Cuba y la interminable rumba del “pa´lante y pa´trá”
Catalina sacó chispas y llegó entre las primeras al comercio privado del barrio en busca de la leche en polvo rebajada de precio por disposición oficial, pero debió pagar lo mismo que antes del tope impuesto para al menos suavizar el costo de la vida.
“Estas son las bolsas de leche que nos quedaban de antes del tope, habrá que esperar el nuevo envío”, le respondió a Catalina una muy joven dependiente. “Te aviso por Whatsapp cuando entre la nueva”, remató.
Estimados no oficiales sitúan la inflación entre 700 y 500%. “Fuera de Venezuela, la peor inflación de América Latina está en Cuba y está entre las más altas del mundo”, considera el profesor Carmelo Mesa-Lago.
El pollo troceado y el aceite de cocina, otros de los seis productos con los precios controlados, no estaban en oferta, y ella siguió su andar de un comercio privado a otro, hasta recalar también si éxito en la tienda estatal del barrio, que vende igual de caro, aunque no entró en la rebaja.
“Las cadenas estatales se rigen por otras reglas de juego”, precisaron las autoridades al explicar la distinción.
Supongo que lo de Catalina fue mala suerte y que en otros barrios, otros lograron beneficiarse de las rebajas. No obstante, el trasfondo de la medida ha vuelto a despertar las suspicacias.
El miércoles 10 de julio “casi todos los comercios privados de la avenida 31, desde 60 hasta 42, estaban cerrados”, comentó una maestra que recorre diariamente ese tramo del oeste de La Habana.
“¿De nuevo el pa´lante y pa´trá ?”, se preguntan economistas, cronistas y hasta consumidores avispados, que creen ver en los topes de precios otro golpe dirigido al incipiente sector privado, “el malo de la película cubana”, en la consideración de demasiados decisores.
Tras recordar que el resurgimiento de ese sector llevó “al menos 10 años” de complicada gestación, porque no son pocos quienes desde el poder se resisten a aceptar tal “engendro capitalista”, el profesor Juan Triana acaba de hacerse otra pregunta:
“¿Las mipymes (lo privado) son consideradas compañeras de viaje o polizonas?”
¿Sí, pero no?
Tanto el presidente Miguel Díaz-Canel como el primer ministro Manuel Marrero han reiterado que no hay “sí, pero no”, otro de los males congénitos del país, y que de lo que se trata es de “ordenar” a los nuevos emprendedores.
Y a mí me parece que puede ser cierto, porque en las condiciones actuales sería una especie de suicidio cerrar o detener el desarrollo de esas llamadas “nuevas formas de producción y servicios”.
Aunque con altos precios -altísimos, muchas veces-, nadie en Cuba escapa de ellas. Las tiendas estatales siguen mal abastecidas y cuando tienen algún producto estrella el costo vuela igualmente hasta las nubes.
Sin embargo, en este contexto y después de una década de gestación, en un país donde existen 300 mecanismos de control por metro cuadrado (imagínense la densidad de la burocracia), yo también me pregunto: “¿Y es ahora cuando hay que ordenar a los privados?”, ¿Qué se estuvo haciendo antes?
Ay Cuba, ¡Qué linda es Cuba!