160 abogados presionan a Biden para que retire a Cuba de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo

Un grupo de 160 abogados, en su mayoría estadounidenses, instó recientemente al presidente Joe Biden a eliminar a Cuba de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, una designación que carece mérito y está políticamente motivada, como reconocen tanto críticos como defensores de la política.

Señalando que numerosos ex jefes de estado de América Latina y el Caribe, así como “cientos de organizaciones de la sociedad civil y miles de ciudadanos” han pedido a la administración de Biden que retire a Cuba de la lista, los abogados exhortaron al presidente a “iniciar inmediatamente un proceso de revisión y notificación para borrar a Cuba de la lista”.

“No hay justificación legal o moral para que Cuba permanezca en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo”, argumentaron los abogados en una carta de la Alianza para la Conciliación y el Respeto hacia Cuba. “Dado el tremendo efecto económico, social, humanitario y comercial que la colocación en la lista ha tenido para el pueblo cubano, mantener la designación solo con pretextos sigue siendo una mancha en la política exterior de los Estados Unidos”.

En 2015, el entonces presidente Barack Obama retiró a Cuba la lista durante un acercamiento alentador, pero efímero, entre los dos países. Este terminó abruptamente cuando el expresidente Donald Trump asumió el cargo en 2017. La carta de los abogados refuta punto por punto las razones citadas en ese entonces cuando, en enero de 2021, el secretario de Estado Mike Pompeo, de la administración saliente de Trump, volvió a incluir a Cuba como estado patrocinador del terrorismo.

Las razones incluyen la negativa de Cuba a extraditar a miembros del Ejército de Liberación Nacional, un grupo rebelde izquierdista de Colombia, que viajó a La Habana para negociaciones de paz con el gobierno colombiano. Tal extradición, señalaron los abogados, habría violado la obligación de Cuba de garantizar la seguridad y el bienestar de todos los participantes en las conversaciones de paz.

Pompeo también citó el hecho de que Cuba alberga fugitivos estadounidenses buscados por actos de violencia política cometidos hace casi medio siglo, a pesar de que ningún otro país ha sido incluido en la lista por tal razón. Aparte de que todos los terroristas cubanos exiliados en Estados Unidos gozan no solo de ciudadanía, sino a veces incluso de estatus heroico, los abogados señalan que “el derecho internacional prohíbe claramente la extradición por actos de violencia política”.

Como dice la carta:

En la medida en que el tratado de extradición de 1904 entre Cuba y Estados Unidos permanece vigente y continúa siendo honrado por ambas partes, contiene una exención estándar de delito político. Esta excepción se basa en un concepto favorito de Estados Unidos: “los individuos tienen derecho a recurrir al activismo político para fomentar el cambio político”. De hecho, este es precisamente el tipo de “activismo” al que Estados Unidos asigna millones de dólares cada año para cambiar de régimen en Cuba.

“Consideraciones políticas y electorales son lo que parecen haber mantenido a Cuba en la LEPT, en lugar de los requisitos legales para estar allí”, sostiene la carta de los abogados. Estos citan a un ex experto en Cuba de la administración de Clinton que admitió que “francamente, no conozco a nadie dentro o fuera del gobierno que crea en privado que Cuba pertenece en la lista de terroristas”.

“Las personas que lo defienden saben que es un cálculo político”, agregó el experto. “Mantiene feliz a cierta parte del público votante en la Florida, y no cuesta nada”.

Gran parte de esa “cierta parte del público votante en la Florida” consiste en cubanoamericanos, quienes, especialmente entre las generaciones mayores, apoyan vehementemente el aislamiento de Cuba mientras siga siendo socialista.

A principios de este mes, una representante Republicana de la Florida, María Elvira Salazar—hija de exiliados cubanos que cree que incluso el tipo de socialismo democrático que se encuentra en muchas de las naciones más libres y desarrolladas del mundo trae “miseria, opresión y exilio”— introdujo un proyecto de Ley llamado FORCE por sus siglas. La legislación propuesta prohibiría a Biden borrar a Cuba de la lista “hasta que el régimen otorgue protecciones básicas de derechos humanos”.

Cuba fue colocada por primera vez en la lista en 1982 por la administración de Reagan. Para entonces, la nación isleña y su gobierno socialista habían soportado una campaña de décadas de terrorismo por exiliados respaldados por Estados Unidos, intentos de subversión, intentos fallidos de asesinatos, guerra económica y operaciones encubiertas grandes y pequeñas en una política infructuosa de derrocar al líder Fidel Castro. Cuba alega que el terrorismo respaldado por Estados Unidos ha matado o herido a más de 5.000 cubanos y le ha costado a su economía miles de millones de dólares.

No hay una historia comparable, o ninguna, de terrorismo cubano contra Estados Unidos.

En marcado contraste, pocos días antes de que se agregara a Cuba, la administración de Reagan quitó a Irak, entonces gobernado por el dictador Saddam Hussein, de la lista. Esto fue para que Estados Unidos pudiera suministrar a las fuerzas de Hussein armamento utilizado para matar tanto a iraníes como a los propios kurdos y chiítas de Irak. Los altos funcionarios de las administraciones de Reagan y George W. Bush sabían que las fuerzas iraquíes estaban usando armas químicas, algunos de cuyos componentes provenían de Estados Unidos y sus aliados, contra iraníes y contra kurdos iraquíes en la campaña genocida de Anfal, pero le dieron cobertura diplomática a Hussein hasta que ordenó una invasión de Kuwait en agosto de 1990.

Más de 100 grupos progresistas y más de 10.000 personas han firmado peticiones y cartas abiertas instando a Biden a levantar la designación respecto de Cuba.

En octubre pasado, también el presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, le pidió al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que pusiera fin a la “injusticia” de que Cuba figurara como patrocinadora del terrorismo.

Traducción de Amaury Cruz. Tomado de Common Dreams.