“Aquí hay miles de pesos”

En Cuba, y cualquiera lo puede confirmar porque no es un descubrimiento, usted tira algo a la basura o lo coloca al lado del contenedor, y a los pocos minutos alguien carga con eso. Hasta lo más inimaginable. Por esas casi inexplicables razones, luego de desprenderse de lo considerado como inútil, al día siguiente se precisa de ello.

Ocurre entonces que brota desde lo más profundo del alma, esa sentencia tan popular de que “¡Coño, si es que hasta el otro día lo tenía en ese rincón!” ¿A quién no le ha sucedido?

Recientemente, botaron al eterno basurero de 3ra A y calle 4, en la barriada de Miramar, un sofá aparentemente sano. Aquello me llamó tanto la atención que a modo de broma de doble sentido lo subí a Facebook con el sugerente título de “No botar el sofá en este 2024”.

Pues les cuento que hoy, a primera hora de la mañana, ya estaba un hombre en plena faena de desmonte de sus piezas. Confesó ser herrero. Como hábil médico legal, en peculiar autopsia indicó cada parte que recuperaba y su valor actual en el mercado privado.

Así fue cómo conocí cuánto valen esos angulares en perfecto estado, sus muelles y otros componentes que, según él, fueron fabricados hace 60 años para permanecer como salidos de fábrica.

“Aquí hay miles de pesos”, aseguró para al instante ratificar eso de “miles de pesos”. Muy convincente el hombre de unos 50 años. Al alejarme de aquel improvisado quirófano pestilente e inundado de moscas en loco festín, con disimulo abrí mi billetera para contemplar cinco billetes de 100 pesos que tal cantidad, también conocido, no es dinero en estos tiempos de galopante inflación y búsqueda de soluciones.

Es que hasta estoy pensando en cambiar de profesión…

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