¿Solicitó el gobierno cubano ayuda de EE.UU a causa del huracán Ian?
“Cuba hace inusual solicitud de ayuda de EE. UU. después de la devastación del huracán Ian,” rezaba el titular del Wall Street Journal” (WST) en su edición del 30 de septiembre de 2022. Fue el disparo de arrancada. De seguido, agencias de prensa y periódicos importantes abordaron la noticia.
Respondiendo a inquietudes de lectores y amigos, Progreso Semanal ha buscado opiniones entre dos expertos — uno en La Habana y el otro vive en Washington, DC — en el tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos.
Progreso Semanal (PS): A fin de Septiembre circuló la noticia de que Cuba solicitó ayuda a Estados Unidos para la recuperación de los daños producidos por el huracán Ian a su paso por el país. ¿Le parece cierto?
Jesús Arboleya (JA): Esa noticia infiere que Cuba llegó de rodillas pidiendo a Estados Unidos que la salvara y dudo mucho que cualquier acercamiento se haya producido de esta manera. De hecho, ninguno de los dos gobiernos confirmó esta noticia. Lo que ambos declararon es que se habían producido conversaciones respecto a los daños producidos por el huracán en ambos países, cosa que me parece lógica dadas las enormes afectaciones que produjo el evento meteorológico y la experiencia que ello comporta para la región. En ese contexto se puede haber hablado de asistencia humanitaria, lo cual no es una limosna, sino una obligación moral de los países, que Cuba ha brindado a muchos y ofrecido a los propios Estados Unidos en varias ocasiones.
Otro aspecto de la ayuda humanitaria es que ha sido uno de los recursos utilizados por ciertos sectores estadounidenses, algunos ubicados dentro de la administración Biden, para tender puentes de comunicación y promover cambios en la política norteamericana hacia la Isla. El huracán Ian puede haber sido una excusa en este sentido y el gobierno cubano ha declarado estar dispuesto a colaborar con este tipo de iniciativas.
Manolo R. Gomez (MRG): Que yo sepa, ninguno de los dos gobiernos ha confirmado la noticia, pero es posible que sea cierta, aunque más como parte de un incipiente diálogo entre ambos países que una petición de caridad de parte del gobierno cubano. Esto no debe sorprender: el tema de las relaciones Cuba-EEUU generalmente se han manejado en secreto, salvo raras excepciones. La administración Biden recientemente ha tomado, por primera vez en su mandato, ciertas medidas con respecto a Cuba, incluyendo un anuncio de aumentar el personal para trámites consulares—con esto descartando los supuestos “ataques” contra diplomáticos estadounidenses, un asunto ya prácticamente desmentido por el Departamento de Estado y las agencias de inteligencia estadounidenses. Biden también ha aumentado los viajes autorizados a la isla, y mayor facilidad en el envío de remesas, aunque esta última medida todavía está por realizarse. Casi todo esto se enfoca en las necesidades de la emigración cubana, no los impactos del huracán en la isla, aunque el problema de la emigración irregular es un importante asunto para los EEUU también. Sin duda existe algún indicio de conversaciones entre los dos países, pero probablemente mínimas. Ojala sean algo más que eso.
PS: El secretario de Estado, Antony Blinken, llevó a cabo una gira por Colombia, Chile y Perú, cree usted que se trató el tema de las relaciones con Cuba.
JA: La gira cumple diversos objetivos, entre ellos mostrarse complaciente con gobiernos considerados de izquierda en la región que han sido críticos a la política norteamericana hacia Cuba. De resultas, aunque el tema central no sea el de las relaciones con Cuba, es difícil que este asunto no salió a colación en uno u otro caso.
En Colombia, el tema central de las conversaciones es lo relacionado con el narcotráfico, donde el presidente Petro ha sido crítico de la política auspiciada por Estados Unidos y reclama reformas al enfoque militarista que ha primado en el tratamiento a este problema. También está sobre la mesa el tema de la paz y en este sentido Cuba tiene cierto protagonismo, debido a su condición de Estado garante. Petro ha destrabado las negociaciones y ha exigido a Estados Unidos que rectifique la inclusión de Cuba en la lista de países promotores del terrorismo, lo que ha calificado de una “injusticia”, promovida por el expresidente Iván Duque, la derecha cubanoamericana y el gobierno de Donald Trump. La respuesta de Blinken, aunque dicho con la prepotencia que caracteriza a los imperialistas, es que el asunto sería revisado.
