El Garabato: Proyecto para la vida, inclusión y felicidad en Guanabacoa

El Garabato no es un huerto cualquiera: es un taller vivo donde se entretejen la agricultura urbana, la educación ambiental, la inclusión social y el desarrollo cultural. Su misión principal es brindar apoyo y capacitación a adolescentes y jóvenes con discapacidades intelectuales, sensoriales y físicas, que no tienen acceso al Sistema Nacional de Educación ni a la enseñanza artística institucional.

Guanabacoa es un municipio habanero con una historia que se remonta al siglo XVI. Su toponimia, de génesis aborigen, significa “tierra de aguas”. A lo largo de los tiempos ha conservado un carácter cultural estrechamente ligado a su entorno natural y social.

En un patio, cedido en carácter de usufructo gratuito por la Comunidad Religiosa de la Orden de los Escolapios de Guanabacoa, ha nacido el huerto El Garabato cual símbolo de una sólida alianza entre las instituciones y actores sociales, lo cual demuestra cómo desde la colaboración se construyen proyectos de resiliencia y esperanza colectiva.

El huerto debe su nombre a un instrumento de trabajo tradicional llamado garabato, que se utiliza para cavar y remover la tierra. Este objeto es una herramienta sencilla pero fundamental en labores agrícolas y de construcción, especialmente en comunidades rurales.

Espacio de vida y creatividad en Guanabacoa

El Garabato no es un huerto cualquiera. Este espacio ha sido diseñado como un taller vivo donde se entretejen la agricultura urbana, la educación ambiental, la inclusión social y el desarrollo cultural.

Su misión principal es brindar apoyo y capacitación a adolescentes y jóvenes con discapacidades intelectuales, sensoriales y físicas, que no tienen acceso al Sistema Nacional de Educación ni a la enseñanza artística institucional.

En El Garabato, la tierra se cultiva con técnicas agrícolas tradicionales, pero también con un profundo respeto hacia los ciclos naturales y la protección del suelo, promoviendo valores esenciales para el desarrollo sostenible.

Los talleres y círculos de interés científico-técnico que se imparten allí incluyen temas sobre agrobiodiversidad, zootecnia, veterinaria, reciclaje, así como el cultivo de plantas medicinales, aromáticas y ornamentales. La experiencia permite a los participantes desarrollar habilidades sociales y emocionales fundamentales, que fortalecen su autoestima e integración a la comunidad.

Al entrar al aula ecológica del huerto, llaman la atención los asientos construidos a partir de neumáticos reciclados, cortados a la mitad y pintados en tonos vivos, que no solo embellecen el lugar, sino que anuncian la filosofía ecológica, creativa y responsable con el medio ambiente que permea todo el proyecto.

Estos asientos son usados por los niños y adolescentes que forman parte de los talleres y por los visitantes que acuden para recibir conferencias o participar en actividades agrícolas con un enfoque educativo más que productivo.

Además, los neumáticos se han reutilizado como semilleros, decorados con estrellas, flores y aves. Luego de haber sido rellenados con escombros, y cubiertos con una pequeña capa de cemento, se han empleado en la construcción de las aceras que forman parte del escenario del huerto.

Origen y creadores del proyecto sociocultural Granjita Feliz

El Garabato nació como parte del proyecto sociocultural Granjita Feliz, una iniciativa comunitaria creada en 2011 por el matrimonio que conforman el ingeniero agrónomo Luis Darío Martos González, Licenciado en Derecho, y la veterinaria Elizabeth Frómeta Mejías, Licenciada en Estudios Socioculturales.

Este proyecto, con más de una década de existencia, aborda tres dimensiones fundamentales del desarrollo local sostenible: agrícola, cultural y ambiental.

El amor por la naturaleza, el cuidado de los animales y la pasión por el trabajo comunitario motivaron a Luis Darío y Elizabeth a combinar sus conocimientos en ciencias sociales, agroecología, derecho ambiental y arte para concebir un espacio donde la producción, la cultura y la inclusión social conviven y se potencian.

Iniciaron sus labores con un pequeño emprendimiento de cunicultura y cultivo, en un reducido espacio, ubicado en el patio de su casa, con jaulas colgantes y producción sostenible.

Poco a poco, su visión trascendió lo personal y se convirtió en un proyecto que ha ido ganando reconocimiento nacional por su contribución al bienestar social, la educación ambiental y la inclusión de personas con discapacidades y necesidades especiales.

La primera acción pública de Granjita Feliz fue un Guateque comunitario, en octubre de 2013, evento que reafirmó el compromiso del proyecto con la comunidad e impulsó su expansión más allá de Guanabacoa, al llegar a otros municipios de La Habana.

La Brigada Artística Granjita Feliz

La vida en El Garabato no se limita a las labores agrícolas. Un componente vital es la integración del arte y la cultura como vías para el crecimiento integral. Las actividades permiten cumplir con un enfoque integral que vincula la agroecología, la cultura, la salud mental y estilos de vida saludables, contribuyendo a la adaptación al impacto del cambio climático y fortaleciendo el desarrollo sostenible.

Así vio la luz la Brigada Artística Sueños Conquistados, que promueve prácticas culturales para fortalecer el sentido de pertenencia y la identidad colectiva. Los integrantes de esta brigada bailan, cantan, actúan e incursionan en la literatura y las artes visuales.

También se presentan en escenarios de la localidad como la sala teatro de la Casa de Cultura Rita Montaner y en la Cooperativa No Agropecuaria Estilo (Salón de Belleza), donde se exhiben las piezas de artes visuales del taller Galería de Los Felices, y es el salón de ensayo para las actividades artísticas de la brigada.

Por ese motivo, recibieron el Sello 45 Aniversario del Sistema Nacional de Casas de Cultura, que otorgan el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Ministerio de Cultura de Cuba.

Agricultura familiar urbana como camino hacia el bienestar integral

Múltiples otros lauros ha recibido este Proyecto de Desarrollo Local (PDL). En el mes de enero obtuvo el Reconocimiento a la Innovación para el Desarrollo Sostenible, en la Categoría de Innovación Local, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, con el auspicio de su Centro de Estudios de Desarrollo Local.

Recientemente, el Grupo Nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar del Ministerio de la Agricultura, en La Habana, le ratificó la condición de la Tercera Corona de la Excelencia a Granjita Feliz.

De igual manera, el PDL ha sido reconocido por la organización del Concurso Nacional Dr. Adolfo Rodríguez Nodals in Memoriam donde se promociona la Agricultura familiar urbana, en pequeños espacios, como contribución a la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional en Cuba.

Los talleres, encuentros culturales y científicos, la asesoría a otros pequeños agricultores y el compromiso conjunto de sus fundadores con sus vecinos reflejan cómo la agricultura urbana puede contribuir a la construcción de comunidades más equitativas, resilientes y felices.

La felicidad que brota del trabajo comunitario en este huerto es intangible, pero palpable en quienes lo habitan y visitan. Así, la agricultura es entendida como un acto de amor y una praxis educativa que promueve la inclusión, el respeto a la diversidad y la protección del medio ambiente.

Maya Quiroga, periodista, locutora, comunicadora audiovisual y realizadora.