La subida del precio de los combustibles: ¿fin del subsidio u otro desajuste cambiario?

Por Omar Everleny Pérez Villanueva / Tomado de La Joven Cuba 

Como resultado de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en diciembre de 2023, ya se han anunciado los nuevos precios del combustible en Cuba, a regir a partir de febrero de 2024. También se han anunciado las gasolineras que expenderán el combustible en divisas y qué tarjetas de pago se aceptarán para pagar en divisas.

Tomemos como base la gasolina especial, cuyo precio en pesos partía de un precio en divisas, de USD 1.20 el litro. Desde enero de 2021, con el «ordenamiento», ese valor se multiplicaba por un tipo de cambio oficial de venta de 25:1, dando un precio final de 30 pesos el litro.

A partir de febrero de 2024, se partirá de un precio en divisas de USD 1.30 el litro, con solo el 8.3% de incremento. Pero en lugar de multiplicarse por el tipo de cambio de 25 pesos, ahora se multiplica por el otro tipo de cambio oficial de 120 pesos por dólar, dando como resultado un precio de 156 pesos el litro.

Unos aducen que el tipo de cambio extraoficial está muy por encima de 120 pesos, y que, cambiando 1 USD a 270 pesos —como ronda el dólar en el mercado informal—, el litro de gasolina especial saldría a 0.58 USD, lo que todavía sigue siendo mucho más barato que en el mercado internacional. También podrán decir que USD 1.30 es un precio más bajo que en muchos mercados. Se podrá agregar que la gasolina no es un producto de primera necesidad —salvo para los transportistas—; o que quienes mantienen carros de por sí deben desembolsar elevadas sumas de dinero en divisa, para la compra de piezas de repuesto, pago de mecánicos, electricistas y hasta el aceite de los mantenimientos.

También se ha dicho que a los trabajadores les será imposible con sus ingresos salariales adquirir la gasolina que necesitan para moverse; que ellos no reciben USD de salario. Lo que le queda clara a muchas personas es que este tipo de medidas irremediablemente influirá en la inflación del país.

El «subsidio» al combustible

Debe aclararse un error de concepto que no se ha explicado correctamente. La gasolina no se ha estado vendiendo a precios subsidiados, como se ha mencionado por las autoridades.

Cuando se subsidia algo existe una diferencia negativa entre el precio real cobrado y el costo de adquisición, o producción, de ese bien o servicio, y esa diferencia debe asumirla —subsidiarla— alguien; en nuestro país, generalmente, el Presupuesto del Estado.

El costo de producción de la gasolina, calculando las materias primas importadas junto a otros insumos y pagos —como la fuerza de trabajo—, según el tipo de cambio oficial de USD/CUP 24:1, y vendiendo el producto final a USD 1.20 por el mismo tipo de cambio de 24:1, no implicaba pérdidas contables, y por ende, tampoco subsidios del Presupuesto del Estado para mantener ese precio final. Esto ocurría porque tanto en las compras como en las ventas se venía utilizando el mismo tipo de cambio oficial de 24:1, con una determinada ganancia contable en las transacciones.

Lo que sí implicaba era un negocio desastroso para la empresa del ramo, en términos de las monedas empleadas. Al adquirir los bienes en divisas, y después comercializar el producto final en moneda nacional, la empresa comercializadora no poder convertir esos pesos a divisas, porque no existe en el país el mecanismo de compraventa de divisas. Esto también implicaba una sangría de divisas para las arcas del Estado, por la misma razón de comprar algo en divisas, venderlo en moneda nacional y no existir un mercado libre para esa transacción de canje. El resultado: un desbalance creciente en divisas para el país, pues cada venta de combustible incrementa el activo en moneda nacional, con un aumento del pasivo en divisas —si el producto se importase a crédito—, o una disminución de las reservas de moneda fuerte.

Las consecuencias

Resulta además complicado manejar una economía con diferentes tipos de precios para el combustible, no solo que hay precios mayoristas y minoristas, sino que hay precios en dólares y en monedas nacional, pero el MLC no se considera dólares, según el esquema presentado. ¿Además, se toma esa decisión en el momento de la mayor escasez de combustibles en los servicentros del país? ¿No hubiera sido más apropiado, estabilizar la entrega de combustibles a los servicentros y después proceder al incremento de precios?

Quien puede garantizar que no se produzcan movimientos de adquisición de combustibles de una moneda a otro en un servicentro mixto. Es decir que si hipotéticamente no se acaba el combustible en moneda nacional, el que tenga un dólar va al mercado informal y lo cambia a la tasa del momento que seguirá siendo superior a la de 1 usd a 120 cup que se vende en las CADECAS y con ese dólar vendido a 270 pesos en el mercado informal adquiere más combustibles en moneda nacional. No se debe descartar tampoco la existencia de un mercado negro creciente ahora de combustibles. El tiempo dirá, si fue correcta esa decisión.

