Tierra beisbolera de Mobile en La Habana
El mundo patas arriba, guerra en Europa, miserias por doquier, desigualdades como nunca antes, broncas hasta entre cubanos por pensar diferente como esto de la Caravana Puentes de Amor en la ciudad de Miami, Joe Biden que sí, que Cuba al listado de los patrocinadores del terrorismo, y el alcalde de Mobile, Alabama, indicándole a un miembro de su equipo que trasladara los buenos augurios a todo el pueblo de Cuba.
Y en una esquina habanera, como reza la canción, un gesto de amor, paz, confraternidad entre pueblos con no pocos lazos comunes: tierra de un terreno de béisbol donde jugaron cubanos allá a mediados del siglo XIX forma parte de un peculiar sitial en el parque de la capital, E. Sabourin, en línea e I, Vedado.
Muy pequeño, pero en extremo simbólico, desde la vecina ciudad portuaria de Mobile, estado de Alabama, llegó Frank Grey Redditt, presidente de la Sociedad de Amistad Mobile-La Habana, ciudades ya hermanas, con una tarja o marcador bilingüe para rememorar un acontecimiento muy poco conocido en la isla y en particular en la afición beisbolística.
Una historia protagonizada por tres jóvenes cubanos que estudiaron en esa ciudad en 1862. Allí conocieron el béisbol y de vuelta a Cuba trajeron consigo un bate y una pelota, semilla más que suficiente para en ese mismo sitio de El Vedado, donde ahora radica el hospital ginecobstetra América Arias, se comenzase a jugar lo que hoy ya es patrimonio nacional, que para esas añejas fechas era el Habana Béisbol Club.
Elocuente y con excelentes salpicaduras de esos tiempos fueron las palabras del historiador Félix Julio Alfonso, así como sentidas las del presidente Frank Grey.
Breve y emocionante ceremonia a la que fue invitada la embajada estadounidense, que encontrándose a pocos metros del lugar, no hizo acto de presencia en un acto donde no hubo ni cinco segundos de política por ningún bando, sino de amistad y convivencia fraternal.
