Crece la preocupación en Washington por las operaciones (¿ilegales?) de Trump en Venezuela

Algunos miembros del Congreso ya creen que ciertos aspectos de la campaña podrían violar el derecho internacional o constitucional.

WASHINGTON — La creciente preocupación se extiende por el Capitolio ante la opacidad de los recientes ataques letales estadounidenses contra presuntos buques de narcotráfico venezolanos, y las nuevas revelaciones de que la administración Trump autorizó secretamente a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela están generando un mayor escrutinio.

En oficinas del Congreso de ambos partidos, legisladores han expresado su frustración por la reticencia de la administración a compartir información clave, pruebas en video o justificaciones legales para las operaciones en el Caribe, según informaron fuentes a NBC News. Mientras tanto, The New York Times informa que una “conclusión presidencial” clasificada otorga a la CIA la autoridad para llevar a cabo acciones letales en territorio venezolano si es necesario, una medida que marca una escalada significativa en la actividad estadounidense contra el régimen de Maduro.

Frustración en el Congreso por los Ataques

Desde principios de septiembre, el presidente Donald Trump ha ordenado al menos cinco ataques militares contra buques que presuntamente transportaban drogas desde Venezuela hacia las costas estadounidenses. Según declaraciones de la administración, 27 personas han muerto en esas operaciones.

Sin embargo, tras bastidores, los legisladores que asistieron a las sesiones informativas clasificadas afirman que la información recibida fue vaga e insatisfactoria. Según informes, tanto republicanos como demócratas se marcharon con preguntas sin resolver sobre cómo se eligieron los objetivos, qué información de inteligencia sugería que eran narcotraficantes y si los ciudadanos estadounidenses corrían riesgo.

Una fuente del Congreso declaró a NBC News que los legisladores republicanos estaban “furiosos” después de que los funcionarios a cargo de la sesión informativa no pudieran explicar satisfactoriamente la base legal de las operaciones. Algunos miembros han presionado a la administración para que proporcione un video sin editar de los ataques, con el fin de evaluar mejor si los objetivos se identificaron correctamente y para discernir las condiciones en las que se utilizó la fuerza.

Funcionarios del Pentágono y la Casa Blanca afirman haber celebrado seis sesiones informativas clasificadas durante el último mes y enfatizan que los miembros del Congreso han sido “plenamente informados” sobre la política, los detalles operativos y las autoridades legales. Sin embargo, varias fuentes del Congreso argumentan que las sesiones informativas les dejaron más preguntas que respuestas.

Algunos legisladores también están examinando la posibilidad de que los ataques puedan desencadenar represalias dentro de Estados Unidos, en particular por parte de grupos narcotraficantes que, según afirman, podrían no haber sido considerados en su totalidad.

En una votación crucial, el Congreso rechazó la semana pasada (51 a 48) una medida que habría requerido que la administración obtuviera la aprobación del Congreso antes de lanzar más ataques. Solo los senadores Rand Paul (republicano por Kentucky) y Lisa Murkowski (republicana por Alaska) apoyaron este requisito, al igual que la mayoría de los demócratas. El senador Paul argumentó que la administración debe hacer públicas las pruebas y la identidad de los objetivos antes de autorizar el uso de la fuerza letal.

Otro senador republicano, Todd Young (republicano por Indiana), votó en contra de la resolución, pero expresó su preocupación por la legalidad de la operación y por cómo la administración está desplegando recursos en el Caribe, activos que, según los críticos, podrían ser necesarios en otros lugares, como para contrarrestar la influencia china en el Pacífico.

Por parte de los demócratas, más de 20 senadores enviaron una carta a la Casa Blanca exigiendo las evaluaciones legales que respaldan los ataques y explicaciones sobre los criterios para la selección de los objetivos. Según la oficina del senador Tim Kaine, la carta aún no ha recibido respuesta. La senadora Elissa Slotkin (demócrata de Michigan) también presionó al Pentágono durante las audiencias para que revelara qué grupos de drogas son considerados ahora adversarios y pidió transparencia respecto a lo que ella llamó una posible “lista secreta” de designaciones terroristas.

Mandato Encubierto de la CIA: Una Escalada Discreta

En una medida que alimenta aún más la controversia, el gobierno de Trump autorizó discretamente a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela, incluyendo el posible uso de la fuerza letal. Esta decisión, reportada por The New York Times, indica un mayor compromiso con la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.