La visita a Chile forma parte de la aproximación al gobierno de Gabriel Boric. Es un país donde Estados Unidos tiene importantes negocios y compite con China por el mercado doméstico, también se dice que discutirán temas migratorios, relacionados con la creciente presencia de haitianos en Chile. El discurso de Boric en la ONU debe haber sido muy bien recibido por el gobierno norteamericano y es probable que quieran utilizarlo como punta de lanza para una condena a Rusia en la OEA, donde la influencia estadounidense ha tenido hasta ahora escasos resultados. Boric ni siquiera condenó el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba en este discurso, pero antes había criticado la exclusión de la Isla de la Cumbre de las Américas y seguro votará a favor de la resolución de condena al bloqueo, como ha hecho hasta la derecha chilena. Quizás la presión de algunas fuerzas que forman parte de su gobierno, lo obligaron a mencionar el tema cubano en sus conversaciones con Blinken, pero en otra dirección está su brújula.
La visita a Perú tiene más que ver con la asistencia a la Asamblea de la OEA, ya que es difícil pensar en otro objetivo bilateral que no sea seguir asfixiando al gobierno de Pedro Castillo, quien no ha podido gobernar desde que fue electo. En la OEA, Estados Unidos debe enfrentar grandes problemas, como neutralizar la influencia de México y otros países que solicitan una reforma integral del organismo, el descrédito del secretario general, Luis Almagro, y la ausencia de consenso para condenar a Rusia, que en estos momentos constituye su principal prioridad. Es de esperar que el tema de Cuba estuvo presente en los discursos de algunas delegaciones, pero resulta difícil suponer que fue un tema central de la Asamblea. Entre otras cosas, porque Cuba ha manifestado que no tiene interés en retornar a ese organismo.
MRG: No hay duda de que las conversaciones de Blinken en Colombia, Chile y Perú tocaron el tema de Cuba. Ya el nuevo presidente de Colombia ha dicho inequívocamente que agradece la ayuda de Cuba en las conversaciones de paz con la guerrilla del ELN (Ejercito de Liberación Nacional), a pesar de que esta es supuestamente la razón para declarar a Cuba como un país patrocinador del terrorismo, una acusación que no solo Colombia, sino prácticamente todo el continente rechaza. Por otro lado, aunque Chile y Perú probablemente no expresarán simpatía con el sistema cubano, sin duda comunicaron su oposición al embargo/bloqueo estadounidense contra Cuba, lo que no quiere decir que Blinken estará milagrosamente de acuerdo.
PS: ¿Cómo pueden influir los cambios en América Latina en la política de Estados Unidos hacia Cuba?
JA: La situación de América Latina y el Caribe, aunque no es decisiva, siempre ha sido una variable de peso en la política de Estados Unidos hacia Cuba. En especial cuando, como ahora, se muestra un avance de los gobiernos progresistas de la región, que exigen el cese del bloqueo y la inclusión de Cuba en el concierto regional. De hecho, una situación similar tuvo bastante influencia en la decisión de Obama de negociar un acercamiento con Cuba. Está por verse hasta dónde el gobierno de Biden reaccionará a estas presiones, pero no hacerlo dejará a Estados Unidos prácticamente aislado en la región, sobre todo si Lula gana las elecciones en Brasil a finales de octubre. Lo que decida hacer, con seguridad tendrá que esperar el resultado de las elecciones parciales, en noviembre próximo en ese país.
MRG: La política hacia América Latina y el Caribe raramente ha sido un tema de mucha importancia para los EEUU, y no lo es actualmente. Y el asunto de Cuba ha dejado de tener el interés que recibía en el pasado. Aun así, es probable que durante estas visitas y en los próximos cónclaves del continente (p.e., OEA) el tema de Cuba se discuta algo más que recientemente, en vista del creciente número de países con dirección progresista y opuestos firmemente al embargo/bloqueo. Tristemente, es improbable, aunque no imposible, que la administración Biden responda a este nuevo clima con un cambio ni tan siquiera de tipo Obama, y mucho menos con un esfuerzo de eliminar el embargo/bloqueo, para lo que necesitaría mayorías en la Cámara y el Senado, algo prácticamente imposible después de las elecciones de noviembre.