American curios

El presidente chileno, Gabriel Boric (parte inferior a la izquierda), participó ayer en la marcha en Santiago por el 50 aniversario del golpe al presidente Salvador Allende, cuya estatua se alcanza a ver al fondo. El gobierno de EU, por conducto del entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, ayudó a derrocar al mandatario socialista por considerar que el pueblo que lo eligió democráticamente fue “irresponsable”. Ap

David Brooks

El gobierno estadunidense intervino en Chile para ayudar a derrocar con un golpe militar a un presidente democráticamente electo por, según palabras de Kissinger, “la irresponsabilidad de su pueblo”. No fue la primera vez, ni sería la última en que Washington intervendría en otros países para buscar cambiar un régimen, usando todo tipo de justificaciones –la Doctrina Monroe, la guerra fría, la “guerra contra las drogas” y desde el 11-S estadunidense, “la guerra contra el terror”. Pero la violación del derecho de la autodeterminación y soberanía de otros países por Washington ha sido esencialmente porque de alguna manera se atrevieron a ofrecer un ejemplo progresista no aprobado por Washington. En Chile, hace 50 años este lunes, Kissinger y sus cómplices hicieron todo para evitar el éxito de un proyecto de justicia social y económica que se identificaba como socialista.

Van más de 500 intervenciones militares estadunidenses internacionales desde la fundación de Estados Unidos en 1776, con más de la mitad ocurridas entre 1950 y 2017, y un tercio del total después de 1999, reporta el Proyecto de Intervención Militar en la Universidad Tufts (https://sites.tufts.edu/css/mip-research/#_edn4] y también hay una extensa lista del uso de fuerza militar estadunidense entre 1798 a 2023 [https://crsreports.congress.gov/product/ pdf/R/R42738/41). Es difícil calcular el número de veces en que Washington ha intervenido, tanto militarmente como de otras maneras, directas e indirectas, en América Latina con el objetivo de lograr un “cambio de régimen”, pero un análisis identificó por lo menos 41 casos entre 1898 y 1994, o uno cada 28 meses durante un siglo, según el historiador John Coatsworth, entonces de la Universidad Harvard (https://revista.drclas.harvard.edu/united-states-interventions/).

Los ejemplos, sobre todo en América Latina, muestran de manera abrumadora que estas intervenciones de todo tipo han sido contra regímenes progresistas y ayudaron a instalar regímenes derechistas, no pocos de ellos entre los más brutales en el mundo, incluido lo que hoy se conmemora en Chile (pero no, por lo menos de manera oficial, en Estados Unidos).

Con el gobierno de Salvador Allende, “Kissinger dijo estar preocupado de que el éxito de la socialdemocracia en Chile sería contagioso… Estaba preocupado por que un desarrollo económico exitoso, una economía que produce beneficios para la población general y no sólo ganancias para las empresas privadas tendría un efecto contagioso. En estos comentarios, Kissinger reveló la historia básica de la política exterior de Estados Unidos durante décadas”, comentó Noam Chomsky en 1994. “En todas partes, lo mismo en Vietnam, Cuba, Guatemala, Grecia, Nicaragua; era la misma preocupación: la amenaza de un buen ejemplo”.

Ese “buen ejemplo” que no le pide permiso y desafía a Washington explica, en los términos más esenciales, las políticas estadunidenses aplicadas durante más de medio siglo a Cuba –castigada por atreverse a realizar una revolución y por lo tanto “amenaza” desde entonces, no por su poderío sino por su potencial ejemplo– y Venezuela desde el gobierno democráticamente electo de Hugo Chávez.

Este lunes, en el circuito oficial de Washington –con algunas pero muy pocas excepciones– no se hablará del 50 aniversario del 11-S chileno, sino sólo del aniversario 22 del 11-S estadunidense, al conmemorar a los 3 mil muertos y jurar que nunca se repetirá. Pero no se hará tal promesa a otros países.

Tampoco se mencionará que el 11-S estadunidense está directamente relacionado con la política intervencionista estadunidense, lo que algunos califican de un “rebote”. Al Qaeda surge de las fuerzas derechistas financiadas y capacitadas por la CIA en Afganistán, cuyos lideres habían sido invitados a la Casa Blanca, donde fueron calificados de “luchadores por la libertad” ( freedom fighters) por el entonces presidente Ronald Reagan. Hoy ambos onces de septiembre se encuentran otra vez aquí, con las mismas preguntas de siempre, esperando respuestas sobre que significa eso de “nunca más”.

Tomado de La Jornada.

https://www.jornada.com.mx/notas/2023/09/11/mundo/american-curios-los-onces-de-septiembre/