Todo incremento de precios a un insumo transversal a otras actividades económicas —como lo es el combustible— trae consigo un incremento de otros productos y servicios. Las tarifas de transporte estatal ya han sido anunciadas por las autoridades y se nota especialmente un elevado incremento en la transportación interprovincial tanto terrestre como en avión. Asimismo, los choferes privados también incrementarán sus precios, como ya viene sucediendo en la capital del país, aun antes de la entrada en vigor de los nuevos precios estatales.

No hay que ser especialista para saber que, si el transporte que contrata un negocio como una dulcería para mover la harina aumenta, esa dulcería compensara ese monto aumentando el precio de los dulces. Quienes se afectarán más serán los trabajadores asalariados, los jubilados, entre otras capas de la población que tienen ingresos fijos. Por tanto, puede afirmarse que habrá un mayor deterioro del poder adquisitivo de una población que ya enfrenta desde hace tiempo la creciente crisis inflacionaria.

El dilema del cambio

Estas medidas evidencian que se vuelve a estar en una situación similar a la que existía antes del «ordenamiento» monetario, cuando no hay una convertibilidad real de la moneda nacional, ni ya es posible calcular los costos reales de las transacciones económicas-financieras. O peor, pues al existir, no ya (dos tipos de cambio antes, el oficial de 1:1 y el de CADECA de 24:1), sino tres (dos oficiales estáticos de 24:1 y 120:1 y otro del mercado informal dinámico que ya sobrepasa los 270 pesos) continua caída de la cotización de la moneda nacional para los ciudadanos y el sector privado de la economía que se rige por el cambio informal.

Lo que no es muy entendible que, durante años, el país le haya estado casi «regalando» la gasolina al cuerpo diplomático extranjero, a turistas internacionales y a algunas sucursales de firmas extranjeras, con posibilidades de canjear efectivo en divisas a moneda nacional, al tipo de cambio extraoficial.

Resulta además preocupante que al anunciarse los medios de pago que ahora se emplearán, para la venta de combustible en divisas, se mencionan: las tarjetas internacionales VISA y MASTERCARD, la rusa MIR, y otras, que solo son utilizadas por viajeros internacionales; las que tienen que ver con ayudas familiares desde el exterior; las que se venderán en CADECA contra efectivo en divisas; y las de bancos cubanos en USD.

Por el momento, no se menciona que se admitirán las tarjetas habituales de bancos cubanos en MLC, solamente unas creadas recientemente con la modalidad de prepago y saldo intransferible. Tampoco se ha mencionado si las embajadas y sucursales extranjeras podrán adquirir combustible, contra sus saldos con «liquidez externa» en divisas, en bancos cubanos.

Si no se corrige este desliz, ¿significa acaso que el Gobierno no reconoce que para nutrir las cuentas en MLC, en su momento la población ingresó divisas en los bancos cubanos? ¿Desde cuándo se ha decretado que los saldos en MLC ya no son divisas? Las tarjetas en MLC sí sirven para comprar determinados productos en tiendas de CIMEX, TRD, PALCO, Caracol, que comercializan en MLC, y para la gasolina no sirven esas tarjetas; ¿por qué, si en ambos casos el país debe erogar divisas para importar desde el exterior lo que posteriormente comercializará?

El estado no ha sido preciso en el tema de las MLC, pero es que las MLC fueron dólares o euros, antes de llegar al banco. ¿Se dispone de esas divisas que deben respaldar los MLC existente en tarjetas? Las autoridades esgrimieron que eran para adquirir compras en el exterior, como pudiera ser la gasolina ahora.

Se ha comentado que las cuentas en divisas de embajadas y entidades extranjeras, desde 2021 no sirven para hacer pagos al exterior o se autorizan pocas transacciones. ¿Pero tampoco servirán ya ni para compras internas en divisas, que vienen siendo como exportaciones en frontera?

En su intervención en la Asamblea Nacional, el primer ministro Marrero, mencionaba la necesidad de «redimensionar el mercado cambiario», o de «incentivar» la captación de flujos de remesas, o de «implementar el nuevo mecanismo para la asignación y gestión de la liquidez para todos los actores económicos (CL)».

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No hace falta inventar más la bicicleta, o el agua tibia. Todos los mecanismos diseñados hasta ahora no han sido exitosos, y no porque han estado mal diseñados, o mal implementados, sino porque los han hecho fracasar, al tomarse por el país los saldos de las empresas y de los otros cuentacorrentistas de los bancos, sean empresas nacionales, personas, o entidades extranjeras.

Podrán inventar otro nuevo mecanismo, perfecto en su diseño, pero si lo vacían de su contenido, no durará mucho tiempo su efectividad. Y eso atenta, no solo contra el prestigio de las instituciones, sino también contra la intención de captar mayor cantidad de flujos externos.

Si a 3 años de la tarea «ordenamiento», ya no se reconoce a plenitud el valor de los saldos en cuentas en MLC, para con ellos poder adquirir combustible en divisas, ¿quién creerá en los avisos de «nuevos mecanismos» para la asignación de liquidez externa, o en la redimensión del mercado cambiario?

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