Cuba como otros actores. Es pura cobardía política, para ser franco, porque saben que sería controvertido.

Ben Rhodes, Ricardo Zúñiga, mirando hacia atrás, ¿hay pasos que podían haber dado que pudieran haber hecho el acercamiento menos reversible?

Ben Rhodes: Lo que hubiéramos podido hacer es legislarlo. Pero mira, en resumen, hemos visto que el Congreso es relativamente disfuncional para muchas cosas y, por tanto, una gran cantidad de decisiones políticas de ambos gobiernos, republicanos y demócratas, las toma la rama ejecutiva. Y eso es lo más reversible. Ricardo, puede que tengas algo que decir sobre esto.

Ricardo Zúñiga: No, yo estoy completamente de acuerdo. La política exterior está mayormente en las manos del presidente. Y la verdad es que, en el caso de Cuba, con tantas sanciones y decisiones políticas acumuladas, requiere de acciones del Congreso para, en verdad, revertir la relación.

10 years after Washington’s historic deal with Havana, Cuba remains adrift

Ricardo, mirando hacia delante, el presidente electo, Trump, ha nominado al senador Marco Rubio como secretario de Estado. ¿Qué anticipan que su nombramiento puede significar para las relaciones EE.UU.– Cuba?

Ricardo Zúñiga: Ciertamente, la política se mantendrá fuerte contra el Gobierno de Cuba. Eso no cambiará y puede que, al menos en la retórica, se endurezca. Pero el país está en cenizas a estas alturas. Hay verdadera hambre. Es difícil endurecer las condiciones aun con más sanciones. La pregunta es: ¿Cómo lidiar con la realidad práctica de lo que es, en esencia, una sociedad quebrada a 90 millas de nuestras costas?

Ben Rhodes, en última instancia, el deshielo que tú y Ricardo gestionaron fue inútil. Pero ¿puede este breve acercamiento brindar una serte de modelo o plano para los diplomáticos en el futuro? ¿Cuál es su conclusión sobre eso?

Ben Rhodes: Creo que sí. Yo concluyo dos cosas: primero, esto volverá a suceder en algún momento. Eso o tratan de convertir a ese país en un estado fallido, lo cual no es un buen resultado para nadie. Así que creo que la lección para mí es que, si podemos poner a un lado una historia complicada, debemos identificar áreas de espacio común e intereses comunes y construir sobre esa base, puedes pasar la página en esto.

Fueron elecciones políticas las que llevaron a la confrontación entre EE.UU. y Cuba. Fueron decisiones políticas las que nos estaban sacando de ese hueco, y fueron elecciones políticas las que nos metieron de nuevo en él. Y no hay motivo para que no podamos reanudar ese trabajo.

La otra conclusión que saqué del lado positivo es que muchas personas en esos dos años hicieron nuevas conexiones, tuvieron nuevas experiencias. Muchos estadounidenses fueron a Cuba y se mantienen interesados y vinculados. Y esas son las personas que, en última instancia, me gustaría que determinen esta relación. Pero en realidad asumo una posición conservadora muy tradicional: saca al gobierno del camino y deja que esas personas hagan las conexiones.

Ricardo Zúñiga, ¿cuál es tu conclusión?

Ricardo Zúñiga: Mi conclusión es que esto, verdaderamente, tiene que ver con el pueblo cubano. Ellos merecen democracia. Merecen derechos humanos. Merecen tener vidas mejores. Merecen la normalidad. Es una sociedad increíble con una rica historia muy vinculada a los Estados Unidos y nuestra propia historia. Y yo quiero verlos prosperar.

Traducido por Rafael Betancourt.
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