Cuba and its internal barrier (+Esp)

The Cuban leadership has just cited new examples of how a kind of internal barrier slows down economic reform, even at points that are among the most accepted and urgent.

In the VI Plenum of the Central Committee (CC) of the Communist Party of Cuba (PCC), last week, the Deputy Prime Minister and Minister of Economy, Alejandro Gil, reported on the implementation of the reform.

He said that of the 201 “Guidelines” approved by the VIII Party Congress for 2021-2026, there were 13 without progress and 67 with “low progress.” Between both categories they made 40 percent of the set of commitments.

Those with no progress foresee, among other goals, an internal market for agricultural goods, the reduction of idle land, the recovery of the sugar industry even with foreign capital, the maintenance and increase of electricity generation capacity, the modernization of ports and the development of the merchant fleet.

Before that Congress, five years ago, the balance was already similar, with the components that the reform had at that time. The CC concluded in January 2018 that the progress of the project had had three years at a “high pace” (2011-2014), then it had been reduced due to the “complexity of the measures”, “errors” in execution and lack of financing and that in the period 2016-2017 the line was “to perfect what has been achieved”.

In other words, the slowness or paralysis of the opening is not new in a plan that has been going on for more than a decade.

“We are halfway there, but we are not doing well; we have to close ranks and speed up the pace”, acknowledged Gil.

Five years ago, the CC pointed out that the commission that existed at that time to implement the reform “did not always (…) manage to involve the bodies, agencies, organizations and entities so that from the base they were capable of guiding, training, supporting, controlling and rendering management accounts.

Before as now, an invisible force, that internal barrier without a face but with power, has gathered negligence, omission or open resistance to changes.

The day after Gil’s intervention, this time in a preparatory meeting for the session of the National Assembly of People’s Power (ANPP, legislature), President Miguel Díaz-Canel deplored the closed resistance of his officials to process foreign investment projects .

In the version of the speech, Granma quoted the president: “…we have to get rid of the immobility that we have seen in different organizations and institutions in the country to advance foreign investment projects (…) in the visits made abroad, when we meet with our officials and diplomats, one of the recurring complaints is the passivity, delay and even indifference of institutions and organizations to respond to cooperation and investment interests with our country.

“How can a country blocked in the conditions that our economy operates afford these luxuries?,” the president asked, adding that “responsibility will be demanded in those places where we see this indolence.”

Seven years ago, the head of state was Raúl Castro and the problem was the same: “I recognize that we are not satisfied in this sphere and that excessive delays in the negotiation process have been frequent,” he told the ANPP on December 27, 2016.

“It is necessary to overcome once and for all the obsolete mentality full of prejudices against foreign investment,” added Raúl and concluded:

“To move resolutely in this direction we must get rid of false fears of foreign capital; we are not going and we will not go to capitalism, that is totally ruled out, that is how our Constitution includes it and will maintain it, but we must not be afraid of it and put obstacles to what we can do within the framework of the laws in force. This requires, in the first place, ensuring the systematic preparation and training of the cadres and specialists who negotiate, as well as delving into the deficiencies and mistakes made in the past so as never to repeat them.”

Translation to English by Progreso Weekly. Commentary taken from his blog in the Mexican newspaper La Jornada.

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Versión en Español:

Cuba y su barrera interna

La dirigencia cubana acaba de citar nuevos ejemplos de cómo una especie de barrera interna frena la reforma económica, incluso en puntos entre los más aceptados y urgentes.

En el VI Pleno del Comité Central (CC) del Partido Comunista de Cuba (PCC), la semana pasada, el viceprimer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil, informó sobre la ejecución de la reforma.

Dijo que de los 201 “Lineamientos” aprobados por el VIII Congreso  partidario para 2021-2026, había 13 sin avance y 67 con “avance bajo”. Entre ambas categorías hacían un 40 por ciento del conjunto de compromisos.

Los de ningún avance prevén, entre otras metas, un mercado interno de insumos agrícolas, la reducción de tierras ociosas, la recuperación de la industria azucarera incluso con capital extranjero, el mantenimiento y aumento de capacidad de la generación eléctrica, la modernización de puertos y el desarrollo de la flota mercante.

Antes de ese Congreso, hace cinco años, el balance ya era parecido, con los componentes que tenía la reforma en ese momento. El CC concluyó en enero de 2018 que la marcha del proyecto había tenido tres años de “alto ritmo” (2011-2014), luego se había reducido por la “complejidad de las medidas”, “errores” de ejecución y falta de financiamiento y que en el periodo 2016-2017 la línea fue “perfeccionar lo logrado”.

Es decir que la lentitud o la parálisis de la apertura no es novedad en un plan que ya lleva más de una década.

“Estamos a mitad de camino, pero no andamos bien; hay que cerrar filas y apurar el paso”, reconoció Gil. 

Hace cinco años el CC señaló que la comisión que entonces existía para operar la reforma “no siempre (…) logró involucrar a los órganos, organismos, organizaciones y entidades para que desde la base fueran capaces de orientar, capacitar, apoyar, controlar y rendir cuentas de su gestión”.

Antes como ahora una fuerza invisible, esa barrera interna sin rostro pero con poder, ha reunido negligencia, omisión o franca resistencia a los cambios.

Al día siguiente de la intervención de Gil, esta vez en una reunión preparatoria de la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, legislativo), el presidente Miguel Díaz-Canel deploró la cerrada resistencia de sus funcionarios para tramitar proyectos de inversión extranjera.

En la versión del discurso, Granma citó al mandatario: “…tenemos que despojarnos del inmovilismo que hemos visto en diferentes organismos e instituciones del país para hacer avanzar proyectos de inversión extranjera (…) en las visitas realizadas al exterior, cuando nos reunimos con nuestros funcionarios y diplomáticos, una de las quejas recurrentes es la pasividad, la demora y hasta la indiferencia de instituciones y organismos para responder a intereses de cooperación e inversión con nuestro país.

“‘¿Cómo un país bloqueado en las condiciones que opera nuestra economía se puede dar esos lujos?’, se cuestionó el Jefe de Estado, y añadió que se exigirá responsabilidad en aquellos lugares donde veamos esta indolencia”.

Hace siete años el jefe de Estado era Raúl Castro y el problema era el mismo: “Reconozco que no estamos satisfechos en esta esfera y que han sido frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador”, dijo a la ANPP, el 27 de diciembre de 2016.

“Es preciso superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea”, agregó Raúl y concluyó:

“Para avanzar resueltamente en esta dirección debemos despojarnos de falsos temores hacia el capital externo; no vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado, así lo recoge nuestra Constitución y lo mantendrá, pero no debemos cogerle miedo y ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes.  Ello requiere, en primer lugar, asegurar la preparación y capacitación sistemática de los cuadros y especialistas que negocian, así como profundizar en las deficiencias y errores cometidos en el pasado para nunca más repetirlos”.