La política hacia Cuba en la plataforma del Partido Demócrata para 2024

En julio, el Comité Nacional Demócrata publicó su plataforma partidaria para 2024, que fue aprobada por abrumadora mayoría en la Convención Nacional Demócrata celebrada en Chicago en agosto de este año. El documento, una amplia descripción general de la visión, los logros y los desafíos de la política interior y exterior del presidente Biden en los últimos cuatro años, hace algunas menciones notables a Cuba. En la página 85, la plataforma afirma que el presidente Biden ha “seguido sentando las bases para el progreso de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba de una manera que beneficia a los estadounidenses, reanudando los vuelos entre las dos naciones, reuniendo a las familias separadas y restableciendo el compromiso diplomático en cuestiones discretas como la migración”.

En referencia a las limitadas medidas políticas anunciadas por la administración en mayo de 2022, el documento señala correctamente que el presidente Biden ha revertido la prohibición de su predecesor de todos los vuelos a Cuba fuera de La Habana, ha reanudado todos los trámites de visas de inmigrantes (y algunas de no inmigrantes) para ciudadanos cubanos en la Embajada de Estados Unidos en La Habana y ha mantenido diálogos bilaterales con las autoridades cubanas sobre importantes cuestiones de seguridad nacional como la aplicación de la ley, la lucha contra el terrorismo y la migración.

Si bien es una buena señal que el Partido Demócrata diga que tiene la intención de seguir trabajando para “progresar en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba”, es difícil resumir la política de la administración Biden hacia Cuba hasta la fecha como tal mientras 1) siga designando sin fundamento a Cuba como un estado patrocinador del terrorismo; 2) deje intacta la mayor parte de las sanciones de “máxima presión” de Trump contra la isla; 3) aplique fielmente acciones punitivas contra los proveedores y prestadores de servicios extranjeros de Cuba; y 4) no haga ningún esfuerzo significativo para trabajar con el Congreso hacia el levantamiento del contraproducente y dañino embargo estadounidense.

Si el Partido Demócrata estuviera realmente comprometido a apoyar las aspiraciones del pueblo cubano, promover los derechos humanos y la democracia en la isla y empoderar al sector privado independiente de Cuba -todo ello beneficiando a los ciudadanos estadounidenses-, entonces podría recomendar que una administración entrante de Harris-Walz siga una política de compromiso que, por ejemplo, autorice los viajes individuales de persona a persona a Cuba; desactiva el Título III de la Ley Helms-Burton para estimular la inversión en el sector privado de Cuba; busca negociaciones bilaterales con las autoridades cubanas sobre los espinosos temas de los derechos humanos y las reclamaciones de propiedad; y levanta la infundada designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo para aliviar una crisis humanitaria que se está gestando a sólo 90 millas de las costas de Estados Unidos con implicaciones potencialmente desastrosas para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Asimismo, la plataforma del partido para 2024 hace referencia a dos programas de inmigración que impactan y benefician directamente a los ciudadanos cubanos: el proceso de libertad condicional humanitaria para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos (CHNV) y el nuevo proceso de libertad condicional para reunificación familiar. Si bien el enfoque de la administración en promover vías legales para la migración es bienvenido y ha reducido los encuentros con migrantes irregulares en la frontera sur de Estados Unidos, falta una aplicación de la exitosa estrategia de “causas fundamentales” de la administración en América Central (también resaltada en la plataforma) al caso de Cuba, que se tambalea por las implacables sanciones estadounidenses fortalecidas por la administración Trump.

Si bien los efectos combinados de Covid-19, la disminución de los ingresos del turismo y las reformas internas insuficientes pueden explicar parcialmente la histórica ola migratoria de Cuba a Estados Unidos en los últimos tres años, es incontrovertible el impacto que han tenido las sanciones económicas de base amplia en la devastación de la economía cubana y la precipitación de la emigración entre los jóvenes profesionales de Cuba. Así como la administración ha trabajado con socios del sector privado para invertir casi 5.000 millones de dólares en inversiones y creación de empleos en Centroamérica, los demócratas pueden frenar la creciente migración de Cuba a Estados Unidos y ayudar a los cubanos a encontrar esperanza en casa fomentando la cooperación bilateral en materia de seguridad alimentaria, climática y energética; levantando las onerosas restricciones a la exportación de medicamentos y equipos médicos a la isla; autorizando los flujos de capital privado a los empresarios cubanos; y permitiendo a los viajeros europeos visitar Cuba sin necesidad de solicitar luego una visa para entrar a Estados Unidos, entre otras medidas que podrían mejorar concretamente la situación económica en Cuba.

Tomado de ACERE: la Alianza para el Compromiso y el Respeto hacia Cuba.