Bajo esta “conclusión presidencial” clasificada, la CIA podría operar unilateralmente o en coordinación con las fuerzas militares para contrarrestar al régimen de Maduro o a grupos afiliados. Por ejemplo, el gobierno ha vinculado públicamente a la banda venezolana conocida como el Tren de Aragua con actividades ilícitas y presuntos vínculos con funcionarios del gobierno.

El presidente Trump confirmó públicamente la autorización encubierta, afirmando que Estados Unidos está considerando ataques tanto terrestres como marítimos: “Sin duda, ahora estamos considerando la posibilidad de ataques terrestres, porque tenemos el mar muy bien controlado”, declaró a la prensa.

Esto indica un posible cambio respecto a las afirmaciones públicas de que los ataques marítimos ocurrieron en aguas internacionales. Pasar a tierra aumentaría el riesgo de víctimas civiles y incrementaría las repercusiones legales y diplomáticas.

El papel ampliado de la CIA apoya la planificación militar. Las fuerzas estadounidenses en el Caribe son considerables: cerca de 10.000 soldados están estacionados en la región, principalmente en Puerto Rico, con un destacamento de la Infantería de Marina a bordo de buques anfibios, respaldado por una flota de buques de guerra y un submarino.

Por lo general, las operaciones encubiertas de la CIA se mantienen ocultas al público; dependen del secreto y de una divulgación limitada. Aun así, algunas se han hecho públicas, como la redada de 2011 que mató a Osama bin Laden. La existencia de un hallazgo presidencial rara vez se hace pública, y quienes reciben información no pueden revelar información clasificada.

Para justificar esta mayor participación, el gobierno ha argumentado que las organizaciones de cárteles son “grupos armados no estatales” involucrados en ataques contra Estados Unidos. De hecho, el gobierno ha afirmado que ahora se considera en “conflicto armado” con algunos traficantes, estableciendo comparaciones con los marcos antiterroristas.

Sin embargo, evaluaciones internas de inteligencia estadounidense han cuestionado previamente algunas de las afirmaciones públicas del gobierno. Por ejemplo, según informes, las agencias de espionaje estadounidenses se negaron a concluir que el gobierno de Maduro dirigía el Tren de Aragua. La administración, a su vez, ha solicitado revisiones o reinterpretaciones de estas evaluaciones.

¿Está EE.UU. provocando una guerra con Venezuela bajo el pretexto de operaciones antidrogas?

Encrucijada legal, política y estratégica

En conjunto, los ataques marítimos y la autorización encubierta colocan a Estados Unidos en una delicada encrucijada legal y estratégica. Si se utilizan fuerzas terrestres en territorio venezolano, ¿qué protecciones están disponibles para los civiles y qué grado de supervisión tendrá el Congreso?

Algunos miembros del Congreso ya creen que ciertos aspectos de la campaña podrían violar el derecho internacional o constitucional. Ya sea en ataques letales contra buques en aguas internacionales u operaciones encubiertas en el extranjero, el marco legal de la administración está siendo analizado minuciosamente.

Los republicanos, incluidos aquellos que generalmente apoyan a la administración, han expresado su preocupación por la falta de transparencia. Los críticos demócratas advierten contra el poder ejecutivo sin control.

El resultado no solo afecta la supervisión y la transparencia, sino también el futuro de la política estadounidense hacia Venezuela. La administración Trump y algunos aliados consideran el cambio de régimen como el objetivo principal, apoyado por esfuerzos militares, de inteligencia y diplomáticos.

Lo que está en juego incluye la seguridad nacional de Estados Unidos, la estabilidad regional y el posicionamiento geopolítico. Es casi seguro que las organizaciones de derechos humanos y los gobiernos extranjeros expresarán su preocupación si las operaciones traspasan las rutas marítimas o si se evidencian daños a civiles.

Actualmente, los líderes del Congreso siguen insatisfechos. Muchos creen que deberían publicarse videos sin editar de los impactos de los barcos, información detallada de inteligencia y memorandos legales completos, al menos de forma clasificada, para que los representantes del pueblo puedan evaluar adecuadamente las acciones de la administración.

Hasta entonces, la presión del Capitolio aumenta, y las preguntas sobre estas operaciones mortales seguirán exigiendo respuestas.

Este informe se basa en información de NBC News y The New York Times.